El quince de septiembre de mil novecientos ochenta y tres, Yaiza Izmary de veinte años, se encontró con la noticia de que estaba embarazada.
Nada de esto había sido planeado en absoluto, este pequeño percanse no estaba en sus planes a futuro. Obviamente el hecho de que estaba incubando vida en ella no tardó en hacerse evidente, atrayendo consigo miles de preguntas.
Lo que menos se pasó por la cabeza de la pobre Yaiza fue matar la vida que llevaba dentro. No importa contra quienes tuviera que pelear o discutir, y mucho menos cuantos obstaculos a superar la esperarían, ella tendría ese bebé a cualquier costo..
No contó con la posibilidad de perder ese embarazo, y no por voluntad.