— Fabián... ¿qué tal si te mudas con ella a nuestra casa de campo? — sugirió Ukyo al verlo tan preocupado. — no lo sugeriría pero Mugi solo intenta hablar contigo
— Señor, aunque accediera tengo que mantener su negocio abierto. ¿Acaso crees que ella no se molestará si lo abandono de la nada?
— Me preocupa Mugi... por favor considéralo....
La partida de Kenji dejo detrás de él un vacío que nunca se podría llenar. Su madre iba cada vez que tenía oportunidad a decirle que le quitaría a los niños tan pronto como nacieran haciendo que ella se sintiera asustada. Tampoco sus hermanos sabían que hacer, arrestaron al conductor imprudente pero ningún castigo les devolvería a su amada persona.
Eric intento algunas veces platicar con Mugi pero ella lo ignoro. La vida final que soñaba llevar ahora solo era un raro sueño convertido en pesadilla del que no estaba segura si iba a despertar.
— ¿Hola? ¿Hay alguien?
Entro Eric a la florería de Mugi esperando encontrar a algún familiar. Fue Fabián quien apareció.
— Si, ¿en qué puedo ayudarle? — pregunto al verlo
— Soy... bueno... hermano de Kenji. Quisiera hablar con Mugi, ¿será posible?
— No... Si es urgente por favor que sea a través de un intermediario
— Entiendo — contesto Eric sin insistir.
Varios días apareció pidiendo hablar con Mugi pero le fue imposible. Fabián no le decía dónde estaba o con quién estaba por lo que se dio a la tarea de seguirlo. Seguramente Mugi estaba sola en su casa esperando que todo fuera una pesadilla.
Kai'er subía a la misma hora a llevarle la comida a Mugi quien la consumía en silencio. Había muchas cosas que quería decir sin embargo lo único que se le ocurrió fue mirar a la esquina esperando que todo pasara rápidamente, quería imaginarse que alguien gritaría " Corte y queda" así daría por finalizado ese capítulo pero no fue así.
— Mugi... ¿quieres que te lleve a la casa de campo de la familia? Quizás allí estés más tranquila
— ¿Estará Kenji allí?
— Mugi...
— ¡Es que no lo entiendes! ¡¿Porque no lo entiendes?! ¡Kenji tiene que venir por mí! ¡Tiene que hacerlo! Tengo que esperarlo aquí... cuando termine su gira vendrá a mi
— Mugi — dijo la voz de un hombre — vamos a esa casa. Seguramente Kenji irá a verte allí... posiblemente quiere conocer a sus hijos pero no quiere verte triste o asustada de los paparazzi.
— Ohhh si tiene sentido... empezaré a empacar.
Kai'er miro hacia la puerta donde estaba Fabián. Estaba mal mentirle así a alguien que ha perdido un ser querido pero es peor dejarla vivir creyendo en algo que jamás pasará. Llegaría un momento en el que Mugi se daría cuenta de que Kenji no volvería nunca y debía ser ella quien lo aceptará.
Fabián hablo una vez más con Ukyo, se estaba tomando muchas libertades al aceptar acompañarla sin embargo, Mugi solo se sentía en confianza con él pues no miro ni a sus padres o hermanos. Ella ya había perdido su talento, no podía confiar en nadie más.
...
El viaje fue corto. Mugi a pesar de que estaba comiendo parecía que adelgazaba cada vez más. Kai'er también estaba preocupada por lo que ordeno a un ama de llaves vigilar estrictamente su alimentación.
— Fabián... no confundas las cosas... solo estás aquí para hacerle compañía
— Señora Kai'er... ¿cómo puede ser eso lo primero que piense? Mejor dígame ¿qué debo hacer a continuación para que ella ya no esté triste? Dígame soluciones, no cosas que no sucederán.
Pero Kai'er no tenía la respuesta.
La casa estaba en medio de un jardín enorme. Parecía que nadie la había usado en años pero el ama de llaves dejo reluciente la casa en un santiamén. Fabián explotó un poco y sugirió que siempre se vigilará a Mugi cuando saliera pues una caída podría ser peligrosa.
Subieron las cosas a sus respectivas habitaciones y por primera vez en mucho tiempo, Mugi cayó dormida. Fabián estaba acomodando su ropa pensando en cómo hacerle ver qué él jamás volvería. Quería hacerle entender que Kenji jamás volvería.
— Señor Fabián... aquí está el periódico... la ciudad más cerca está a media hora y allí hay varias ofertas de trabajo. No entiendo porque alguien como usted debería trabajar si es el señor de la familia Akimoto.
— No lo soy... solo estoy cuidando de Mugi mientras acepta que su gran amor no volverá
— Señor... ¿sabe que hay algunos lutos que duran toda la vida?
— Lo sé... pero no quiero que ella lo olvide, quiero que recuerde cuán importante es ella y como ella puede cuidar de dos criaturas que vienen a conocerla. Siento que si ella sigue esperándolo... va a quebrarse. No quiero verla así
— Usted no puede hacer todo el trabajo
— Lo sé... pero quiero contribuir con la mitad. — le dijo a la mujer y salió.
En menos de dos días consiguió un nuevo trabajo. Dejo la tienda en manos de Hideto solo para entregar pedidos pequeños pendientes pero no lo dejaría hacer trabajos ni nada similar. Estaba consciente de que no podían cerrar del todo pero que más podía hacer si la dueña y mente de esa florería no quería ver lo que estaba ocurriendo.