LUKE.
Mis ojos de deslizaban con rapidez sobre la pantalla de mi celular leyendo los tantos mensajes que me había mandado mi padre sobre el asunto que provocamos Larry y yo. Le contesto, sin embargo, no le doy los detalles simplemente me limito a decirle lo necesario y no es como si le importara mucho saber porque hicimos eso.
Dejo el celular a un lado del escalón en el que estaba sentado y veo como se ilumina el celular de Madd cuando le llega una notificación de Instagram, mis ojos visualizan la notificación y veo que es una solicitud de seguimiento para que la permitiera, tomo el celular sin su permiso y leo el usuario de la persona que ha mandado la solicitud.
day_biker18.
Entrecierro mis ojos intentando averiguar de quien se trataba, pero antes de que pudiera siquiera meterme a la aplicación para ver el perfil de la persona y visualizar sus fotografías Madd apareció de nuevo con el rostro empapado de sudor mientras que una toalla blanca descansaba en sus hombros. Sus mejillas estaban tan sonrojadas por el exhaustivo ejercicio que había hecho con aquellos dos que no paraban ni un segundo con tal de demostrar quien aguantaba más.
—¿Me marcaron? —pregunta, sus ojos van a su celular que ahora tenia la pantalla apagada.
—Te ha llegado una nueva solicitud de seguimiento —le informo al momento en que le extiendo su celular para que lo agarrara y viera de quien se trataba.
Echo mi cabeza hacia su lado sin ocultar mi curiosidad por saber quien era esa persona. Madd presiona la notificación dos veces y esta de inmediato abre la aplicación mostrando la larga lista de personas que seguían esperando que Madd las aceptara, me sorprendo al ver que había más de doscientas solicitudes en espera, sin mucha emoción le pica al perfil de aquel dichoso usuario y lo primero que captan mis ojos es la cantidad de seguidores que tiene, medio millón se mostraba en la parte superior de la información que desprendía, quinientas publicaciones y cero seguidos. ¿Cómo era posible que no siguiera a nadie?
Madd desliza su dedo y veo las fotos que tenía, en su mayoría eran en su moto deportiva y un gran casco negro le cubría toda la cabeza, otros eran videos en los que estaba recorriendo la cuidad en donde vivía y uno que otro en el que hablaba o hacia cualquier cosa. Todas las publicaciones tenían miles de me gusta.
Madd aceptó la solicitud.
La observo con asombro, realmente no creí que la aceptaría, sin embargo, lo había hecho.
—Los chicos con casco se ven muy atractivos —me trata de explicar—. A parte, ser la única que sigue es una idea bastante atractiva.
Sin decir nada más, la veo darle me gusta a sus ultimas dos publicaciones. Sin duda alguna si se enteraba Conan sobre que Madd había aceptado a un chico para que fuera su seguidor le iba a dar un infarto. La veo salirse de la aplicación y vuelve sus ojos hacia mí. Gotas de sudor se siguen deslizando por su piel brillante y las ganas de apartarle esos mechones que se le pegaban en el rostro solo aumentaba.
—¿Crees que nuestro castigo sea muy severo? —La preocupación deslumbraba sus ojos dorados.
—Seguramente.
Se cubre el rostro con la toalla como si eso fuera a quitarnos el castigo. Extiendo mi mano derecha y le coloco esos mechones dorados detrás de sus orejas, no se sorprende por mi repentina acción solamente deja al descubierto uno de sus ojos para verme y después lo vuelve a cubrir. Su celular vuelve a prenderse por la llagada de una nueva notificación y antes de que impidiera que mis ojos se fueran al aparato y leyera de que se trataba una mano externa lo tomó sin mucho cuidado.
Madd le lanza la toalla húmeda por el sudor en el rostro al chico que tenia ahora su celular en su mano.
—¿Nuevo amigo, Patitas Cortas? —Alza una de sus cejas castañas y Madd simplemente se limita a ponerse de pie para intentar retomar su celular, pero sus intentos fallan.
El uno ochenta y ocho de Conan sobrepasaban por mucho el uno sesenta y tres que media Madd.
—¿Ahora no puedo tener amigos? —Se cruza de brazos e intento con toda mi alma contener la risa que amenazaba con salirse de mi boca al ver como Madd tenia que echar la cabeza hacia atrás con tal de mantener el contacto visual con Conan.
—Los tienes, preciosa. Los tienes. —Le asegura mientras revolotea el cabello de Madd provocando que la pequeña chica se abalanzara contra él como un felino enfurecido.
Los celos de Conan eran mucho más grandes que los de Larry y los míos juntos. Siempre se encargaba de protegerla y evitar cualquier acercamiento de otro chico ajeno a nosotros, por ello es que la chica jamás había experimentado lo que era tener una relación real. Creo que por ello leía romance.
Larry apareció expectante ante la escena que estaban haciendo aquellos dos, en cuestión de segundos Madd estaba encima del cuerpo de Conan intentando tomar su celular, pero Conan simplemente tenia que mover su mano de un lado a otra para distraerla.
—¡Conan! —chilló, golpeaba consecutivamente el pecho del chico que solo parecía divertirle ver como el humo salía de su cabeza por lo molesta que estaba—. Devuélveme mi jodido celular.
—Patitas Cortas, ¿ahora ya dices malas palabras? —Fingió el asombro, era mas que claro que sabíamos que Madd decía groserías y más cuando se enfurecía—. Así no se piden las cosas, cariño.
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Editado: 20.07.2024