PUNTOS DE MAGIA

Cuando las brujas usan su magia, provocan una marca en la tierra, una que podría compararse con una huella casi permanente. Dicha marca solo desaparece cuando alguien más la anula o cuando la bruja muere. En este último caso, la energía siempre puede volver. Si las marcas son alineadas para crear una forma determinada, se transforman en puntos. Y estos, a su vez, abren puertas.

Hay muchas puertas, pero son tan diversas y abstractas que Yasikov prefiere fingir que no existen. Él es una criatura mágica. Puede manipular a los elementos y conseguir apoyo de ellos, sin embargo, jamás se interesó en saber cómo funcionaba la magia.

Nunca ha usado magia para algo que no sea encender fogatas y formar paredes de agua o de aire para protegerse de los ataques de sus enemigos. Eso no quiere decir que no pueda percibir la energía de otros. La magia que están utilizando los rebeldes que persigue oscila de forma intermitente, como si arrastraran algo a través del viento.

Yasikov detecta lo que los seres humanos no pueden ver o sentir. No ha parado de estornudar debido al factor en el ambiente.

—Alquimia y magia. —Identifica lo que arrastra la corriente de aire y se pone aún más nervioso—. Kai, ¿qué diablos está pasando en tu facción?

La pregunta de Yasikov queda suspendida en el aire, junto con el aroma de la criatura que lo lanzó al lago unos minutos atrás. Frente a él hay un edificio en construcción con un pequeño grupo de obreros, ignorantes de la situación.

—¡Oigan! —Yasikov llama la atención de los humanos—. Suficiente trabajo por hoy.

Con la magia los golpes no se ven, se sienten. Con la alquimia, los golpes no se sienten, hasta que estás muerto.

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Cuando Zig llegó al muelle siguió el aroma de una mujer con una fragancia asquerosamente dulce. Con su olor se mezclaban otros componentes que no podrían pertenecer a otro que no fuera un cazador. Su peón, Razer, estaba con él. Cuando se concentraba en el aroma, hallaba rastros de níquel y titanio. Lo que le permitió suponer que sus peones estaban usando alquimia.

No podía reprochárselos, él les había ordenado que hicieran lo que les diera la gana. El objetivo era llamar la atención tanto como fuera posible, y hay una gran variedad de aplicaciones para esos materiales si lo que se tiene en mente es la más pura diversión. La alquimia es un beneficio y un inconveniente, solo los más hábiles podían hallar el equilibrio. Zig no está interesado en comprender esa práctica. Su objetivo es otro.

Encontró a Rezer tirado en el piso, inconsciente y con una franja de color rojizo alrededor del cuello. Sanaría y pronto se pondría de pie.

—¿Por qué…?

No es como si estuviera preocupado por Rezer, pero se sentía inquieto al analizar todas las incongruencias de la escena. Los cazadores inmovilizan a los rebeldes y luego los transportan a las instalaciones.

El hecho de que Rezer estuviera inutilizado para pelear y que no tuviera esposas alrededor de sus muñecas, implicaba que alguien más había lidiado con él. Y lo que Zig necesitaba era que los cazadores aparecieran.

«¿En dónde están?».

Consideró que lo mejor era intentar llamar la atención el mismo, pero un golpe en el estómago lo hizo doblarse a la mitad.

Sintió el metal frio de las esposas antes de recuperar el aliento.

Cuando Zig alzó la cabeza para ver a su atacante, se encontró con el rostro de la criatura más rápida del mundo. El veloz cazador de primera división: Clod. En vez de sentirse frustrado, sonrió. Puede que el plan no esté del todo perdido.

Cuando las piezas son colocadas sobre el tablero, es hora de empezar a jugar.

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Hay un gran edificio sin terminar en mi camino. No quiero entrar en él, pero cuando inclino el cuello hacia atrás para mirar el tope de la estructura, veo la figura del hombre que vine a buscar. Mi vista no es como la de las criaturas, pero puedo ver su silueta contra la luz del sol.

Entro en el lugar y contemplo las escaleras con forma de caracol. El tramo parece interminable.

—Pudieron esperar a que terminaran de poner el ascensor…

Respiro hondo, inflo los cachetes y expulso el aire de golpe.

—Qué fastidio.

Subí las escaleras imaginándome lo que le diría a Yasikov.

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Yasikov sube las escaleras sintiendo que la temperatura aumenta drásticamente. Respira cansado.

«¿Estoy en un sauna?».

Sube las escaleras dando zancadas como un corredor experto y escucha los golpes e insultos de alguien que no conoce, acompañado por otro hombre cuya voz reconoce de inmediato.

—¿Quieres morir?

Lio…

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Me falta el aire, mis pulmones queman y maldigo a las criaturas que están en el tope del edificio.

Lio tiene razón. Necesito hacer más ejercicio.