LARRY
Sigo intentando contactar a mi hermano, pero como las anteriores cien llamadas que he hecho, me manda directo al buzón de voz. Me muevo de un lugar a otro con desesperación, tiro del cabello unas cuantas veces para mantener todos los nervios a raya, sin embargo, eso no me sirve mucho, ya que el solo pensar en que algo malo le pudo haber pasado me vuelvo completamente loco.
Luke jamás desaparece, así este molesto conmigo por algún motivo. Él siempre me dice a dónde irá, pero esta vez no ha dejado ni una notita pegada en el refrigerador, como lo suele hacer cuando no me quiere enviar un mensaje.
Le llamé a Madd para preguntarle si sabía algo de Luke, pero me ha dicho que no lo había visto desde la escuela y ni siquiera me moleste en contactar a Conan porque sé perfectamente que con él no está, con todas las cosas que están sucediendo en la vida de Conan dudo mucho que Luke se quiera involucrar en todo el caos.
Mis ojos se llenan de lágrimas por los horribles pensamientos que me inundan cada centímetro de la cabeza. No me gusta pensar en cosas malas y en especial cuando se trata de mi hermano, pero el no saber absolutamente nada de él me hace divagar mucho. Me siento en el sofá y mi pierna derecha no deja de moverse. Los ojos los mantengo clavados en el móvil esperando a que se prenda por un mensaje o, en todo caso, por una llamada entrante, pero lo único que veo son mis ojos preocupados que se reflejan en la pantalla.
Jamás imaginé que odiaría tanto estar en casa en silencio, detesto que todo esté tan tranquilo. Lo único que soy capaz de escuchar es mi respiración entrecortada, pellizco mi muslo intentando parar los violentos movimientos que daba mi pierna. Prendo nuevamente el móvil y voy a las llamadas recientes que he hecho y vuelvo a marcar el número de mi hermano.
Por favor, por favor, contesta, Luke. ¡Por favor!
Me pongo de pie y voy directamente a la puerta, pero en cuanto pongo la mano sobre la manija, dos toques resuenan en la madera oscura. La abro de inmediato esperando ver a mi hermano, pero, en cambio, la persona que está enfrente de mí es completamente opuesta a lo que deseaba ver con desesperación. Un repartido de comida me tiende una bolsa de plástico; frunzo el ceño ante su repentina aparición. Con desconfianza toma la bolsa y, sin decirme una sola palabra, se da la vuelta y desaparece. Abro la bolsa para ver lo que hay en el interior y lo primero que mis ojos captan es una nota arriba de la bebida.
De seguro no has comido nada, ya es tarde. Come y después ve a dormir.
Estoy bien, no te preocupes, Larry.
Nos vemos en un par de días en la escuela.
Luke.
Es nota era para que me tranquilizara, pero en vez de provocarme eso, la preocupación escala a un nivel más alto. Luke jamás firma sus notas con su nombre, siempre pone el apodo por el que lo llamo. Dejo la bolsa blanca en el piso y salgo de la casa en busca de mi hermano.
Sé que algo no anda bien, y posiblemente necesite de mi ayuda.
✼ ҉ ✼ ҉ ✼
Lo he buscado por todas partes, tanto en los lugares que sé que él frecuenta hasta los lugares que sé que jamás pondría un solo pie porque no le gustan los lugares que estén tan llenos de personas.
Me detengo en medio del parque con la respiración agitada. Coloco mis manos sobre la cadera y centro la mirada en la fuente que está seca; las lucetas iluminan los cuatro caminos que tiene y te dirigen hacia distintas áreas. Las voces de los niños se escuchan junto con los regaños de sus padres para que dejen de hacer travesuras o no se suban a los juegos altos.
El cielo se torna cada vez más oscuro, no hay estrellas ni luna. Las espesas nubes amenazan lluvia y los destellos de los relámpagos se esconden entre ellas, suelto unos cuantos suspiros antes de checar la hora en el reloj inteligente que adorna mi muñeca, las diez de la noche, llevo más de siete horas buscándolo sin descanso alguno y no haberlo encontrado me hace sentir pésimo.
Porque Luke siempre me encuentra sin importar el lugar en el que me esconda, pero yo, no lo pude encontrar.
Un sonoro trueno retumba en lo alto del cielo, mis manos cubren mis oídos y caigo sobre mis pies. El cuerpo comienza a temblar al instante en que gruesas gotas caen sobre mí. Las personas pasan a un lado mío corriendo protegiéndose de la lluvia. Comienzo a murmurar cosas que no soy capaz de entender, mientras que el miedo se va deslizando por todo el cuerpo.
No me gusta la lluvia. No me gustan los relámpagos. No me gustan los truenos. No me gusta estar lejos de mi hermano.
Mis manos presionan con más fuerza mis orejas, intentando eliminar el ruido que hay ahí afuera. Cierro los ojos con fuerza, haciendo que toda la claridad quedara suspendida y fuera sustituida por la oscuridad. Pego mi pecho contra mis piernas, manteniendo la calma, pero solo quiero desaparecer de aquí. Quiero estar debajo de mis gruesas cobijas mientras escucho música a todo volumen para que los truenos no se oigan.
Veo a lo lejos cómo mi hermano corre detrás de una persona que estaba vendiendo paraguas. La lluvia empapa todo su cuerpo, pero no parece importarle en lo más mínimo. Cuando regresa una sonrisa, se posa en su rostro todo mojado, se pasa una mano para deshacerse de las gotas que aún quedaban en él. Su cabello se le pega en el rostro, se lo aparta con ayuda de su hombro y abre el paraguas que ha comprado.
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Editado: 03.03.2025