El Último Aliento

04. El inofensivo interrogatorio.

MADDISON.

El regreso a casa fue más silencio de lo que me gustaría.

Antes de que mi papá llegara al lago les dije a los chicos que vendría a recogerme, así que en cuanto nosotros nos fuimos ellos se quedaron ahí porque Larry quería sacar más conchas de mar. Muevo mis dedos sobre mi regazo pidiendo que mi papá dijera alguna palabra, aunque fuera una queja. Que se quedara en silencio era demasiado ajeno a él, siempre hablaba y decía lo que le parecía, nunca se quedaba con las ganas de decir algo, así que me preocupaba mucho su silencio.

—Papá —comencé, pero por alguna razón mis palabras se quedaban atoradas en mi garganta como si se rehusaran a salir. No sabía que decir o que era lo que tenía que contarle.

—Torbellino —mis hombros se relajaron visiblemente al oírlo llamarme de esa manera, si me hubiera llamado por mi nombre significaba que estaba en grandes problemas—. Sabes mejor que nadie que me preocupo mucho por ustedes tres, y mi preocupación aumenta a mil cuando se trata de ti. Cuando Scott me llamó para decirme que tu escuela había tenido un incendio me preocupe y ¿sabes lo que más me aterro? Que cuando me metí en la aplicación para saber en qué lugar te encontrabas no aparecía tu punto morado —se detuvo a sí mismo y apretó sus dedos con más fuerza alrededor del volante, lo vi tragar saliva y siguió hablando—, me imaginé mil quinientos escenarios posibles de lo que te pudo haber pasado y caí en histeria cuando tu madre me llamó, la persona que ni en mil años se atrevería a siquiera decir mi nombre me marcó para decirme que no contestabas los mensajes. Fui a tu escuela, y créeme que me importaba una mierda que los bomberos incluso el propio Scott se atrevieran a detenerme para que no me adentrara a esa escuela llena de llamas solo para encontrarte. Sin embargo, atendiste mi llamada.

El alivio azotó su cuerpo y la culpabilidad se extendió por todo mi cuerpo, quería abrazarlo y decirle que estaba bien y que nada malo me iba a suceder, pero yo tenía la culpa, debí de haberlo llamado y decirle que estaba a salvo y al lado de los chicos. Desde el incidente de mi hermana mayor mi padre se volvió más sobreprotector de lo que ya era, se culpaba por no haber podido salvar a mi hermana, aun cuando era policía. Por ello tengo un localizador en mi llavero que colgaba de mi celular que le indica donde me encontraba las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana, también tiene localizados a mis hermanos de la misma forma. A pesar de ser mucho mayores que yo.

—Debí de avisar, en verdad lo lamento, no quería que te preocuparas y mucho menos que imaginaras escenas dolorosas —y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos deslizándose por mis mejillas sonrojadas por la culpabilidad—. En verdad lo lamento mucho, papá. Prometo que jamás lo volveré hacer. Jamás.

Me cubrí el rostro con ambas manos e intenté controlar mis sollozos, pero me era imposible. No quería ni siquiera imaginar el rostro de mi padre al recibir la llamada de mi madre diciéndole que no le respondía sus mensajes y que muy probablemente estaba… muerta en alguna parte de la escuela quemada.

Sentí como su mano se comenzaba a deslizar por mi cabeza, no me apartó las manos, pero su caricia en mi cabeza no se detuvo hasta que mis sollozos disminuyeron un poco. Ya estábamos afuera de su casa, me ayudó a quitarme el cinturón de seguridad y salió del auto para segundos después aparecer a mi lado abriéndome la puerta.

No quería salir, pero sus brazos me cargaron hasta el interior de la casa. Lo sentí sentarse en un sillón y yo escondí mi rostro en la cuerva de su cuello respirando su agradable olor que de inmediato me hicieron sentir segura y en casa.

—Ya, todo estará bien, Torbellino —besó mi cabello y con cuidado sacó mi rostro de mi escondite para tomarlo con delicadeza, sus ojos color avellana me miraban con cariño y amor y mi corazón se apretujo dentro de mi pecho—. Te amo más que a nada, Maddison, lo sabes ¿verdad? No puedo imaginar mi vida sin tenerte a mi lado, por ello no me importaría meterme en un edificio cubierto en llamas si supiera que estás ahí adentro o saltar del precipicio más alto si supiera que estas allá abajo.

Rodeo mis brazos alrededor de su cuello con fuerza aferrándome a él, como si todo lo que estaba sosteniendo se me fuera a ir de las manos si no lo sujetaba con la fuerza necesaria. Yo tampoco podía imaginar mi vida sin estar al lado del hombre que me cuido incluso cuando aún ni siquiera era un feto.

✼  ҉  ✼  ҉  ✼

—Muy bien, ahora quiero que me digas todo de forma detallada de cómo fue que sucedió aquel incendio. ¿Quién lo provoco? ¿Cómo? ¿De qué forma sucedieron los hechos? ¿Hora? ¿Cómo saliste ilesa de ahí? Quiero absolutamente todo, Torbellino.

Que comience el interrogatorio.

El aroma de la comida inundaba todo el lugar y mi tripa gruñó en protesta por falta de suministros, mi papá estaba sentado enfrente de mi con los brazos cruzados sobre su pecho, ya no era mi papá ahora era el oficial Harrison. Suspiro pesadamente ignorando el hambre que se apoderaba de mi cuerpo y me concentro en contestar sus preguntas tal y como me lo pidió.

—Estaba en la cafetería con los chicos, publicaron una foto de nosotros en un muro de chismes y todo se comenzó a descontrolar, los alumnos que estaban en la escuela nos buscaron y llegaron a la cafetería, cuando intentamos salir por la puerta trasera los periodistas de siempre estaban listos para fotografiar el momento exacto en que salíamos los cuatro y ni siquiera sé como sucedió el incendio, estaba tratando de escapar de aquellas personas —le dije la verdad, o al menos a medias.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.