Capítulo 28: Sombras Eternas
Todos los espectadores se preguntaban a qué se debía el cambio en la apariencia del unicornio. Algunos tenían diferentes conjeturas: unos decían que, por haber matado, tal vez se había corrompido; otros pensaban que podría tratarse de algún tipo de poder oculto.
Mientras todos tenían su propia hipótesis, una pequeña hada, llena de curiosidad, se levantó y con una voz temblorosa se dirigió hacia el referí:
—Disculpe, señor referí… ¿usted sabe lo que le pasó al unicornio? Algo no se siente bien y creo que usted sabría lo que sucedió.
Lo decía con una mirada curiosa, pero a la vez temerosa.
—Ya veo… así que tienen curiosidad. Pues sí, sé lo que sucede, pequeña.
Todos a su alrededor rápidamente se quedaron en silencio, mientras la pequeña hada tragaba saliva y, reuniendo valor, volvió a preguntar:
—¿Y puede decirnos qué es lo que pasa, por favor?
El referí asintió con calma y, refiriéndose a todos los espectadores con una voz fuerte, comenzó a explicar:
—Bueno, ya que soy el presentador, no me importaría revelar algunas cosas, así que se los diré.
Los unicornios son una raza de espíritus nobles y puros. Como ustedes saben, todos nacen con un núcleo de energía pura. En casos muy extremos, esa energía puede ser llevada a su límite, al punto de que su núcleo se rompa por completo, dando como resultado que el unicornio ya no pueda contener más energía pura. Esto es, además, una gran vergüenza para cualquier unicornio que pase por ello, y por esa razón son inmediatamente excluidos por los demás, siendo considerados impuros. Algunos unicornios incluso prefieren la muerte antes que llegar a estos extremos.
No sé qué es lo que este unicornio busca como para haber llegado a este punto… Eso es todo lo que puedo decirles.
Luego, miró a la pequeña hada y añadió con una sonrisa oscura:
—Bien, pequeña, espero que haya resuelto tu curiosidad. Pero ahora es hora de continuar.
Tras dar esta explicación, el referí se alejó y se dirigió al centro del estadio.
—Bien, para nuestra próxima batalla… ¡que pase nuestro primer participante!
Desde la entrada, salió disparada con gran rapidez la figura de la bruja Baba Yaga, llegando montada en una escoba mágica. Era la primera vez que se la veía utilizando una escoba para moverse; parecía que iba a emplear todo lo que tuviera a su alcance, ya que cualquier oponente con el que tuviera que luchar sería, sin duda, de los más fuertes.
Rápidamente voló hacia el centro del estadio, descendiendo lentamente. Miraba hacia todos lados como si fuera su primera vez allí, soltando un suspiro, pero con una fuerte determinación.
—Nuestro próximo participante es… ¡la gran bruja del Bosque, Baba Yaga! —anunciaba el árbitro.
Mientras la presentaba, ya se acercaba su oponente. Una gran sombra salía desde la entrada, y el espacio se volvió frío. El aliento de Baba Yaga se podía percibir sin ninguna dificultad, debido a la temperatura que producía aquella presencia.
La sombra se hizo cada vez más grande hasta que, finalmente, fue revelada la figura detrás de ella.
—¡Nuestro próximo participante es el rey del Inframundo, Hades!
Este caminó hacia el centro con gran tranquilidad. No mostraba ningún rastro de emociones, solo mantenía su mirada fija hacia el frente, dirigiéndose a donde estaba Baba Yaga. Las sombras comenzaron a reunirse a su alrededor, y de ellas empezó a formarse una gran guadaña oscura. Tomándola con una sola mano, se puso frente a Baba Yaga y la miró fríamente, mientras ella hacía lo mismo.
Uno empuñaba una guadaña, el otro su escoba mágica. Ambos estaban dispuestos a darlo todo desde el inicio, no como en combates anteriores. Esta vez parecía que revelarían todas sus cartas.
—¡Que comience la batalla! —anunció el referí.
Apenas dio inicio al enfrentamiento, Hades blandió su guadaña contra Baba Yaga, mientras que la bruja detenía su ataque con su escoba.
Todos quedaron impresionados al ver que una simple escoba podía aguantar el impacto de una guadaña hecha con los poderes de Hades.
Rápidamente empezaron a intercambiar golpe tras golpe, desplegando ráfagas con cada impacto. Hasta que Hades, con un gran movimiento de su guadaña, liberó un corte de energía oscura lanzándolo hacia Baba Yaga.
La bruja rápidamente conjuró una barrera protectora. El corte oscuro no pudo atravesar del todo su defensa, pero con un solo impacto la dejó resquebrajada…
Baba Yaga rápidamente conjuró una barrera protectora. El corte oscuro no pudo atravesar la defensa, pero con un solo impacto la dejó resquebrajada.
La bruja reaccionó de inmediato, invocando múltiples bolas de fuego a su alrededor y lanzándolas contra Hades. Sin embargo, él blandía su guadaña con destreza, cortándolas una tras otra mientras avanzaba hacia ella.
Baba Yaga, viendo que no podía detenerlo, tomó su escoba y se elevó hacia el cielo. Desde allí conjuró un bosque entero que se levantaba por todo el estadio, perdiendo a Hades en medio de la espesura.
Hades respondió rápidamente, liberando un corte oscuro con su guadaña que arrasó todos los árboles a su alrededor. Pero la bruja volvió a hacerlos crecer, dándoles vida. En un instante, un ejército de árboles vivientes se alzó para enfrentar al señor del Inframundo.
Hades comenzó a cortar a los árboles uno tras otro, pero Baba Yaga no se detuvo. Elevó sus manos y conjuró una gigantesca bola de fuego en el cielo, acumulando poder mientras sus criaturas atacaban.
Al darse cuenta de lo que ocurría, Hades intentó detenerla invocando dos enormes manos espectrales que se abalanzaron hacia ella. Sin embargo, los árboles vivientes se sacrificaron, fusionándose y formando un árbol colosal que detuvo el ataque de las manos espectrales.
Editado: 19.09.2025