Nos despertamos cerca de las 12 del mediodía, y lo primero que sentí fue un bikini estrellándose en mi cara.
—¡Despierta! Nos vamos a dormir la mona a la playa —dijo Eva, ya de pie y con energía sospechosa para lo que habíamos salido la noche anterior.
—Ay, Dios… —murmuré, intentando abrir los ojos.
Su madre, que era un amor, nos preparó unos bocatas, refrescos y una pieza de fruta, y nos fuimos directas a la playa. Allí, entre el sol y el sonido de las olas, pasaron las horas: hablamos, reflexionamos y reímos, pero yo… yo no podía dejar de darle vueltas a mi encuentro con Javi. Sabía que tenía que hablar con Víctor, porque me sentía culpable; era como si, sin querer, sintiera más por Javi que por él. Y, aunque tenía claro que con Javi no iba a volver, él siempre sabía cómo engancharme en su juego de tira y afloja.
—Oye, Eva, ¿tú crees que pensar en Javi, pero no en plan pareja porque, vamos, no voy a volver nunca con él, es desleal? ¿O se considera infidelidad? —le solté, mirando al cielo como si la respuesta pudiera estar en alguna nube.
Eva, que estaba untándose crema en los hombros, se quedó en pausa y me miró con una mezcla de sorpresa y diversión.
—¿Infidelidad mental, dices? Como… ¿un "crimen de pensamiento"? —se rió, alzando las cejas—. Sofi, la humanidad no estaba preparada para preguntas como esta.
—No, en serio —le insistí, poniéndome seria—. Quiero decir, estoy con Víctor, pero Javi me aparece en la cabeza como un ninja y de repente ahí estoy, dándole vueltas. Y no sé si eso cuenta como una especie de traición.
Eva soltó una carcajada, tan fuerte que la pareja de al lado nos miró con cara de “¡controlaos!”
—Sofi, vamos a ver, a Javi le tienes ahí en la cabeza porque es el “famoso” de tu vida, el personaje principal de tu “película romántica pasada”. ¡Eso no es infidelidad! Mira, si no estás imaginándote fugas de película o poniéndole banda sonora a tus pensamientos, ¡no hay delito!
—Vale, pero ¿y si pienso en él más que en Víctor? ¿Eso es como… no sé, traición emocional o algo así? —dije, frunciendo el ceño y sintiéndome un poco tonta.
Eva se sentó y me dio una palmadita en la cabeza, como si fuera una niña pequeña.
—Sofi, cariño, ¿te oyes? Mira, pensar en Javi no cuenta como infidelidad, ¡a menos que estés a dos segundos de ponerlo en tu lista de “imposibles olvidables”! Vamos, él es como… tu ex de “cultura general”, alguien que no puedes borrar del cerebro. Pero eso no es traición.
—¿"Ex de cultura general"? —me reí, tratando de imaginarme esa categoría en un currículum.
—Exacto. Todos tenemos uno. Mira, si piensas en él porque tu cerebro hace clic en "pensamientos absurdos de ex" y no porque le quieres robar un beso, ¡vas bien! —me dijo con una sonrisa de complicidad.
—Vale, entonces no soy oficialmente infiel… solo estoy un poco... “emocionalmente dispersa” —dije, dejando caer los brazos en la toalla, sintiéndome un poco mejor.
Eva asintió, riéndose.
—Exacto. ¡Emocionalmente dispersa! Mejor dicho, imposible.
Estábamos tumbadas en la arena, con los ojos cerrados y la piel todavía un poco húmeda de nuestro último baño, cuando decidí soltarlo.
—Eva… necesito tu ayuda para algo.
Ella abrió un ojo, mirándome con curiosidad.
—¿Qué pasa? No me digas que te volviste a enredar con Javi.
—No, no, nada de eso… —suspiré—. Es sobre Víctor. Creo que tengo que cortar con él, pero no sé cómo hacerlo.
Eva se incorporó, apoyándose en el codo, claramente interesada.
—¿Hablas en serio? Vaya… pero ¿estás segura?
—Es que... Me doy cuenta de que, aunque Víctor es increíble y no ha hecho nada mal, no siento lo que debería. Como que estoy ahí sin estar, ¿sabes? Y no es justo para él. Siento que me tengo que despedir, pero no sé cómo hacerlo sin hacerle daño.
Eva asintió, comprendiendo, y tras un segundo de silencio, me miró con esa expresión que sabía que traería algún comentario sarcástico.
—A ver, Sofi, cortar nunca es fácil, pero mejor ahora que dejarlo tirado cuando él esté más involucrado en la relación. Lo primero, tienes que ser sincera, sin adornos. Nada de "no eres tú, soy yo". Si él es listo, lo verá venir.
—¿Y qué le digo? “Oye, Víctor, todo bien, pero creo que no eres tú y no soy yo, sino que soy yo… pensándome demasiado si eres tú”? —reí, intentando poner en palabras lo complicado que me resultaba.
Eva soltó una carcajada.
—Algo así, pero con menos lío, por favor. Mira, dile que necesitas tiempo para aclararte. No le metas a Javi en esto, que si no, lo único que lograrás es crear más drama. Solo sé honesta: que has disfrutado, pero no estás segura de que seas la persona que él necesita ahora mismo.
—¿Crees que no quedo como la peor persona del mundo? —le pregunté, con cierta ansiedad.
Eva me dio una palmadita en la mano.
—Lo que eres es una persona honesta. Eso es lo que cuenta. Y no te preocupes, Sofi, al final él te va a agradecer que no le hayas hecho perder más tiempo. Te lo digo yo: lo he hecho unas cuantas veces. No va a ser fácil, pero te sentirás mucho mejor después.
Editado: 11.05.2025