El titán de Varsovia

VUELVE EL EMPLACADO

Yasikov se ha librado de las esposas, pero no del molesto apretón en el estómago, ese que le recuerda que las cosas vuelven a ser como antes. La irritante voz de Kai resuena en su cabeza con las mismas palabras: libertad condicional. 

Después de ser liberado, llamó a su pequeño incordio por teléfono. Fue una acción inconsciente, quería darle la noticia. Quería verla, pero su cuerpo se congeló cuando escuchó su voz al otro lado de la línea.

¿Bueno…?

Se había quedado callado y colgó sin decir nada. Estaba asustado.

«¿Y si ya no puedo despegarme de ella?».

Ahora solo extraña las discusiones e improperios con nostalgia, pero cuando la tenga enfrente no podrá alejarse más.

«Ahora está con Lio. Estará bien».

Hoy es su primer día de nuevo en funciones, ya es hora de que recupere las empresas que colocó bajo el nombre de Hannah.

—Que buen verlo, señor —dice Benjamín, su anterior guardaespaldas.

—Claro, te ves tan feliz —Yasikov se burla de él.

Benjamín intenta reprimir una sonrisa.

***************

Cuando Yasikov bajó del auto, lo primero que vio fue un cazador pelirrojo con el rostro lleno de pecas. Por un momento, le recordó a los cazadores europeos y pensó que Morthu estaría cerca de allí, vigilándolo.

—¿Qué haces? —pregunta el cazador, viendo la forma frenética en la que el ruso miraba a todas partes.

—Me preparo para el golpe de tu líder.

—Kai tiene mejores cosas que hacer.

—Ah, eres americano.

Yasikov entra al edificio. Saluda al portero, cuyos fuertes hombros le recuerdan que estuvo en el ejército. Entra en el ascensor, escucha la música de fondo y se ríe al reconocer el idioma.

—¿Qué sigue, Hannah? ¿Un extraño heavy metal? —Cree que nadie lo escucha, pero se da cuenta de que el cazador lo siguió dentro del ascensor—. Estoy perdiendo facultades.

—Suenas como un viejo. —dice el cazador. Al notar que no deja de mirarlo, se lo explica—. Aprendimos cómo ocultar nuestra presencia, igual que Lio. Más o menos.

—¿Más o menos?

—Bueno, las criaturas como tú siempre podrán percibir algunos vestigios de mi aroma.

Yasikov se inclina hacia el cazador y decide olfatearlo un poco, provocando que este se aleje incómodo.

—Tu aroma es muy sutil.

—Te lo dije.

—Muy bien. ¿Cómo te llamas?

—Braham.

Si fuera un cazador de Morthu seguramente le hubiera dicho que no era de su incumbencia.

Al salir del ascensor, se da cuenta de que Braham no planea irse en un buen rato, y de camino a su oficina decide deshacerse de él. Amablemente.

—¿No tienes otras cosas que hacer? La vida empresarial es muy aburrida para un cazador.

—Solo esperaré a que termines de ordenar tus pendientes. Ponte al día —contesta Braham con una enorme sonrisa. Yasikov empieza a sospechar.

—No estás aquí para vigilarme, ¿o sí?

—Te doy media hora. Utiliza ese tiempo sabiamente.

Yasikov lo estudia de pies a cabeza para luego poner sus ojos en blanco y continuar su camino.

Además de la música en el ascensor, Yasikov temía encontrar tapices con diseños orientales e incienso en cada esquina de cada planta de su edificio. Pero, para su sorpresa, todo está justo como lo dejó.

Excepto por una cosa.

Lo primero que encontró en el nivel presidencial —junto al lugar que adora por aislarlo del mundo—, es a Bélgica. Está sentada tras un escritorio frente a su puerta, rodeada de notitas de colores y otras cosas que lo llevan a imaginarse lo peor. ¿Dónde está Selena y porque Bélgica está ocupando su puesto?

—Buenos días, señor. —Bélgica se acerca con un anotador.

—Buenos días —responde el ruso, entrando a la oficina con ella detrás—. ¿Qué pasó con Selena?

—La señora Yamamoto la despidió hace dos meses.

«Sí, justo lo que me temía», piensa resignado.

—Soy la asistente de presidencia. Y ahora que usted ha regresado, espero hacer un buen trabajo.

«Eso no sonó muy bien», se burla en sus pensamientos.

—Correcto, lo primero que quiero es…

—Los reportes de producción están sobre la mesa. Las facturas están archivadas y clasificadas por período para que pueda estudiarlas, igual que las importaciones. Los nuevos contratos con transnacionales también lo están, al igual que mis apuntes durante cada reunión. La señora Yamamoto me pidió que llevara mi propio registro sobre lo que decían. Y me dijo que lo organizara para que pudiera leerlo.

—Veo que te has vuelto mucho más eficiente —dice Yasikov con una sonrisa de satisfacción.

—Gracias, señor.



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En el texto hay: rey, brujas, dramas y magia

Editado: 27.11.2023

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