El Trono de Huesos

Segundo hechizo: Rojo

Uno tras otro, los hechizos catalogados como bromas fueron lanzados por Dolores hacía su maestro, a la par que la chica hablaba un «perfecto» drakoniano al hacerlo, recitando el nombre del hechizo en voz alta al ejecutarlo gracias a los pergaminos de su maestro.

Radimir recibió cada embate de los conjuros agresivos, se maravilló con los de ilusión y se impresionó con la agilidad que manejaba los de soporte, cosa que pudo maniobrar gracias al uso de su varita y su propia magia, evitando ser golpeado por todo.

Al acabarse los pergaminos de broma, Radimir aplaudió, por lo que Dolores, agotada y con ambas manos apoyadas en sus rodillas, además de su respiración estar acelerada, le sonrió a su maestro, aunque de inmediato, su cara cambió al notar algo.

—Maestro, no quiero ofenderlo, pero nos hace falta una broma… —resaltó la chica, algo que definitivamente hizo al hombre bajar la mirada, serio, mas luego voltear alegre a su alumna.

—Ese hechizo no es «básico» —aclaró el hombre, cosa que extrañó a Dolores.

— ¿Cómo así?

—Hay algo que no hemos hablado, y es el hecho de que existen hechizos creados por magos, no por dragones —eso dejó perpleja a la chica, pues no podía creer lo que escuchaba—. Un ejemplo es el hechizo «Buen sazón». Fue creado en Gaia II por un mago chef. Así mismo, aquel hechizo que dices «falta» fue inventado por un necromante de un planeta muy lejano llamado M’Tsujha. Ese sitio es de los lugares más terroríficos que he visitado, cuya atmosfera ignominiosa y ecosistemas pantanosos de colores grisáceos y purpuras son terribles. El sujeto en cuestión me lo dio a cambio de otro hechizo que él no conocía. En parte me arrepiento de haberlo aprendido y te comenté sobre él para que sepas que hay cosas en la magia que son mejores dejarlas sin revelar o usar —explicó el hombre muy seriamente.

—Como el hechizo de «revivir».

— ¡Exactamente! Los dragones son capaces de magia impresionante, y sólo ellos deberían ser sus usuarios —esas palabras hicieron pensar a Dolores, tanto que continuó con la pregunta.

—Maestro, ¿usted conoce a algún dragón?

—Sí, a varios, en realidad. Todos son muy cordiales, afables, y otras cosas que terminen en «les» que sean mayormente positivas.

— ¿Alguna cualidad negativa? —La pregunta dejó pensando al mago, mas Dolores hizo otra pregunta antes—. ¿Cómo son… físicamente? ¿Tienen alas, cuernos, escamas y cola?

—También grandes colmillos y ojos que al dilatarse se vuelven delgadas líneas verticales —bromeó el hombre—. Son imponentes y radiantes, en su mayoría. Existen dragones oscuros, como el de un lugar bastante luminoso hecho mayormente de diamantes llamado Sscankhri, cuya atmósfera crea una presión inigualable, lo que forma dichas estructuras preciosas en lugar de montañas —la descripción dejó a Dolores sin habla, para luego seguir preguntando.

— ¿Y qué le dicen? ¿Cómo es que antes no me habló de estos mundos?

—Bueno, no preguntaste —bufó el hombre, para luego tomar los pergaminos de nivel uno—. Ciertamente fue difícil contactar con algunos. Existen otros que conviven con los seres «mortales» y son tratados como eminencias. Depende del lugar —esas palabras hicieron a la aprendiz emocionarse, mas luego pareció deprimirse un poco.

—Todos menos aquí. Me gustaría que un dragón estuviera presente. Haría éste de un lugar más ameno.

—Lo hay —aquello dejó perpleja a Dolores, impresionada por completo—, Naerke no es la excepción. Aquí también vive un dragón. En todos los mundos habita uno, excepto en Audelion —la emoción de la chica le dibujó una gran sonrisa, cosa que le hizo a Radimir ponerse muy feliz.

— ¿Cómo se llama? ¿Dónde está?

—Bueno, te prometo que cuando todo acabe, te llevaré a conocerlo —dicho eso, el hombre levantó su meñique y lo colocó frente a su aprendiz, tomado aquel por el mismo dedo de la mano de la joven.

— ¡Es una promesa, entonces! —Con ello, la chica sintió que su maestro tenía más confianza en ganar y eso le llenó el corazón de alegría.

—Bien, es hora de que lancemos hechizos de nivel 1. ¿Estás lista? —Dolores asintió y el embate comenzó. Ahora lo ejecutado era más peligroso, mas el mago se dejó abatir por la mayoría de estos usando armaduras mágicas y su varita para repeler el poder de la mayoría, hasta que la noche cayó a su punto medio, comenzado otro día y acabados los hechizos, cosa que provocó a Dolores caer sobre sus manos al suelo.

— ¿Por qué agota? ¿Estoy gastando mana? —Preguntó la aprendiz, tendida la mano de Radimir para ayudarla a ponerse de pie.

—No, es sólo que lanzar hechizos también usa una ínfima parte de tu aura —eso dejó a la aprendiz extrañada, pues era obvio que no entendía—. Creo que deberíamos repasar lecciones. Sí te expliqué qué es el aura y viste a los dragones en la sección de criaturas mágicas y míticas —regañó el hombre al tomar la valija vacía y dirigirse de vuelta a la tienda de campaña, azotados ambos todavía por el viento.

—Es cierto, mas lo que decía de los dragones era muy extenso y me pidió leer sólo la descripción inicial de cada uno. Únicamente todo de los que me interesaban mucho.

— ¿Y los dragones no te llamaron la atención?

— ¡No en ese entonces! —Esto hizo que Radimir pusiera una cara chistosa de preocupación.

— ¡Uy! ¡Qué jamás Pridhreghdi te escuche decir eso!

— ¡No! —Exclamó largo de la impresión—. ¡Conoce al amo de la luz!

— ¿Fue pregunta o afirmación?

—Emm… Yo… ¡NO SÉ!

—Pues es mentira, o la respuesta es «no» —explicó el hombre al seguir caminando—. Tampoco conozco a nadie que lo haya visto. Eso sería… ¡Increíble! —Luego de eso, Dolores continuó haciéndole muchas preguntas a Radimir hasta que llegaron a la tienda de campaña y cenaron. La joven se veía con mucha energía y el cuestionamiento continuaba, tanto que Radimir decidió salir de la tienda al acabar la ingesta, crear una fogata con magia y formar asiento alrededor de la misma, servido vino en una copa común por él para beber.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.