El último amanecer

Capítulo 4: Aliados Inesperados

 

Después de su victoria en la torre del Enjambre, el equipo de Alex se encontraba en un estado de agotamiento y alivio. Pero sabían que la guerra no había terminado; era solo el comienzo de la reconstrucción.

 

Mientras se dirigían de regreso a la base, una figura solitaria emergió de las sombras de un edificio derrumbado. Era una mujer, con una armadura ligera y un rifle de francotirador colgado en su espalda. Su mirada era fiera, y su postura, desafiante.

 

 

“¿Quién eres?”, preguntó Alex, apuntando su arma hacia ella.

 

La mujer levantó las manos en señal de paz. “Mi nombre es Eva. Soy una sobreviviente, como ustedes. He estado siguiendo al Enjambre, buscando una oportunidad para atacar.”

 

Alex bajó su arma, pero mantuvo una distancia prudente. “¿Cómo sabemos que podemos confiar en ti?”

 

Eva sonrió levemente. “Porque si quisiera hacerles daño, ya lo habría hecho.”

 

El equipo decidió llevar a Eva con ellos. A medida que avanzaban, ella compartió su historia. Había perdido a su familia en los primeros días de la invasión y había pasado años luchando sola. Era una guerrera hábil y una valiosa fuente de información sobre las tácticas del Enjambre.

 

Al llegar a la base, la científica los recibió con noticias urgentes. “Hay otros grupos de resistencia contactándonos. Quieren unirse. La destrucción del núcleo del Enjambre ha dado esperanza a todo el mundo.”

 

Alex sabía que este era el momento de unir fuerzas. “Necesitamos planificar nuestro próximo movimiento. Con más aliados, podemos comenzar a recuperar lo que perdimos.”

 

Eva se unió a las discusiones, aportando ideas estratégicas y ofreciendo liderar un equipo de reconocimiento. “Conozco el terreno”, dijo. “Puedo encontrar las rutas más seguras y detectar las amenazas antes de que nos vean.”

 

El equipo pasó horas planificando, y cuando llegó la noche, tenían un plan de acción. Se dividirían en grupos más pequeños, cada uno con una misión específica, desde la recolección de recursos hasta la liberación de prisioneros.

 

Eva se acercó a Alex antes de partir. “Gracias por confiar en mí”, dijo. “No todos lo habrían hecho.”

 

Alex asintió. “En estos tiempos, necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir. Y algo me dice que tú eres exactamente lo que necesitamos.”

 

Con las primeras luces del alba, los equipos partieron en diferentes direcciones, cada uno llevando consigo la chispa de la resistencia. El último amanecer había traído consigo no solo la promesa de un nuevo comienzo, sino también la formación de una nueva familia, u Espero nada por la lucha común.

 

 

 

 

 

 




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