A la mañana siguiente, fue sola a ver el vestido. Alguien la seguía. Era Ares. -¿A dónde vas? -preguntó él. -A
ningún lado, solo quiero hablar contigo -respondió ella. -¿Qué pasó aquel día? -preguntó Helena. -Tuve miedo
-respondió Ares. -Miedo de amarte mal. -Un último beso no me haría daño dijo Helena . ¿Te veo mañana antes de mi
boda? -Él aceptó. Pero con una nudo en la garganta y con lágrimas en los ojos sabiendo que una vez más la y va a perder