El tiempo en mi mano

CAPÍTULO 12

Musashi

Estaba asustado. Era la primera vez que experimentaba esa clase sensación. Y no es que nunca haya sentido miedo. Recuerdo haberme visto en muchas ocasiones ante la misma muerte en los muchos combates que tuve a lo largo de mi vida. En algunos de esos momentos sí sentí temor. Pero esta clase temor era distinta. No era el miedo a morir, porque sé que no moriría por viajar a través del tiempo. Grace y Faith ya lo habían hecho sin resultados mortales. Este terror que estaba exprimiendo mi alma era a lo desconocido, a no saber qué era lo que iba a encontrar cuando llegara a mi destino. Supongo que para alguien que viaja del futuro al pasado tiene la ventaja de saber cómo era la época a la cual llegaría, porque siempre hay registros escritos acerca de las épocas pasadas. Pero para un simple mortal que viaja por primera vez del pasado al futuro es imposible saber qué esperar.

Tal como dijo Faith, el viaje fue muy desagradable. Cuando abrí mis ojos, el lugar era bastante extraño. Por un lado había bosque pero por el otro un enorme claro con extraños caminos que aparentemente no llevaban a ninguna parte. Cuando decidí seguir uno en particular, éste me llevó hacia una edificación con grandes ventanales. Al mirar hacia adentro, se veían personas con ropas extrañas. Al verme uno de ellos, salió a mi encuentro.

_Bienvenido a la Tumba de Kitora, ¿hay algo que pueda hacer por usted?_ preguntó luego de mirar mi atuendo con cuidado. La pregunta me extrañó. Ese lugar no parecía ser una tumba. O quizás así eran las tumbas en el futuro, pensé.

_Estoy buscando a Aki Yamamoto_ el hombre me miró más extrañado de lo que yo estaba.

_¿Aki Yamamoto…..el Astrofísico?_.

_¿Sí?_ supuse que estábamos hablando de la misma persona.

_No sé qué le hizo pensar que lo encontraría aquí, pero no. Él vive en esta ciudad, pero no aquí mismo en este lugar. Si quiere, puedo llamarlo. Él es un asiduo visitante de este museo arqueológico así que tenemos sus datos de contacto_ asentí.

Sacó de su pantalón un artefacto similar al que me trajo al futuro. Golpeó de forma extraña su superficie y después se puso esa cosa en una de sus orejas.

_Señor Yamamoto_ dijo el hombre al viento. Hablaba mirando a cualquier parte como si tuviera a alguien al frente, ¡¡pero no había nadie!!. _Buen día, le habla Yuki Harada. Tengo aquí en el museo un joven que pregunta por usted……un momento por favor. Disculpe, ¿quién le digo que lo busca?_ me preguntó.

_Dígale que estoy buscando a Grace Landon. Él sabrá de lo que hablo_ le respondí pensando que estaba haciendo el ridículo mientras miraba por todos lados buscando con quién estaba hablando el sujeto. Yo seguía sin ver a nadie.

_Señor Yamamoto, dice que está buscando a Grace Landon….ajá…..ajá. Bien, se lo diré. Hasta luego Señor Yamamoto. Dijo que no se moviera de aquí, que en media hora vendrá por usted_.

_Muchas gracias_.

_Puede esperar adentro si lo desea_ me invitó a pasar y a sentarme en una especie de silla forrada en cuero y patas de metal muy incómoda.

Las personas que estaban en aquel lugar me miraban de reojo y se hablaban al oído, cosa que me enfureció. Estuve a punto de desenvainar mi wakizashi y mi bokken y darle muerte a todos los que estaban allí, pero luego recordé que Faith me dijo que no matara ni golpeara a nadie, así que me controlé.

Mientras esperaba, una mujer, seguramente una prostituta ya que mostraba sus piernas sin pudor, se acercó a una caja grande, introdujo un tipo de metal, apretó una parte de la caja y después de un peculiar ruido, cayó algo en el fondo de la caja. Ella metió la mano dentro y sacó un cilindro, que después de quitarle algo, se lo acercó a la boca y bebió su contenido. Yo miraba fascinado esa cosa. Me acerqué a ella luego de que la mujer se alejó e introduje una de las monedas que había traído conmigo desde el pasado, en el mismo lugar en que la prostituta lo hizo. Lo único que conseguí fue que esa estúpida cosa escupiera mi moneda vez tras vez. En cuestión de segundos me dominó la furia. Siguiendo mis instintos asesinos, esta vez sí saqué mis armas del cinto dispuesto a acabar con esa caja del demonio. Estaba a centímetros de destruirla cuando un grito detrás de mí, me desconcentró.

_¡Detente, no lo hagas!_ espetó con agitación el sujeto.

Era un hombre de unos 50 años que venía a mi encuentro tratando de evitar que yo destruyera la bendita caja metálica. Lentamente bajó mis brazos y me obligó a guardar mis armas ante la mirada atónita de la gente del lugar.

_Soy Aki Yamamoto_ dijo. _No sé quién eres, pero sé de dónde vienes. Ven conmigo. Sígueme_.

Recogí mi moneda y sin decir ninguna palabra me fui detrás del hombre mientras él se disculpaba en nombre mío. Salimos del lugar y nos dirigimos a otra caja de metal, claro que tenía otra forma y bajo ella había ruedas. Esos debían ser los carruajes sin caballos de los que me habló Faith. El hombre abrió la puerta de ese carruaje y me dijo que subiera en él y así lo hice. Él rodeó el carruaje y se subió por el lado contrario. Tocó un círculo y la cosa rugió y se puso en marcha. Yo seguía sin decir nada, observando todo a mi alrededor. Me parecía fascinante que esa cosa en la cual montábamos se moviera sin ser impulsada por ningún animal y a voluntad del supuesto jinete cuando éste giraba un tipo de timón con sus manos.




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