El tesoro de un Duende

El viejo duende exiliado

Capítulo 13

Narrador: Jarom Bradley

Las heridas causadas por las garras de los duendes tardaron tres días para sanarse completamente y durante esos días Rachel estuvo pendiente de mi estado; hacía tanto tiempo que nadie mostraba preocupación por lo que me pasaba. Ella se parece a su padre, sin embargo, es un poco cobarde, le tiene pánico a las arañas y a la obscuridad. 

Había olvidado lo bien que se sentía hablar con alguien y no sentirse solo.

Opté por no entrar al bosque por un tiempo, no puedo arriesgarme ahora que sé que alguien más desea atraparme, y no saber quién es Dayana me está matando de curiosidad. Rachel y yo acordamos investigar todo pero ella decidió que lo haríamos después de que mis heridas por fin se hubieran desaparecido. 

Hoy comenzará nuestra investigación, así que iré a buscarla. 

Salgo del granero, en donde me he estado quedando y me dirijo hacia la casa. Me asomo por la ventana de la cocina y la observo bailando y cantando mientras prepara los pasteles. 

Me quedo por unos minutos mirándola y riendo hasta que su mirada se cruza con la mía y enseguida se detiene y se quita de sus orejas lo que ella llama audífonos.

—¿Por qué me espías? —Frunció el ceño.

—Vine a buscarte pero no quise interrumpir tu danza tan chistosa —me burlo. 

—Cállate y entra ya —ordenó, haciendo un mohín. 

En la cocina me acomodo y me siento en una silla. La roba manzanas me obsequia un pedazo de pastel el cual degusto con regocijo. 

—Rayos, sí que amas mis pasteles. Jamás pensé que era tan buena repostera —alardeó.

—No es que seas buena repostera —corregí—, es que mis manzanas son las mejores. Están encantadas para que les gusten a todos. 

Sus ojos enojados se posaron en mí haciendo que tragara con esfuerzo un pedazo de pastel que tenía en la boca.

—No me mires así, sabes que soy sincero —me defendí—. ¿Te falta mucho?

—No, solo debo dejar los pasteles listos y esperar por Darcy que los llevará a la panadería —respondió mientras sacaba unas bandejas del horno.

—¿No irás con ella? 

—Me pidió que la dejara llevarlos sola de ahora en adelante porque está preocupada por mí debido a que trabajo mucho con la elaboración de los pasteles.

—¿Desde cuándo se preocupa tanto por ti? —Pregunto, confundido. 
 

—No lo sé, creo que no quiere que la vea coqueteando con el panadero —confesó, risueña—. Aunque Darcy no es tan mala como parece.
 

—¿Me estás hablando en serio? Desde que llegaron no la he visto hacer otra cosa que gritarte y acusarte con su madre —proferí, levantando mi ceja derecha. 
 

—Es cierto, pero lo hace para estar bien con su mamá, para no ser invisible —se apoya de la mesa—. A su madre parece importarle más Adler que ella y siempre la hace sentir mal por estar "gorda". —Suspira—. A veces me siento mal por ella. 
 

—Yo solo veo lo mala que es contigo —me rasco la nuca.
 

—Debemos mirar más allá de lo malo de las personas, eso siempre lo decía mi papá. Desde pequeña me decía que muchas personas actúan de cierta forma porque no saben cómo afrontar sus problemas o porque desean ser aceptados. Darcy es un ejemplo de eso, a simple vista quiere actuar como su madre pero en el fondo ella es diferente. No sabe cómo afrontar su problema: su madre. 
 

Sus palabras se pasean por mi mente y me quedo pensativo. «Mirar más allá», ¿cómo se puede hacer eso? Para mí las personas son lo que hacen y ya, no le doy tantas vueltas al asunto. 
 

—¿Piensas que Gabriel vio más allá de lo malo en mí? —Mis ojos escudriñan con anhelo su rostro.
 

—¿Qué maldad puede haber en ti? —Indagó—. Si hablas de asustar a las personas y esas cosas, no creo que a mi papá le haya costado ver más allá de eso.
 

—Ojalá solo fuera eso —susurré. 
 

—¿Qué dijiste? Hablaste en voz baja. 
 

Levanto la cabeza y reflexiono en lo que acabo de decir.
 

—Que espero eso —contesté. 
 

—Él me habló tantas cosas buenas de ti que estoy segura de que te apreciaba mucho.
 

Recuerdo que la última vez que vi a Gabriel fue un día muy doloroso para mí y sé que para él fue mucho peor enterarse de lo que había hecho. Pensé que me odiaba así como me gritó ese día antes de irse, pero ahora no logro entender por qué le habló cosas buenas sobre mí a su hija; ojalá pudiera encontrar una explicación.
 

Después de Darcy marcharse con los pasteles, Rachel y yo comenzamos a planear lo que haríamos para descubrir quién era Dayana, porque estoy seguro de que ella tiene algo que ver con que los duendes tengan más poder y la razón por la cuál me quieren atrapar con tanto esmero. 
 

Buscando una forma de lograr averiguar sobre Dayana, me acuerdo de Niebla, un viejo duende exiliado que habita cerca del extremo sur del bosque. Él sabe muchas cosas y conoce secretos de los duendes. Tal vez, pudiera ayudarnos.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.