Capítulo 17: La Ferocidad y la Pureza
La pérdida de Santa fue muy impactante para todo el estadio, pero sobre todo para sus amigos y su esposa. Las lágrimas no paraban de caer. La señora Clos se derrumbó en las escaleras.
Desde el cielo se oían nuevamente las campanadas, que bajaban suavemente. El trineo, llevado por sus renos, descendía directamente hacia el cuerpo de Santa. Ya frente a él, los renos, con una mirada triste y lamentable, levantaron sus patas, y con ellas, el cuerpo de Santa se elevó y se acomodó dentro del trineo. Con suavidad, los renos empezaron a moverse, llevándose el cuerpo de Santa hacia el cielo.
—Bueno... ahora es hora de continuar con este torneo. ¿Quiénes serán nuestros próximos participantes? ¡Que pasen ahora sin más preámbulos!
Una luz empezaba a caer del cielo, muy brillante. De ella comenzó a aparecer una figura majestuosa, de gran belleza.
—Ya veo... así que nuestro próximo participante ha llegado: una de las criaturas más puras que existen. Con su nobleza y su fuerza... ¡con ustedes, el Unicornio!
Con un relincho, salió de la luz, galopando por todo el estadio con toda su belleza y nobleza. Mientras galopaba el Unicornio, una gran luna se alzó en el cielo, y con esa luna, un aullido retumbó en todo el estadio:
—¡Auuuuuuuuu!
Este aullido empezaba a asustar a los espectadores. Era un sonido reconocido por todos: el llamado de una criatura feroz y despiadada.
—Vaya… esto será interesante. Nuestro próximo participante es una de las criaturas más feroces y despiadadas que se han conocido. No tiene control y solo se deja llevar por sus instintos. ¡Con ustedes, el Hombre Lobo!
Desde el cielo cayó en picada como un meteorito al centro del estadio. Del gran impacto emergió una bestia: el Hombre Lobo. Tenía la piel negra como la noche, ojos amarillos y brillantes, y garras afiladas como cuchillas. El Unicornio no había dejado de galopar y solo observaba al Hombre Lobo desde la distancia, mientras éste sonreía como si hubiera encontrado una nueva presa.
—¡Que el combate comience!
Rápidamente, el Hombre Lobo, en cuatro patas, empezó a correr hacia el Unicornio. Este, raspando el suelo con su pezuña, daba indicios de que iba a salir disparado. Y así lo hizo. Antes de que el Hombre Lobo lo alcanzara, el Unicornio se lanzó a toda velocidad, comenzando una persecución por todo el estadio.
Era como si fuera una carrera en vez de una pelea. En medio de esa carrera, el Unicornio miró hacia atrás; su cuerno comenzó a brillar con gran intensidad. Por un momento, cegó al Hombre Lobo, deteniéndolo el tiempo suficiente para herirlo en el costado con su cuerno. El Hombre Lobo lanzó un gran rugido de dolor.
Intentando aprovechar el momento, se lanzó nuevamente sobre el Unicornio, buscando desgarrar su cuello, pero este escapó justo a tiempo. Enfurecido, el Hombre Lobo volvió a la persecución.
Nuevamente comenzó la carrera. El Unicornio volvió a deslumbrarlo, pero esta vez, al momento de investirlo, el Hombre Lobo usó sus sentidos mejorados y logró esquivar el ataque, golpeando con fuerza el costado del Unicornio y lanzándolo por los aires.
El Unicornio empezó a derramar sangre, pero rápidamente se recompuso, galopando otra vez antes de ser alcanzado. El Hombre Lobo ahora no lo perseguía; solo lo observaba, mientras su propia herida comenzaba a curarse.
Al ver que tenía buena distancia, el Unicornio se detuvo y comenzó a concentrar luz a su alrededor. Todo su cuerpo y su cuerno empezaron a brillar con gran intensidad. Con un relincho, se levantó en dos patas y fue directo hacia el Hombre Lobo.
Este lo esperaba, observando cada movimiento. El Unicornio intentó embestirlo nuevamente, pero el Hombre Lobo esquivó con agilidad. Al intentar acertar otro golpe, una luz que irradiaba del cuerpo del Unicornio actuó como una armadura, evitando que recibiera daño alguno.
Sorprendido por lo sucedido, el Hombre Lobo recibió un gran impacto en la cabeza: el Unicornio le había lanzado una poderosa patada con sus patas traseras.
Al recibir ese golpe, el hombre lobo empezó a tambalearse de un lado al otro. Fue un golpe directo en la cabeza, muy efectivo. Sin dejar de aprovechar el momento, rápidamente el unicornio invistió con su cuerno brillante hacia el hombre lobo. Al verse incapaz de esquivarlo, el hombre lobo intentó bloquearlo con sus garras. El cuerno del unicornio perforó por completo una de las garras del hombre lobo. Rápidamente, el hombre lobo se apartó con una gran herida en su mano. Alrededor de su herida, era como si lo hubiera quemado, y sus poderes de regeneración parecían no estar funcionando.
Con una mirada de disgusto, el hombre lobo tomó más distancia de la que tenía, viendo el peligro que representaba el unicornio. Pero el unicornio no dejaba que recuperara el aliento; nuevamente fue hacia el hombre lobo. Al percatarse de que el unicornio no iba a parar de atacar, el hombre lobo rápidamente dio un gran salto, subiendo hasta la cima de un pilar del coliseo. Con un gran aullido empezó a canalizar la luz de la luna, y su cuerpo empezaba a transformarse. Su piel negra como la noche empezaba a tornarse plateada como la luna. Todo su pelaje empezó a tornarse plateado. su erida, aunque no ce curaba, empezaba a cicatrizarse. Su tamaño aumentaba, su pelaje crecía, y con un gran aullido que retumbaba en los oídos de los espectadores frente a la luna, la gran figura del hombre lobo en su forma completa aparecía.
La mirada de disgusto que tenía se había transformado en una mirada arrogante. Rápidamente, nuevamente de un gran salto, se puso de frente hacia el unicornio sin una pizca de miedo, mientras que el unicornio lo veía con gran intriga. Los dos avanzaron hacia adelante al mismo tiempo: el unicornio con su armadura de luz y su cuerno brillante; el hombre lobo en su forma completa, lleno del poder de la luna. El unicornio empezó a mover su cabeza de un lado a otro, haciendo que su cuerno se asemejara a una espada, pero el hombre lobo desviaba sus ataques con sus garras. Era un intercambio de golpes de gran velocidad, pero se veía que las garras del hombre lobo empezaban a herir el cuerpo del unicornio, aun con su armadura.
Editado: 27.08.2025