Natalia intentaba comer al mismo tiempo que mantenía un ojo sobre Yaiza.
Hoy particularmente era uno de esos dias en los cuales ella no se tomaba nada bien la noticia de que su hijo estaba muerto, la molestia de Natalia era demasiado evidente, hoy ella tampoco tenia el mejor humor del mundo.
Yaiza nunca recordaba casi nada, pero una particularidad es que nunca recuerda cuando Natalia le dice que nunca a tenido ni tendrá un bebé. Hay dias en los cuales simplemente se deprime y sigue dejando de lado ese suceso, y hay otros, como el caso de hoy, en los cuales está todo el día de mal humor y se descarga con Natalia. La ignora, le grita o le hecha la culpa de todo lo que se le cruce por la cabeza... Lo que sea, si vio en la television que hubo un robo, Natalia fue la culpable.
Esta ya no era su amiga, era la apariencia de su mejor amiga pero en definitiva no era ella. Yaiza ya no tenia esperanza aparente, así parecía que viviría toda su vida, pero Natalia se negaba a verlo y aún estaba a su lado esperando por algún signo de cambio.
Pero ciertamente ella estaba llegando a su limite, cada día es peor que el anterior para ella, a pesar de cada uno de ellos casi ni se diferencie del anterior. Cada vez tenía más ganas de gritar, tomar sus cosas y correr lejos de ese lugar. Cada situación cotidiana se volvía más insoportable que antes. Incluso habia desarrollado un odio profundo hacia Yaiza, siendo que la probre no había hecho nada en su contra. Está mal de la cabeza, no sabe lo que hace... Y la misma Natalia fue la que se metió en esto.
Al terminar de comer se levantó dispuesta a tomar los dos platos vacios y lavarlos, pero Yaiza se le adelantó con el suyo y lo tiró al suelo en una nueva rabieta.
─ Yaiza.. ─ comenzó a decir, pero esta última se le adelantó.
─ ¡Sé que vos tenes a mi bebé! Lo estás ocultando de mi, me lo queres sacar, ¡Lo quiero dev.. !
─ ¡Tu bebé está muerto estúpida, ni siquiera llego a nacer! ─ estalló Natalia, callando al instante a Yaiza.
Natalia dejó su plato en la mesa de un golpe seco, se sentó en la mesa y se tomo la cabeza con ambas manos. Se habia exasperado como tantas veces antes lo había hecho, pero con la diferencia de que esta vez se exasperó a tal punto de estallar y gritar.
Al levantar la mirada se encontró con una Yaiza que tapaba su cara con ambas manos, estaba apoyada en la silla y sollozaba fuertemente. Al instante se sintió culpable.
Yaiza tiene problemas que no puede arreglar sola, y para los cuales ya ni la medicación ayuda. Para ella no hay retorno aparente, ya no es consciente del todo, y Natalia lo único que hacia con su odio injustificado era empeorarla poco a poco.
Natalia intentó poner la mano en su hombro, pero en cuanto lo hizo Yaiza la miró con los ojos llorozos y susurró un casi inexistente no me toques.
Y así permanecieron por un buen par de minutos, hasta que Yaiza dejó de llorar y se fue a mirar televisión... Ignorando por completo a Natalia.