El Ultimo Crisol de Elysara

CAPITULO 17

Cañón del Velo Roto – frontera disputada entre Aetheria y Chronos

El viento aullaba entre paredes de roca negra surcadas por vetas de cristal temporal que brillaban como venas de hielo azul.
Cinco Furias del Cielo volaban en formación cerrada, sus cascos plateados recortados contra un cielo de tormenta perpetua.

Elara pilotaba la vanguardia, visor bajado, dedos tensos sobre los mandos.

Elara
(vía canal del escuadrón)
—Ojos abiertos.
Chronos ha estado moviendo cristales temporales por aquí desde hace semanas. Si los pillamos transportando armas, tendremos la prueba que Corvus necesita.

Piloto Gavyn
(nervioso, ala izquierda)

—O la excusa que Chronos necesita para declarar guerra abierta.

Elara
—Exacto.
Así que volamos bajo, rápido y sin disparar primero. ¿Entendido?

Un coro de confirmaciones.

Las Furias descendieron entre las grietas del cañón, tan cerca de las paredes que las alas rozaban chispas de energía temporal. Cada vez que pasaban junto a una veta de cristal, los cronómetros internos de las naves saltaban segundos adelante o atrás.

Elara
(pensamiento mientras maniobra)
—Esto es territorio neutral en teoría… pero alguien está mintiendo. Y hoy vamos a descubrir quién.

De pronto, un destello azul intenso iluminó el cañón entero.

Piloto Lir
—¡Contacto! ¡Diez… no, quince naves Chronos saliendo de las grietas laterales!

Elara
—¡Formación defensiva! ¡No disparéis hasta—!

Demasiado tarde.

Un rayo de luz temporal pura cruzó el cañón y golpeó la Furia de Gavyn. El tiempo alrededor de la nave se congeló un instante… y cuando volvió a fluir, la Furia se estrelló contra la pared como si hubiera envejecido cien años en un segundo.

Elara
(gritando)
—¡Gavyn!

Desde la formación enemiga, una figura alta en una nave de cristal negro alzó la mano. Vesper, Suma Cronarca de Chronos, voz amplificada por el propio tiempo.

Vesper
—¡Intrusos de Aetheria en territorio sagrado de Chronos! ¡Rendíos o el tiempo os borrará!

El cañón estalló en guerra.

Cañón del Velo Roto – corazón de la emboscada

El cañón se convirtió en un infierno de luz y tiempo roto.

Quince naves de Chronos, negras como obsidiana y con bordes que parecían doblarse sobre sí mismos, surgieron de grietas temporales que no existían un segundo antes. Sus cascos estaban cubiertos de cristales que latían como corazones enfermos.

En el centro, la nave insignia de Vesper: un cristal alargado que flotaba sin alas ni propulsores visibles.

Vesper
(voz que resonó al mismo tiempo en el pasado y el futuro de cada piloto)
—¡Habéis cruzado la línea que el tiempo mismo dibujó! ¡Por orden de Chronos, sois borrados!

Un enjambre de flechas temporales salió disparado: proyectiles de luz azul que no viajaban en línea recta, sino que aparecían y desaparecían, saltando segundos adelante para golpear donde la víctima estaría.

Elara
(gritando al canal)
—¡Evasión impredecible! ¡Rompan patrones ahora!

Las Furias se dispersaron como hojas en tormenta. Una flecha temporal atravesó el espacio donde había estado la nave de Lir… y apareció tres segundos después dentro de su cabina.
El piloto envejeció cincuenta años en un parpadeo y se desplomó sobre los mandos.

Piloto Lir
(voz temblorosa y anciana)
—No… puedo…

La nave cayó en barrena.

Elara
—¡Lir, expulsa!

Demasiado tarde. La Furia se estrelló contra una veta de cristal y explotó en cámara lenta, cada fragmento flotando siglos antes de caer.

Desde la nave de cristal negro, Vesper alzó ambos brazos. Los cristales temporales del cañón entero comenzaron a brillar con furia.

Vesper
—¡El tiempo es nuestro! ¡Y hoy os cobra la deuda!

Rayos lumínicos de Aetheria chocaron contra flechas temporales de Chronos. Donde se cruzaban, el espacio se retorcía: un piloto vio su propia mano envejecer y rejuvenecer al mismo tiempo.

Elara
(dientes apretados)
—¡Esto no es una patrulla, es una declaración de guerra! ¡Vesper, responde!

Silencio por respuesta. Solo más flechas.

El cañón se había convertido en un lugar donde el pasado, el presente y el futuro se mataban entre sí.

El aire olía a ozono y a tiempo quemado.

Una Furia de Aetheria fue alcanzada por tres flechas temporales simultáneas: el piloto se desintegró en polvo de cien años mientras su nave seguía volando vacía un segundo más antes de estrellarse.

Piloto restante
(pánico en la voz)
—¡Son demasiados! ¡Líder, tenemos que retroceder!



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En el texto hay: fantasia épica, mundo construido, heroina resiliente

Editado: 28.11.2025

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