Nueva Orleans, 31 de Octubre 2024, 23:12.
Charlotte.
Se que mi valentía proviene únicamente del tequila y el bourbon que bebimos con Gabriel en nuestro bar favorito “El Gato Negro”. Ese lugar ha visto cada faceta de mi vida y siempre está ahí para darme nuevamente la bienvenida; desde mi primer vaso de zumo de limón, hasta mi primera cerveza.
-Charlotte, realmente ¿Estás segura de esto? – La preocupación de Gabriel es palpable en su voz desde la primera vez que hizo esa pregunta y, von esta ya iban nueve veces. – Recuerda, hoy es noche de Halloween y sabes que a tu madre le molestará y mejor ni mencionar lo que tú tía Dorothy dirá.
-Tranquilo – le insistí una vez más mientras observaba a un grupo de niños disfrazados corriendo por la calle en busca de dulces. Por un segundo los envidié, me recordaron a cuando Gabriel y yo éramos así; como mejores amigos siempre lo hemos hecho todo juntos, literalmente. Nuestras madres solían darnos baños juntos cuando éramos bebés diciendo que eso fomentaría nuestro lazo y futura amistad, él estuvo ahí cuando mi primera resaca, también cuando me escapé para mí primer baile de secundaria en medio de un bosque y, fue quién me consoló en mi primer desilusión amorosa. Gabriel siempre estaba para mí, ayudándome en cada locura y momento difícil, y ahora que lo pienso, siempre he sido yo la que más a necesitado de él. Casi nunca deja que yo lo ayude en sus asuntos, pero él siempre esta listo para sacarme por los pelos de los líos que yo misma monto; como ahora. – se que la idea no te gusta, pero entiende que debo intentar contactarlo.
-Pero si tú eres una escéptica de lo paranormal ¿Y ahora de repente quieres hablar con el espíritu de tu exnovio?
Me detuve justo en la gran puerta enrejada del Cementerio San Gabriel de Nueva Orleans donde cuatro años atrás enterramos a Victor Chastain, mi novio. Falleció cuando su casa se incendio con él dentro y lo peor es que la noche anterior al suceso habíamos discutido.
-Sabes porque lo hago, necesito disculparme con él.
-No tuviste la culpa y no tienes nada por lo que disculparte con él. No estabas lista para ese compromiso.
-Pero él si; dijo que me amaba y que deseaba pasar el resto de su vida a mi lado y ¿Yo que hice? Le dije que no estaba preparada para casarme.
-¡Solo salieron durante un año! Ese no es tiempo suficiente para conocer a alguien y menos para comprometerse.
Chasquee la lengua dando por zanjado el tema sin ánimos de discutir el asunto nuevamente. Ya lo habíamos hecho en la barra del bar mientras bebíamos sin temor a los efectos secundarios del alcohol. Por alguna extraña razón el alcohol no surtía efecto en nosotros, sí disfrutábamos de las leves sensaciones que producía, pero jamás podíamos emborracharnos; empezó a ocurrir cuando cumplimos los 20 años.
-¿Me ayudas a subir? – Pregunté al tiempo que señalaba la gran cerradura de la reja que como cada Halloween, permanecía cerrada herméticamente. – Puedo subir, pero necesito que sostengas mi bolso, dentro tengo las cosas para invocar a Victor.
-Bien, pero a la primera señal de que algo está fuera de control, te saco inmediatamente de aquí.
-Si, losé.
Él tomo mi bolso para colgarlo en su hombro y así ayudarme a subir por el muro enrejado. De repente, un gato totalmente blanco y de ojos impresionantemente azules, se posó junto a Gabriel mirando hacía mí con atención.
-Mira, tenemos un nuevo compañero de aventura y además, sus ojos son del color de los tuyos.
Gabriel lo miró serio por unos segundos como si estuviera analizando si era o no una amenaza. Al parecer, el pobre gato paso la prueba ya que él le sonrió y el gato maulló en respuesta. Ambos me miraron con sus ojos azules, la diferencia es que los de Gabriel estaban enmarcados por sus largas y curvadas pestañas negras como su cabello. Todas las chicas del instituto estaban locas por él, pero nunca le dio oportunidad a ninguna y ahora, las mujeres en la calle le dan sus números de celular, incluso las turistas, pero él sigue sin salir con ninguna chica.
-Charlotte, si quieres que hagamos esto debes subir de una vez, a lo lejos puedo distinguir las luces de un patrullero.
-¡Mierda!
Trepe tan rápido que la camisa se me engancho en la reja. Gabriel, al ser más alto y ágil que yo, subió en dos movimientos y ya estaba dentro del cementerio ayudándome a sacar mi camisa de la reja, el pequeño gato se metió por entre los barrotes y nos siguió mientras corríamos por entre las lápidas hasta el centro del cementerio, donde estaba la tumba de Víctor. No sabía si esto iba a funcionar, pero como una chica que toda su vida fue la burla de sus compañeros porque su familia era una de las fundadoras de Nueva Orleans y, que su madre apareció un día en la escuela gritando que debía irme a casa porque los fantasmas venían a por mí por mi linaje de bruja, no tenía otra opción que creer que esto realmente funcionaría. Se suponía que el linaje de mi madre pertenecía al del aquelarre más poderoso de las familias fundadoras de la ciudad; está noche comprobaría si toda mi vida fui la burla por las mentiras y locuras de mi familia, o si ellos realmente decían la verdad.
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Editado: 29.10.2024