El tesoro al final del mundo

Capítulo 81

Ye Joon asomó la cabeza por la puerta entreabierta con los hombros tensos, suspiró y nos hizo señas para que lo sigamos. La cocina del palacio estaba vacía y oscura. Todavía el sol no había comenzado asomarse y por los grillos supuse que aún faltaban varías horas para que las tareas del día a día comiencen.

Nos detuvimos en el pasillo que conducía a las habitaciones por si alguien aparecía y aguardamos en silencio. Se oían ronquidos, suspiros, balbuceos, pero no pasos. Hacía frío, las luces estaban apagadas y las puertas cerradas. Eso era bueno.

—Vamos —susurró Ye Joon con apremió—, por aquí.

—¿Cómo sabes qué no nos encontraran aquí? —gruñó el marino sujetando al bardo y caminando con torpeza porque el espacio para avanzar era pequeño. Ye Joon lo chito para que baje la voz y caminamos hacia el final del pasillo.

Giramos hacia la izquierda y nos detuvimos. Había dos puertas, una de frente y una a la derecha. Ye Joon abrió la de la derecha sujetándose el brazo herido y nos hizo pasar a un almacén con estantes, latas, bolsas de alimentos, y una cama cubierta con mantas y almohadones.

—El señor Raven me dijo que podría quedarme aquí —respondió cuando estuvimos dentro. Cerró la puerta, suspiró con una mueca y se enderezó con la mirada brillante—. No le importará que se queden una noche. Si, marino, tú también…

El lugar era tan grande cómo una habitación de la realeza, solo que no había enormes ventanales y los techos eran más bajos. Raven había ordenado que los depósitos que no se usaban también funcionaran como habitaciones para el personal que lo requiera, lo que le vino bien a los que trabajaban por la noche. Mandó a quitar algunos estantes, colocó camas, cómodas y armarios junto con algunas luces para volverlos funcional y luego ordenó llevar todas las bebidas con alcohol a su habitación.

El marino arrastró al bardo hacia la cama en la habitación y lo lanzó encima sin cuidado.

—Nadie pidió tu compasión —gruñó tomando aire.

—No es compasión —bufó Ye Joon tomando una tela limpia de la cómoda y tendiéndosela—, es camaradería.

El marino lo miró asombrado, luego a la tela y por último a mí.

—No pienses que ahora somos amigos, aún odio a los piratas.

Rodé los ojos.

—Tampoco te aprecio, marino, pero no tienes dónde ir esta noche y con esa herida…—señalé su brazo cortado. Se cubrió avergonzado y tomó la tela que Ye Joon le tendía—. Da igual, vete si quieres. Cuando el bardo despierte oiré lo que tiene para decir estés aquí o no.

—Ya dijo suficiente —gruñó rodeando el brazo con la tela—, eres una catástrofe a punto de estallar…

—Lo que digas, adiós. —Caminé hacia la puerta y me detuve antes de salir. No confiaba en él, no estando bajo el mismo techo. Lo mejor sería mantenerlo ocupado y vigilado. Me volteé sonriendo con inocencia—. Layla está en el segundo piso, digo, por si quieres ir a que te cure. Primera puerta a la izquierda…

Los ojos del marino se abrieron con asombro y sus mejillas se tornaron rojas cuando apartó la mirada. Lo vi tensarse, contener la respiración, y sonreí aún más.

—¿En serio? Amigo gracias —dijo Ye Joon con una sonrisa y el marino le bufó algo que no lo logré oír.

Me volteé con el pecho apretado, pensando en el día siguiente, en la promesa a Jet, en lo mal que me sentía, y salí de la habitación temblando.

. . .

Tomé una respiración profunda y golpeé la puerta dos veces. No quería hacerlo, el cuerpo me temblaba por la culpa, por lo que tendría hacer, por lo que el bardo pudiera decirme, pero sabía que tenía que hablar con él. Tragué saliva y volví a golpear.

Oí un suspiro y dudé. Quizás estaba durmiendo, quizás… No, eran pasos. Un frío extraño me recorrió el brazo recordando que George estaba en el calabozo, pero su madre no. Abrí la puerta preparado para lo que fuera y me detuve al ver todo en su lugar, desordenado, cubierto de libros y papeles, pero en completa normalidad.

Di un paso dentro y busqué la figura en la cama. No estaba. Habían corrido las mantas hacia un lado.

—¿Tajo? —pregunté cerrando la puerta—, ¿Estás aquí? Quiero hablar contigo…

—¿Baker? —preguntó alguien y volteé la cabeza hacia el escritorio. Tajo estaba sentado con la cabeza inclinada hacia su diario y la pluma, esa condenada pluma, entre los dedos. Parpadeó—. ¿Qué sucedió? ¿Eso es sangre? ¿Estás herido?

—¿Qué? —Bajé la mirada hacia mi ropa sucia y ensangrentada. Sacudí la cabeza—. Oh, no es mía, tranquilo.

—Ven aquí —dijo levantándose para señalar la silla donde estaba sentado—. Te revisaré.

—No es nada, ¿ves? —dije y me acerque para enseñarle mis manos limpias y mi cuello, que era donde más sangre tenía, sano. Él me examinó con los ojos entrecerrados, acercándose hasta que su cuerpo rozó el mío y apoyó los dedos sobre mi piel con suavidad, apretando, raspando, acariciando…

Contuve la respiración.

—¿Qué sucedió? —susurró tan de cerca que no pude controlar mi voz y las piernas me temblaron. Su mirada brillaba, sus labios también. Quería tocarlo.

Tragué saliva.

—Salí a beber con Ye Joon y…

La mirada de Tajo se oscureció.

—¿Y por qué viniste aquí si te estabas divirtiendo tanto con su amigo?

—Porque tengo algo que decir…

—Si vienes a hablar de lo que Jet te dijo puedes ahorrarlo, ya sé…

—No, no se trata de él —solté y por un momento, mientras me observaba, sentí la necesidad de detener el tiempo, de quedarme allí, con él. Esconderme del mundo, de mi destino, de la mujer y la promesa. Sentía desesperación por lo que podría venir, y al hablar algo de todo aquello se coló en mi voz—, se trata de nosotros. De tí…

—¿De mí? —soltó con un brillo extraño. Se acercó hasta que sus manos rozaron mi pecho—. Dijiste nosotros, ¿Qué debes decirme sobre nosotros, eh?

—Tajo, yo no puedo…

—Cierra la boca —gruñó apoyando su cuerpo contra mí. Las piernas me temblaban y el corazón… demonios, estaba muy cerca de mi corazón, podía sentirlo latir acelerado. Retrocedí hasta que choqué contra el escritorio y lo busqué encima, a pocos centímetros de mis dedos, lanzando calor como si fuese a estallar en llamas, y junto a él un vaso con algo blanco, transparente, y una botella de ron vacia.



#1255 en Otros
#67 en Aventura
#938 en Fantasía

En el texto hay: boylove, friends to lovers, enemis to lovers

Editado: 06.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.