Me había paralizado de la sorpresa. Se separo lentamente y fijo sus ojos en los míos. Parecía buscar alguna reacción. Pero me había quedado petrificada. Muchas veces estuvo a puno de hacerlo. Pero en este momento no me lo esperaba, viendo lo enojado que estaba, no era posible. Las palabras no salían de mi boca.
— Lo siento, es que...—murmuro— sabes que estoy enamorado de ti, el solo hecho de saber que te ha tocado, me está desgarrando por dentro.
No dije nada, cualquier cosa que pudiera salir de mi boca, podría hacerlo explotar otra vez. No quería eso. Me acerque y lo abrace con fuerza. Era horrible no poder sentir lo mismo, o no lose ¿Qué es estar enamorado? Me aferre a su torso, buscaba de alguna forma hacer desaparecer su dolor. Porque en gran medida me sentía culpable.
— Ten enseñare a volar— murmuro, mientras me rodeaba con sus brazos.
— ¿Por qué nunca me enseñaste?
— Tuve varios golpes cuando aprendí a hacerlo, no me perdonaría si hiciera que te lastimes— suspire —pero tienes razón, es algo que tienes que saber.
— Créeme que de cualquier forma siempre saldré lastimada— me separe de él, para dirigirme al baño, necesito una ducha —Moriré...
— No dejare que eso suceda.
Me volví para darle una sonrisa, pero no podía ocultar mi tristeza.
— Si no lo hago, tu morirás. Luego lo hare yo, porque no van a desistir, cuando llegue el momento, solo hazlo Saurs, está bien— bajo la mirada, sin añadir nada más.
Lo deje solo en mi cuarto para irme a bañarme y luego acostarme por fin. El día ha sido largo y muy tenso. Han pasado muchísimas cosas en un solo día. Es agotador. Porque mis emociones han viajado de la tristeza a la felicidad y de la felicidad a la tristeza en solo minutos.
Suspiré terminando de colocarme mi pijama y volví a la habitación. De solo mirar mi cama la tristeza me invadía. Extraño la suya.
Me desperté con la claridad en mi habitación. Amaneció y parece que he dormido una hora solamente. Me levante con mucha torpeza. Hasta me costaba abrir los ojos. Llegue al ventanal para darme cuenta que todavía era de noche. Las luces de mi habitación estaban encendidas. Que extraño. Volví a la cama y ahogué un grito cuando vi a Diamen sentado en los sillones. No tenía su capa puesta. Su camisa estaba desabrochada y su mirada perdida en el suelo.
— ¿Diamen?— ¿estoy soñando?
— Creo que nos debemos una charla— no me miraba y eso me perturbaba.
— Yo... no sé qué decirte...— tampoco me moví, tenía miedo que viniera no solamente a hablar, tenía miedo.
— ¿Lo sabias?
— Si, pero no mucho antes que tu— suspiro.
— Hubiese preferido que me lo dijeras.
— Tenía miedo...— sus ojos al fin se posaron en mí. —Sabía que cuando lo supieras me matarías, yo no quiero morir.
— Aun así, dejaste que pasara todo— ¡No pude controlarlo!
— No fue la mejor noticia para mí tampoco, la posición en la que me han puesto es la que claramente ha dicho Jaior— intente controlar mis lágrimas.
— Tu decidiste serlo— eso dolió.
— Yo no planee hacer todo esto— suspire.
— ¿Y por qué lo hiciste? — sus penetrantes ojos me intimidaban.
— No lo sé... yo...— hasta me hace tartamudear —Quería besarte, todo fue avanzando y luego ya no quería solo eso, quería tocarte. No sé ni cómo explicarlo— Diamen se refregó la cara con las manos.
— Para— murmuro inclinando la cabeza hacia abajo.
Sus manos estaban sobre su cabeza, miraba el suelo, sin moverse. No sabía qué hacer. Tenía sentimientos encontrados. Por un lado quería correr y abrazarlo. Por otro, quería que desapareciera. Todo era mucho más fácil cuando él no estaba cerca, era obvio. Pero no solo en cuestión de problemas, sino en todo lo que removía adentro mío ¿Qué me sucedía?
—Lo que paso en mi habitación nunca debería haber pasado— no lo soporte, deje caer las lágrimas.
No quería escucharlo, dolía. Me estaba lastimando, para mi había sido hermoso, lo mejor que me paso desde que llegue aquí. No soportaba saber que él hubiese preferido que no pasara.
— Estas logrando lo que quieren, deje muchas de mis obligaciones y tareas por ti. Estaba en otro mundo. El mundo ni siquiera me parecía tan horrible desde que te mire a los ojos aquella en este mismo cuarto por primera vez. Me volví loco, te aceché, tratando de convencerme que era mejor ver que es lo que hacías. Pero muy en el fondo sabía que solo me plantaba en esta habitación y desde la oscuridad para observarte, hasta cuando solo estabas durmiendo. Hasta tuve que soportar ver como aquel imbécil te besaba— Lo vio. Trague en seco de solo imaginarme que le haga daño a Saurs. No sabría qué hacer. Es lo mismo para ambos, nos olvidamos de nuestra obligación por culpa del otro —Mierda, hasta ya no me importa si muero, solo sigo manteniéndome de pie para que ellos estén a salvo. Pero créeme que, si no fuera por eso, dejaría que me mataras de una vez. Saber que eres parte de su plan me ha destrozado.