El Último Conjuro.

6-Azazel.

Charlotte.

Dorothy se puso en pie y comenzó a caminar por la sala, tratando de deshacerse del enojo y así dejar en blanco la mente para pensar. La sala estaba iluminada tenuemente por la luz de una lámpara antigua, y el crujido del suelo bajo sus pies resonaba en el silencio. Repetía una y otra vez en un murmullo el nombre del ritual que habíamos realizado y, de repente, como si se hubiera acordado de algo, regresó a su sitio y nos miró fijamente a Gabriel y a mí. Sus ojos brillaban con una mezcla de terror y determinación.

—Lo que liberaron esta noche no es cualquier espíritu, no, tampoco es un espíritu. Es un ente, un demonio y muy peligroso.

—¡¿Un demonio?! —exclamó Gabriel, su voz temblando ligeramente.

—Sí, querido, por lo que los espíritus me comentaron, es un demonio muy antiguo y temido incluso por ellos.

—¿Pero sabes su nombre y cómo se puede devolver al sitio de dónde vino? —pregunté, sintiendo un nudo en el estómago.

—El nombre sí, pero el caso es que, al parecer, él cambió las reglas del juego. Verás, hace años, cuando fue invocado por una bruja negra, él utilizaba el reflejo de las personas para robar sus almas. Ahora encontró otros medios y está utilizando la tecnología.

—¿Cómo? —preguntó Gabriel, frunciendo el ceño.

—Las video llamadas. Es así como le robó el alma a sus primeras dos víctimas, y el número de las mismas va en aumento drásticamente.

—¿A qué te refieres? —insistí, sintiendo un escalofrío recorrerme la espalda.

—Al hecho de que ya acumuló seis almas en lo que va de la madrugada.

—¿Pero con qué propósito? —preguntó Gabriel, su voz apenas un susurro.

—Con el de quedarse en nuestro plano, como cualquier demonio, pero este es peligroso. Lo extraño es que se supone que él no puede salir si no es con un maestro.

—¿Quieres decir que soy su maestro? —pregunté, horrorizada.

—¿Qué? No, el hecho de que hayas abierto la puerta para él no te convierte en su maestro, pero sí debe haber alguien que lo esté ayudando.

—No importa quién es o qué quiere, lo importante es encontrar el modo de enviarlo de nuevo al sitio de dónde vino —dijo Gabriel, con firmeza.

—Gabriel tiene razón, Dorothy. Debemos mandarlo a su plano.

—Bien, ustedes deben ir a la biblioteca de la ciudad y preguntar por Nilo. Ella les guiará hasta los libros que les serán de ayuda con la historia del demonio Azazel. Azazel no es un demonio cualquiera, es conocido por su astucia y su capacidad para manipular a los humanos a través de sus deseos más oscuros.

Las luces parpadearon y una ráfaga de viento helado recorrió la sala, como si el propio Azazel estuviera presente. Alguien en esta ciudad debe estar colaborando con él, pero ¿quién podría ser?




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