El Último Aliento

03. El lago.

MADDISON.

Larry prendió la radio mientras se conectaba al bluetooth para poner alguna canción, segundos después se comenzó a escuchar Bad Guy de Billie Eilish, la cantante favorita de Larry de todos los tiempos. Le sube el volumen al máximo mientras cantaba a todo pulmón la letra de la canción, fue cuestión de tiempo para que el resto nos uniéramos a él en la parte del coro.

El camino dejó de ser de cemento y la gravilla se hizo presente, Conan se desvió metiéndose en un pequeño sendero que a simple vista no se veía que tuviera un destino y solo te fueras a perder en el interior del extenso bosque. Pero la verdad era que si seguías ese camino te llevaría a un precioso lago. Nuestro lago.

Conan siguió conduciendo alrededor de unos diez minutos más hasta llegar al espectacular lago. Las puertas traseras se abrieron en cuanto la Raptor se detuvo, le echo una miradita a Conan quien había tomado su celular para checar algo antes de bajar y seguir a los chicos al lago. La gravilla ahora era sustituida por un césped algo crecido por culpa de que no habíamos venido y lo dejamos descuidado, flores silvestres permanecían ocultas mientras que otras estaban expuestas. El sol mañanero se reflejaba en el agua cristalina del lago y las algas se podían visualizar al igual que las piedras y la profundidad. El lago tenía por lo menos cinco metros de profundidad según Luke, era de forma circular rodeado de flores (las cuales sembré y otras nacieron allí por si solas) y contaba con piedras en las cuales podías sentarte si querías estar más cerca sin tener que meterte. Un pequeño muelle de madera permanecía a unos cuantos metros dentro del lago quedando enfrente de nosotros el cual lo habían tomado como una plataforma para echarse clavados.

La sonrisa de Larry amenazaba con partir su cara por la mitad al momento que vio su reflejo en el agua cristalina, cuando volteó para vernos sus ojos decían sus claras intensiones de meterse, sin importarle que no traía ropa extra para mojar.

Luke se dejó caer en un hueco que hacían las raíces de un gran árbol que hacía sombra, recargó su espalda mientras buscaba en el interior su mochila algo y lo vi sacar su ostentoso libro el cual lo hacía sufrir, según sus palabras. También sacó una pequeña caja en donde seguramente contenía cosas para decorar su libro. Larry se apartó del lago y fue en busca de su hermano, quizás para pedirle permiso. Me acerqué a ellos, sentándome en otro hueco que encontré, Larry se acurrucó en las piernas de su hermano que no le prestaba atención por estar leyendo el libro que lo hizo fruncir el ceño de inmediato.

Sentí como alguien recargaba su cabeza en mi hombro y no tenía que voltear para saber que era Conan. Inconscientemente recargue mi cabeza sobre la suya mientras veía a Larry luchar contra un libro por la atención de su hermano.

—Puedo meterme —murmura por lo bajo, pero Luke lo sigue ignorando—. Quiero nadar un poco —siguió, pero no resulto como quería, lo seguían ignorando—. ¿Se van a meter? —ahora nos preguntó a todos, sus ojos viajaron de su hermano (pero en realidad lo único que sus ojos podían ver era el libro) para después dirigirlos hacia nosotros dos.  

—No traemos ropa extra —le contestó Conan por ambos.

Pero esa respuesta no eliminó su sonrisa ni sus ilusiones, al contrario, sus ojos brillaron con malicia.

—¿Quién dijo que nos íbamos a meter con ropa? —sus palabras flotaron en el aire antes de que se metieran por nuestros oídos, entonces su hermano alzó la vista para ver lo que estaba ahora tramando su gemelo.

—Deja de decir cosas sin sentido y duerme un rato —lo reprende su hermano.

Larry simplemente resopló como si estuviera en contra de lo que estaba diciendo su hermano.

—Bien, entonces seré el único que se meta a nadar.

Antes de que nos diera tiempo de comprender sus palabras ya tenía fuera los tenis junto con los calcetines de dibujos animados que le llegaban a la mitad de su pantorrilla, se deshizo de sus jeans quedando únicamente con sus cortos boxers de Superman y acto seguido se sacó la camisa de licra por encima de su cabeza. Se acercó a mí para darme su celular nuevo junto con su billetera de marca.

—¿Me los puedes guardar? Por favor —asiento con mi cabeza y al ver mi asentimiento salió corriendo hacia el puente de madera para saltar dentro del agua haciendo que se moviera de un lado a otro mientras gotas salían disparadas por todo el lugar.

Pasaron cinco segundos y no salía, pasaron diez, quince, veinte y mi corazón se comenzó a acelerar con inquietud porque no salía para tomar aire, separe mi cabeza de la de Conan dispuesta a ir para ver porque no salía, pero antes de que me pusiera de pie salió agarrándose del puente con sus manos impulsándose hacia arriba mientras echaba su cabeza hacia atrás como la Sirenita y agitaba su cabello salpicando agua.

—Encontré conchas de mar —dice alegremente, como si fuera un niño que descubrió algo nuevo y se lo mostraba a su mamá para que lo felicitara por su nuevo descubrimiento—. No recordaba que hubiera.

Dejó las conchas de mar en el puente y se volvió a sumergir desapareciendo otra vez de mi vista. Larry era muy buen nadador todo lo contrario a mí, pero eso no quería decir que no me preocupaba cuando pasaban más de diez segundos bajo el agua sabiendo perfectamente que podía contener la respiración por un minuto y cinco segundos. ¿Pero mi inquietud quien me la controlaba? Nadie.




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