El titán de Varsovia

TOMA UNA DECISIÓN

Las instalaciones de la facción del norte están divididas para coexistir con los demás líderes de la organización. La central se ubica en Groenlandia y la segunda sede en Bielorrusa. Se decidió así cuando la guerra con las criaturas del norte obligó a los McCloud y a los Mcallister a ceder ese territorio.

En el pasado los líderes no tenían un buen trato, y lo único que evitaba que intentaran matarse, era la orden de sangre. La convivencia no es mejor ahora y Nala no es la única que no puede trabajar en equipo. Solo hay que ver a Kai y Morthu cuando Habaek está cerca.

Las reuniones anuales donde todos se veían las caras en persona… eran un show espectacular.

 

*******************************

Nala observa la fila de cazadores asiáticos frente a la puerta de su edificio con una sonrisa rígida. Todos miran al frente sin fijarse en ella mientras su teléfono suena por quinta vez.

—Cambiaré de número —dijo cuando decidió responder.

—Hazlo y me tendrás allí más rápido de lo que tu orgullo considere que debe pedirme una disculpa —amenaza Habaek en tono bajo, al otro lado de la línea.

—¿Me crees capaz de disculparme por algo?

—Ya no puedes ocultar al titán.

—Solo necesito que sigas bloqueando a Kai. No puede venir aquí.

—Pienso que debes decírselo —Casi parece una sugerencia. 

Nala respiró hondo antes de negarse.

—No te cierres a la posibilidad de recibir ayuda —ordenó Habaek.

—No quiero y no puedo exponer al titán —Nala mira sus botas militares—. ¿Sabes lo problemático que sería llevar a Kai al laberinto?

—Entonces tendrás que subir al titán.

—Con eso mis probabilidades de éxito se reducen un 20 %

El líder asiático espera unos segundos antes de hablar.

—Tienes dos opciones.

—Ay, no. —Nala ya se lamenta tener esa conversación.

—Opción uno: compartes la carga con Kai y nos quitamos de encima la presión de su mala fe. —La voz de Habaek se escucha como la de un profesor impartiendo una clase—. Opción dos: mis cazadores mueren aplastados por la furia de Kai, pero se harán cargo de todo lo que pase con respecto al titán. ¿Cuál prefieres?

—Tus cazadores no me agradan —Se burla—. Agachan la cabeza, pero en realidad me odian. Son nefastos como tú.

—Me disculpo por eso —ríe, intentando parecer amable—. Como sea… Ya escogí por ti.

Nala aguanta la respiración al observar la fila de cazadores que rodea sus instalaciones, todos coordinados para moverse al mismo tiempo. La mujer aprieta su puño derecho, intentando conservar la calma.

—Vas a invitar a Kai a tu facción y le dirás todo —ordena Habaek en un suave susurro.

—¿O qué? —Nala lo reta.

—¿Quieres que responda eso?

«No», pensó rápidamente.

Nala observó a los cazadores asiáticos con bandas blancas en sus brazos y una mirada que no presagiaba nada bueno. Habaek no  tuvo que decir nada más. Nala colgó el teléfono y recuperó la sonrisa junto con la amargura que ya no podía esconder.

Apretó el aparato entre sus dedos hasta casi hacerlo añicos, y pasó junto a los cazadores asiáticos mientras maldecía.

—¡No me agradan! 

Los cazadores de Habaek la escucharon, pero poco les importó. Ninguno dijo nada, solo inclinaron la cabeza de forma respetuosa y dieron media vuelta.

¿Qué es peor? ¿Un hombre obediente y sin voluntad? ¿O uno sin voluntad para obedecer? ¿Cuál odiaba más?

*******************

De nuevo me encuentro atrapada en una discusión con el rey. Como si ya no tuviera suficientes preocupaciones.

—No —niega él por quinta vez.

—Solo tengo que hacer una simple pregunta. No es como si pretendiera lanzarme de un avión sin paracaídas.

—Tendría el mismo efecto: la muerte.

—¡Pero…! —insisto.

—La sordera no está en tu lista de consecuencias por estrés —Su intención no es ofenderme, pero lo consigue.

—¡Lio!

He llegado a una conclusión: lo más importante en mi lista de desgracias por evitar es sin duda… el titán. Morthu puede arreglárselas solo. No me preocupa porque solo hay una criatura más fuerte que él en este mundo, además del rey. Con Kai estoy aplicando la misma lógica. No creo que un cartel gigantesco sea rival para el líder de la facción americana. Por descarte —y porque de otro modo mis pesadillas no tendrían razón de ser—, el principal problema es el titán. Es él quien provocará sus muertes. No tengo pistas que confirmen mi hipótesis, pero tampoco tengo dudas.

Necesito averiguar qué pasó con el titán, pero Lio me está dificultando la tarea.

Él está parado junto a la puerta con los brazos cruzados, bloqueándome el paso. La única razón por la que aún estoy dispuesta a negociar con él —en vez de usar magia como hice con los cazadores en el callejón— es porque soy consciente de que no funcionaría. Separar a Lio de la puerta sería como tratar de separar dos continentes.



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En el texto hay: rey, brujas, dramas y magia

Editado: 27.11.2023

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