Capítulo 2: El Trueno y el Relámpago
Las puertas colosales se abrieron con un rugido que hizo temblar las dimensiones.
Y por ellas, comenzaron a entrar miles de criaturas de toda la existencia.
Ante sus ojos se alzaba un mundo completamente nuevo.
Un espacio que trascendía las leyes del tiempo y del conocimiento.
En el centro, una arena gigantesca, parecida a los antiguos coliseos humanos.
Un campo de batalla digno de leyendas.
Las criaturas tomaban asiento alrededor de la arena.
Miles, quizás millones.
Dioses, bestias, espectros y entidades que jamás habían coincidido… hasta hoy.
En medio de la arena apareció el presentador.
—¡Bienvenidos a todos!
El Torneo de lo Oculto está en marcha.
Y ahora, llamo al primer participante... ¡que pase al frente!
De pronto, un trueno ensordecedor retumbó por todo el cielo.
Las nubes se reunieron en lo alto, cargadas de una energía brutal.
Y entonces, como un meteorito cayendo de los cielos, un cuerpo descendió entre relámpagos.
El suelo tembló.
Cuando el polvo se disipó, una figura imponente se alzó en el centro de la arena.
—Yo, hijo de Odín, Thor, el Dios del Trueno, me presento como participante.
Todos lo reconocieron de inmediato.
El estruendo de su presencia, su mirada feroz, su martillo legendario…
Era el Gran Thor, guerrero de Asgard, una fuerza que incluso los más antiguos respetaban.
Las criaturas observaban en silencio.
Algunos con temor, otros con admiración.
Y muchos… sabían que Thor estaría allí. Era su estilo. Orgulloso, valiente, imparable.
El presentador alzó nuevamente la voz.
—Y ahora, el segundo participante...
Antes de que pudiera terminar, un rayo cegador cayó desde el cielo, más brillante que el sol.
El estruendo fue devastador.
Una cortina de polvo envolvió la arena y, en medio de ella, una silueta avanzaba con majestuosidad.
—Niño… no te creas la gran cosa.
Yo soy Zeus, el Dios del Relámpago, Padre del Olimpo.
Y he venido por el título que me pertenece.
Los murmullos estallaron como un rugido colectivo.
El mismísimo Zeus, soberano de los dioses del Olimpo, había respondido al llamado.
Dos titanes.
Dos maestros de la tormenta.
Dos leyendas.
Uno, el trueno. El otro, el relámpago.
—Ya lo veremos, Zeus —gruñó Thor, con una sonrisa desafiante.
El presentador levantó la mano.
Y con una voz que retumbó como un tambor de guerra, declaró:
—¡Que comience el primer combate del Torneo de lo Oculto!
Editado: 12.06.2025