Mugi comenzó a practicar con más esmero.
Debía dejar de tomar todo en sus hombros y tirar el lastre. Adrián la visitaba a veces incluso le permitió trabajar desde casa algunos días mientras practicaba. Pidió que le llevaran su violonchelo desde su casa en el país vecino. Santo le dio mantenimiento muy emocionado, Molly también parecía bastante alegre. Parecía que esa mujer talentosa volvía a hacer lo que más le gustaba.
Janeth no se aparecía mucho por allí mientras el dinero fuera depositado. Adrián se encargaba de ello además de alentarla. A veces le llevaba comida o ayudaba a limpiar esperando que se sintiera más tranquila en un lugar limpio. Estaba consciente de que Janeth asistía a terapia psicológica a causa de la pérdida de su hijo y al mismo tiempo quería sobreponerse.
Los avances eran lentos. Cuando se sentía entumecida sé asustaba de que fuera una recaída. Se reunió con Jean algunas veces para organizar la grabación, el diseño de la portada y el orden de las canciones. Ella solo tocaba la música y dejaría que los encargados del audio hicieran lo demás.
— Mugi... tus manos... están callosas — señaló Adrián
— Oh, olvide que se ponen así — dijo mirándolas — me daré un baño y después un masaje
Fue a hacer lo que dijo.
Cada noche Mugi intentaba mantener en su corazón los buenos momentos que tuvo al lado de Kenji. Él fue y será una de las personas que más quiso en su vida, no podía dejar de repetir eso y así creer que fue real.
La manera en como lo conoció y como permitió que entrara en su vida era suficiente. Incluso si no se encontraban en ese momento posiblemente lo harían en el futuro. Ahora ya no está a su lado por lo que lo único que quedaba por hacer era construir un nuevo sueño.
Y ese nuevo sueño seria dar clases de música.
Probablemente después de tanta práctica no podría tocar como antes, ni podría ensayar como antes sin embargo aún tenía su oído y su conocimiento para guiar a otros. Quería hacerse una promesa, no quería caer de nuevo y si eso llegara a pasar pediría ayuda, no importa cuán difícil fuera... pediría ayuda.
Salió del baño y Adrián tenía varias botellas de aceites en la mesita
— Creí que ya te habías ido
— No, siéntate... te daré un masaje especial — dijo
Adrián al igual que ella estaba cargando con varios pesares y cambiando su estilo de vida es como puede sobrellevarlo. Quién sabe si mañana cambie de opinión pero por el momento parecía funcionar.
— Aclaremos algo... decidimos ser amigos — dijo él
— Lo sé... no pienso nada diferente. — contesto ella.
Un paso que quería dar era hablar con Fabián. En los últimos años él tomo a su cargo a dos personitas que ella saco de su vida como si fueran cualquier cosa, no podía cuidarlas como lo imaginaba simplemente no quería cuidarlas por ser tan parecidas a él. Se dio cuenta muy tarde que no podía ir por el camino buscando similitudes de la persona que más extraña, era una manera de auto enfermarse.
No solo con él, también debía hablar con Hideto, sus padres y tíos para disculparse. No sabía si podría decirlo pero... lo intentaría. Lo intentaría de verdad. Confiaría en que sus problemas tenían una buena solución.
— Mugi... puedes ir a dormir... mañana es tu gran día...
— Lo intentaré...
...
En la cabina de grabación, estaba relajada tocando como había ensayado. Le tomo mucho tiempo pero esas canciones que Kenji dejo por fin serían escuchadas.
Jean estaba conforme con la manera en que ella trasmitía emociones. Arthur también se sentía orgulloso y pensar que una chica como ella se ganó el corazón de Kenji.
“Sabes... nunca saldré con alguien que se dedique a la música... sería aburrido que nuestro tema de conversación siempre sea el mismo... por eso no" — eso había dicho
— Jean... le dijiste que Kenji grabó la voz de las canciones... bueno las elegidas.
— No, como podría. — Contesto — imagínate que la persona que más amas se va de repente. Los planes, las ideas... todo se esfuma. Mugi sufrió tanto cuando lo perdió... cada vez que la visitaba decía que Kenji la visitaba en sueños para recordarle que debía volver a vivir — dijo Jean
— ¿De verdad? Yo aún no creo que ya no esté aquí — menciono — me lo imagino en el suelo escribiendo esas canciones melosas para después decirme que " está lo escribí pensando en ti " con su risa característica
— Lo recuerdo... quizás lo mejor es que este disco... posiblemente sea una carta de consuelo para ella. Un mensaje para decirle que todo estará bien y no se dé por vencida...
Mugi grabo algunas piezas en violín. Fue tan difícil y termino agotada. Cuando salió de la cabina, Adrián estaba esperándola. Sentía las manos entumecidas, no sabía si era de los nervios o secuelas de la parálisis.
— Fue perfecto...— les dijo Jean — antes de lanzarlo a la venta, te enviaré uno para que lo escuches, Mugi... estoy muy agradecido de que hayas aceptado.
— No fue nada. Discúlpame por tardarme tanto en venir aunque ya sabía que me buscabas.