El tutor de japonés

Capítulo 15

Deambulo por las calles de Tokio sin saber a dónde ir ni con quien contactar. Andar hoy en día sin móvil es una auténtica tortura, y no sé cómo orientarme, ni tengo opción de preguntar, ni llamar a nadie del grupo con el que he venido. Ni siquiera sé la hora…

Piensa, Violeta, piensa –me digo-, pero los pictogramas de las calles no me ayudan… Empiezo a sentirme desesperada. ¿Qué me está pasando con Takeshi? Sólo un instante más y hubiese caído en sus brazos sin importarme nada; un poco más y él hubiese marcado mi primera vez. ¿A qué demonios está jugando? ¿No quería una occidental que se fuese pronto y a la que no le gustasen los orientales para reproducir su farsa, sin ningún vínculo entre ambos y después acabar? ¿Por qué ahora intenta seducirme? ¿Intenta confundirme? ¡Maldito seas Takeshi! Ahora estoy perdida por tu culpa…

Anochece ya cuando encuentro frente a mí la pensión de Aneko. Sé que no es casualidad, pues tanto la lavandería, como el gimnasio al que hemos ido esta mañana, estaban dentro del distrito de Arakawa, sin embargo no puedo dejar de maldecir mi mala suerte y pensar en porqué no he podido darme de bruces con la residencia de Geidai. Cuando traspaso la puerta del edificio me encuentro con un revuelo de gente, hablando todos a la vez en el pequeño salón de té de mi anfitriona. Aneko dirige sus ojos hacia mí y los demás la siguen, quedando de repente la estancia en silencio, pero es Takeshi quien corre hacia mi encuentro.

-¡Cariño! ¿Dónde estabas? Me tenías preocupado… -me dice.

-Me he perdido… –contesto sin querer mencionar lo sucedido en el gimnasio delante de tanta gente.

-Ven que te presento. Este es Fudo, mi padre; Daiki, mi hermano pequeño, y Rio, mi hermana menor. Han venido a vernos.

¡Vaya que inoportunos! ¿No tenían otro momento mejor? ¿Podré aparentar hoy ser la novia del tío que casi me lo hace en un gimnasio?

Takeshi me mira sonriendo y con los ojos muy abiertos… bueno todo lo que él puede abrirlos…

-¿Hablan español? –pregunto.

-No, pero sí inglés.

Bien. Decido hacer mi mejor actuación frente a la que se supone que será mi familia política, mostrándome agradable y respetuosa, y reproduciendo los movimientos que Aneko me enseña sin que nadie se dé cuenta. Fudo me parece el típico patriarca, preocupado por conocer a las personas con las que se relaciona su hijo, pero sin demasiada actitud fraternal. Daiki me cae bien desde el principio. Es una copia exacta de Takeshi pero más pequeño, más alegre; expresivo y dulce. Y Rio… No sé; no he debido caerla muy bien, y creo que ella a mí tampoco. Debe verme como a la usurpadora del cariño de su hermano mayor, o yo qué sé, pero la cosa es que entre nosotras hay un aire extraño; raro, como de desconfianza mutua.

Pasamos la noche hablando y convenciéndoles que somos una pareja consolidada, feliz y con proyectos de futuro. Yo debo inventarme la intención de quedarme en Japón en cuanto acabe la  universidad, pues creo que el tema de que pueda llevarme a Takeshi a España les agobia bastante. ¡Como si fuese a suceder!

-¿Where’s your wife? (Dónde está su mujer?) –le pregunto a mi suegro esperando no meter la pata, pues Takeshi no ha mencionado a su madre en ningún momento.

-She’s sick and hasn’t been able to come, but she sends you her blessings. (Ella está enferma y no ha podido venir, pero os manda sus bendiciones).

-We could go visit her one day and that way we would get to know each other (Podríamos ir algún día a visitarla y así nos conoceríamos) –dejo caer esa idea sobre mi tutor.

-Sí, algún día –dice él algo cabizbajo- Well, you will be tired from the trip. You better go rest (Bueno, estaréis cansados del viaje. Será mejor que os vayáis a descansar) –les ordena.

A lo que ellos reaccionan enseguida, llevados por Aneko a lo que sospecho serán sus habitaciones.

-Onaji apäto de nemasu ka? (¿Vosotros dormís en el mismo apartamento?) –pregunta Rio a su hermano con evidente molestia.

-Jitsuwa watashitachiha kareshidesu (Claro, somos novios) –veo que sonríe Takeshi antes de contestar.

Cuando se baja el telón; la obra acaba y volvemos a estar solos, sale nuestra verdadera relación.

-¡No sabía que iban a venir! –se adelanta Takeshi excusándose.

-Pues han elegido un día…

¿Qué más voy a decirle? ¿Le echo la bronca por lo del gimnasio? ¿O por perderme por las calles tokiotas cuando fui yo quien huyó? Con este hombre ando como en arenas movedizas; nunca sé qué paso dar...

-Han venido al festival de primavera… -me dice-. Creo que tenemos que ir.

-¿Qué es el festival de primavera?

-Es una fiesta; como una romería. Se celebra cuando florecen los cerezos y sirve para dar la bienvenida a la primavera. Vamos al templo; tiramos flores; se escucha música… Ese tipo de cosas. Te gustará.

-¿Y cuándo es? –pregunto.

-Mañana. Además las parejas que están comprometidas tienen un papel importante. Debemos ir vestidos de ropa tradicional. Yo llevaré un kimono masculino y tú uno de seda.

-Takeshi tú y yo no estamos comprometidos… Esa historia la contaste en el campus, pero tú familia es la primera vez que me ve, ¿cómo vamos a estar comprometidos? -Takeshi exhala- Aunque nuestras costumbres son diferentes, entiendo que los compromisos tienen cosas parecidas –continúo-. Dentro de cada idiosincrasia cultural, uno se compromete vinculando a la familia en ese nexo, no?

-Tienes razón, pero en mi caso es diferente. Mis padres están enfadados porque no me he casado con Sakura y el motivo que les he dado para no hacerlo, es que estoy enamorado de ti. Les he tenido que decir que nos hemos comprometidos frente a tu familia, ya que la mía no estaba dispuesta a dejarme elegir y ser feliz, así que para ellos y para mí, es muy importante que actúes como mi verdadera prometida. Si hacemos la ceremonia de mañana ellos se creerán que vamos a casarnos y romperán el compromiso con Sakura. ¿Lo entiendes ahora?




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