El Torneo De Lo Oculto

Capítulo 18: La Magia Absoluta

La impactante imagen del unicornio asesinando fue algo difícil de creer, pero aun así había sucedido. Todos estaban confundidos, pero solo podían creer en los hechos que habían presenciado con sus propios ojos.

—Bien, ahora continuamos con el torneo —dijo el anunciador—. Y déjenme recordarles a todos nuevamente que en esta parte del torneo la nueva regla es que solo uno sobrevivirá. El otro tiene que perecer, sin excepciones.

Al oír esas palabras, todos se dieron cuenta de la magnitud del torneo. Esto no era un simple juego. De verdad era un torneo donde se decidía algo muy importante: quién sería el soberano de todo en el mundo de la oscuridad.

—Dicho eso, ¡nuestros próximos participantes!

Desde la entrada se escuchaban pasos que se acercaban. De la oscuridad salió una figura encorvada y pequeña. Era una viejecita de cabello blanco y rostro arrugado. Caminaba con pasos lentos pero firmes.

—Nuestro próximo participante, llena de sabiduría, de magia y hechicería: ¡con ustedes, la gran bruja Baba Yaga!

Todos recordaban su combate contra La Llorona y esperaban mucho de ella. Tal vez este era el momento indicado para ver el alcance de todo su poder en este torneo.

Desde la otra entrada se escuchó un relincho. El galopar de un caballo poderoso se acercaba. De la entrada emergió un caballo de seis patas, y sobre él iba el todopoderoso Odín, el padre de los dioses nórdicos, con su característica lanza empuñada en la mano.

—¡Vaya! Este sí será un combate interesante. Nuestro siguiente participante, otro gran exponente de la magia: ¡con ustedes, el gran Odín, el dios nórdico!

La multitud estalló en vítores al ver a estos dos colosos frente a frente. Ambos eran conocidos por su dominio mágico y su gran sabiduría. Este iba a ser un combate sin precedentes.

—Muy bien... ¡que comience el combate!

Odín bajó de su caballo con rapidez. Con una señal, el caballo dio la vuelta y regresó por donde había llegado. Baba Yaga, tranquila, lo observaba sin moverse.

Odín comenzó a acercarse a Baba Yaga lentamente, con una pizca de desconfianza en la mirada.

—Así que tú eres la famosa bruja Baba Yaga —dijo él—. He escuchado mucho de ti. Siempre quise ver si tu magia se compara con la mía.

—Sí, sí... ¿quién no ha oído hablar del gran Odín? —respondió Baba Yaga con una sonrisa irónica—. Aquel que cambió su ojo por la sabiduría. Pagaste un precio por ella... Mientras que yo la obtuve sin necesidad de hacer sacrificios como tú. No sé qué magia sea la más fuerte, pero creo que estarás de acuerdo conmigo en que hoy lo sabremos.

Ambos sonreían. Se estaban probando.

Odín, sin previo aviso, intentó un ataque sorpresa con su lanza. Sin embargo, Baba Yaga ya había conjurado una barrera de viento. El choque entre la lanza y la barrera fue tan fuerte que saltaban chispas, pero ambos seguían fijos, mirándose a los ojos con determinación.

Entonces, Baba Yaga comenzó a conjurar un nuevo hechizo, mientras Odín hacía lo mismo utilizando magia de runas antiguas. El dios nórdico invocó una tormenta de truenos, mientras que Baba Yaga convocaba bolas de fuego que flotaban a su alrededor.

Odín alzó su lanza hacia el cielo, canalizando los truenos. Baba Yaga, por su parte, tomó una pócima de su bolsa y la arrojó al suelo. Una cortina de niebla cubrió el campo y su figura desapareció entre la bruma.

Odín lanzó rayos por todo el campo, intentando localizarla, pero no lograba verla. Entonces, una bola de fuego impactó su espalda, provocándole daño. Rápidamente concentró los rayos en la dirección del impacto, pero nuevamente fue golpeado desde otro ángulo.

Más bolas de fuego impactaban a Odín desde distintas direcciones. Desconcertado, Odín levantó una barrera mágica para protegerse del fuego, mientras Baba Yaga...

mientras Baba Yaga seguía atacando desde la niebla. Odín, cansado de estos ataques furtivos, controló los truenos formando un anillo de energía a su alrededor y lo expandió con gran fuerza por todo el campo, intentando así acabar con la ofensiva de Baba Yaga. Sin embargo, no logró localizarla, y las bolas de fuego continuaban cayendo desde múltiples direcciones.

La barrera de Odín comenzaba a resquebrajarse. No podía aguantar mucho más el asedio constante. Y entonces, repentinamente, los ataques cesaron. Las bolas de fuego se detuvieron por completo.

Odín, consciente de lo astuta y peligrosa que era Baba Yaga, no bajó la guardia. Comenzó a recitar un nuevo hechizo. Pero antes de que pudiera terminarlo, una gran bola de fuego impactó contra su barrera mágica, destruyéndola por completo y provocándole graves quemaduras. La explosión disipó la niebla que cubría el campo, dejando al descubierto la figura malherida de Odín, aún de pie, envuelto en humo y fuego, y la silueta sonriente de Baba Yaga al otro extremo.

Odín, herido pero determinado, continuó conjurando runas antiguas, impregnándolas en su lanza mientras Baba Yaga empezaba a recitar su propio hechizo. El suelo del coliseo comenzó a temblar, como si un terremoto estuviese formándose debajo de ellos.

A pesar del caos, Odín terminó de imbuir su lanza con poder rúnico y la lanzó con gran fuerza directamente hacia Baba Yaga. Pero justo antes de que la lanza la alcanzara, una mano de piedra emergió del suelo y atrapó el proyectil.

Sin embargo, antes de que Baba Yaga pudiera reaccionar, la lanza liberó una explosión mágica que la tomó por sorpresa. Baba Yaga salió disparada hacia atrás. Se levantó de inmediato, bebió una pócima que sacó de su túnica y comenzó a curar sus heridas rápidamente.



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En el texto hay: fantasia, accion, sodrenatural

Editado: 02.10.2025

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