El titán de Varsovia

CELESTE

La facción del norte edificó su propio territorio bajo preceptos que no habían sido implementados en ninguna otra parte del mundo. Por eso todos los que la visitan concuerdan en una cosa: no hay nada que se le parezca. Antes de la guerra entre las criaturas, era un refugio para los débiles. Pero sin llegar a sentirse menos por ser excluidos o perseguidos por los más fuertes de la cadena; esas criaturas desarrollaron la alquimia como expertos, y después de que la naturaleza les arrebatara su poder mágico, la alquimia se convirtió en su mejor herramienta de batalla.

Cuando los vencedores de la guerra llegaron a la facción del norte se encontraron con hombres y mujeres que no estaban dispuestos a dejarlos pasar, y esos mismos vencedores —ahora conocidos como líderes— necesitaron ayuda para lidiar con ellos. Quien los ayudó fui yo.

Por esa y otras razones, las brujas me odian.

Mi intención nunca fue dejarlas desprotegidas ante sus depredadores, o dejarlas indefensas ante los líderes. Lo único que quería era recuperar lo que ellas me habían robado y los cazadores bajo el mando de los Mcallister —el clan de Morthu— me servían para ese propósito. Sin embargo, el rencor entre nosotras venía desde mucho antes. Puede que yo haya roto sus defensas, pero ellas me rompieron la columna primero.

Odio esos recuerdos. Morthu y Kai no habían nacido todavía. Sus padres lideraron antes que ellos.

Celeste vino para poner orden en medio de esa guerra. Ella decidió que había tenido suficientes muertes y que era más recomendable abrazar el cuello de los líderes antes que permitir que ellos lo hicieran. Le dio autonomía al norte y colaboró con Habaek para domesticar a los clanes más poderosos de la antigua religión usando magia y alquimia. La colaboración entre ambos líderes dio sus frutos, mostrándoles a los Mcallister y a los McCloud que la alianza tenía sus beneficios.

Celeste creaba vacunas efectivas para las anomalías ocasionadas por el complicado pero vulnerable organismo de las criaturas de baja denominación, lidiando con enfermedades, mutaciones e incluso complicaciones mentales. Fue la primera en darse cuenta de muchas cosas. Antes de ella, las criaturas de baja denominación eran vistas como errores que, eventualmente perecían. Y lo más importante: descubrió la manera de aumentar la fuerza de su facción.

Su más grande éxito: lidiar con Kai y Morthu de manera extraordinaria cuando ellos ocuparon los puestos de sus padres. Celeste tenía una fuerza aterradora que obligaba a los demás a guardar silencio con solo levantar un dedo. Un golpe de su mano era como el impacto de una bola de demolición; perfecta para acomodarle las ideas a cualquiera. Por eso, y por todas las razones mencionadas, Celeste fue la líder más querida y su muerte fue un impacto para todos. Cuando Kai recibió la noticia, sintió tristeza por alguien que nunca pensó querer.

Él lo sabía. Incluso ahora, sabe que nunca pudo odiar a la mujer que para entonces era mucho mayor que él, y que además revolvía su cabello con cariño como si fuera un niño, a pesar de que la superaba en altura y mal genio.

—¿Por qué? —pregunta Kai con la mirada perdida, sentado en uno de los sillones de Yasikov.

—Tú no eres el único que miente, Kai. ¿Por qué no lo haría Celeste? ¿Por qué no lo haría Nala ahora?

—Ellas acusan a Morthu —admitió afectado—. Irina lo llamó traidor.

—Desconozco qué razón tenía Morthu para ir al norte esa noche.

—A ver… —Hace una pausa, mirándome como un loco—. Irina atacó a Morthu en medio de un ataque de ira y él respondió asesinándola. ¡Ahora Benge me odia y Nala ni siquiera me deja acercarme a su territorio!

—Respira lentamente. —Levanto las manos en un intento por calmarlo.

Kai agarra mis hombros y me zarandea como si fuera un trapo mojado.

—¡Me vas a decir ahora mismo todo lo que sepas!

—¡Le vas a romper el cuello, idiota! —exclama Yasikov.

Lo peor de recordar una muerte es tener que hacerlo con un histérico al lado.

****************

Cuando el líder se calmó, empecé a contarle todo lo que vi en los recuerdos de Lio, omitiendo ciertos detalles. Kai solo necesita saber que no fue Lio quién mató a Celeste. Al menos no de forma intencional.

—El titán le prometió a Celeste que le abriría las costillas y la colgaría de la columna central de las instalaciones.

—¿Y cumplió su promesa? —preguntó Kai con los puños apretados.

—Más o menos.

Kai arquea una ceja, impaciente.

—La atravesó con una viga como si fuera una lagartija, y luego le arrancó las manos para que su cuerpo se demorara más en sanar. ¿No viste su cadáver?

—¿Parece que lo vi?

La pregunta es necia, pero tenía esperanzas de que al menos eso hubiera visto.

—Celeste encontró la manera de aprisionar al titán con magia. Esa era la única forma en la que podía mantenerlo controlado. Lo torturó porque no sabía cómo matarlo y después, él disfrutó vengándose por eso.

—Mató a los cazadores que lo custodiaban y destruyó las instalaciones. —Kai deduce cómo terminó su venganza.



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En el texto hay: rey, brujas, dramas y magia

Editado: 27.11.2023

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