El titán de Varsovia

ORGULLO VS COMPASIÓN

«Respira, Morthu».

El líder de la facción europea hiperventila como un enfermo, suplicando por paciencia en vez de oxígeno. Se encuentra en un auto con dos cazadores que lo exasperan.

—¡No voy a ser yo quien cruce esa línea! —se queja uno de ellos

—¿Quieres que yo te cruce otra cosa? —amenaza otro.

—¡Oigan! —Morthu ya no los soporta—. Voy a contar hasta tres para que dejen de pelear o de lo contrario los lanzaré por la ventana.

—No cabemos.

—¡¿Eso es un reto?!

Unas horas atrás el líder europeo vio más puntos de magia en el mapa de su facción. Estaba dispuesto a pasarlo por alto mientras no se viera afectado. Porque él odia la magia y no tiene deseos de acercarse a ella. Pero un gran punto apareció en el lugar cuyo recuerdo no lo dejaba en paz, y el nombre de Varsovia se mantuvo en su mente hasta que no pudo ignorarlo más tiempo.

Cogió el mapa con la intención de subirse a un auto, pero, en cuestión de segundos, un par de cazadores se habían hecho del volante y del asiento de copiloto, dejándolo en la parte de atrás, escuchando su discusión sobre quién recibiría a las cazadoras cuando realizaran su inspección.

—Que vean lo que quieran —dijo Morthu, indiferente—. Si un león atrapa sus cabezas por meterse en donde no las llaman, yo no estaré allí para salvarlas.

—Te odiarán más.

—No creo que eso sea posible.

A Morthu no podría importarle menos. Está acostumbrado a recibir odio a montones. Llegaron al aeropuerto entre amenazas de parte del líder para que guardaran silencio. Y tuvo que verlos coquetear con las azafatas todo el trayecto. Cuando llegaron a Polonia, Morthu ya no tenía mucha paciencia. Cuando llegaron a Varsovia, corrió a buscar otro auto y los cazadores se pegaron a él como un chicle.

—¡Déjenme en paz! —les ordenó, harto de tenerlos cerca.

Atravesaron un pueblecito que aún conservaba mucho de su apariencia original. Un lugar hermoso como en antaño, con un bonito valle de ensueño. Cuando llegaron al lugar donde el punto de magia era más grande, el líder tuvo que respirar hondo antes de ver la lápida cuyo nombre había hecho temblar sus piernas en el pasado.

—Hola, Celeste. —Morthu saboreó su nombre, acuclillándose frente a la lápida—. Ha pasado un tiempo.

Ambos cazadores, altos y fornidos, llenos de tatuajes y piercings, inclinan la cabeza ante su tumba para saludarla.

—No hagan eso. A ella le gustaban los hombres orgullosos —comenta el líder.

—A Nala le gusta que nos inclinemos ante ella —responde el cazador.

—Ella jamás será como Celeste.

De pronto, los cazadores escuchan el murmullo de los árboles resistiéndose a la furia del viento. La fuerza de este hace que se pregunten si hay un tornado cerca.

—¿Sienten eso? —pregunta Morthu.

—¿Que el aire sopla como si quisiera derribarnos?

—Además de eso, Beck. —El líder se pone de pie.

Su cuerpo entra en estado de alerta y aprieta los puños preparándose para golpear a alguien.

—¿Qué es? —Beck saca las navajas que llevaba amarradas a su cinturón.

Sus cuerpos se tensan cuando una ola de energía los golpea desde atrás, lo suficientemente fuerte para que pudieran sentirlo, pero no tanto como para derribarlos. El aire se comprime y luego da vueltas a su alrededor, ocasionando que los vellos de sus cuerpos se ericen como si alguien que no pueden ver u oler estuviese respirando en sus nucas.

—¿Qué diablos?

La corriente de aire se detiene. Los árboles dejan de quejarse y la temperatura vuelve a la normalidad. Pero los cazadores tiemblan como si el suelo lo hiciera también. Morthu respira agitado.

—¿Esto es lo que representa un punto de magia?

Morthu voltea a ver la lápida como si Celeste pudiera responder a su pregunta.

Morthu jamás había estado en el centro del huracán.

*****************

Nala nunca se ha doblegado ante nadie. De hecho, es experta en hacer que otros se arrodillen en su presencia. Hacerse la mártir tampoco va con ella. Jamás había necesitado ayuda de nadie más que de sus cazadoras, pero el mundo amenaza con caer sobre su cabeza y, si quiere evitar el golpe, lo mejor que puede hacer es buscar un escudo. No está feliz con la idea, pero no puede anteponer su orgullo esta vez.

El titán está amarrado a los cimientos de su facción bajo condiciones muy particulares. Nala no las conoce, pero Celeste lo había dispuesto así para contener a la criatura, y de esas condiciones depende que todos sigan con vida. Si pide ayuda, las posibilidades de supervivencia de sus cazadores se reducirán en otro diez por ciento, como ocurrió con Habaek cuando tuvo que decirle.

Cada vez que recuerda el sonido de los grilletes debilitándose alrededor de las muñecas de Andrzej, su corazón da un brinco irremediable. La visión la empuja a ese lugar en su mente donde lo único que puede ver es el cadáver de Celeste.



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En el texto hay: rey, brujas, dramas y magia

Editado: 27.11.2023

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