Aun puedo escuchar esas palabras…
“Le quedan cuatro años de vida….”
Quisiera no haberlas escuchado, ¿porque a ella? Aun tiene mucho por vivir, es joven, ¿porque no yo? Yo ya viví, yo puedo morir, ella no, ella aun no.
— ¿Qué tanto piensas? —ella me sacó de mis pensamientos y regrese a la realidad, una habitación de hospital, ella conectada a muchas máquinas pero aun mantenía esa esencia tan característica de ella.
— En lo que haremos cuando ya estés mejor —mentí lo mejor que pude, aún me costaba no llorar frente a ella, la extrañaría mucho cuando llegara el momento.
— ¿Y que haremos hermanito? —me observo con curiosidad y ternura
— Nos iremos de viaje a donde planeábamos, te secuestraré y nos iremos lejos, solos los dos —sonrei y ella rió, mierda enserio la iba a extrañar.
— Me gusta esa idea.
Ella tenia sueños, tenia metas, quisiera hacer algo por ella. La conozco bien, esta deprimida aunque no lo quiera demostrar, se esta haciendo la fuerte pero la escuchado llorar cuando pensaba que yo estaba dormido, odio que este triste y sufriendo, la noticia nos cayó como un balde de agua fría y no se a quien afecto mas a ella o a mi.
— ¡¡¡¡Hermanooooo!!!! Deja de volaaaar
— Perdón, ya sabes que soy distraído
— Demasiado diría yo, ¿en qué piensas? Di la verdad —ella se cruzó de brazos y me miro fijamente a los ojos, me conocía bien.
— En lo que pasara, tienes sueños y metas, ya tenias tu vida planeada… ¡Por Dios solo tienes 19 años! Quisiera ser yo el que morirá, tu aún tienes cosas por vivir, debes conocer lugares, amar, aprender cosas nuevas, cumplir tu sueño de ser mamá, de casarte pero… —los ojos me ardían, me sentía impotente, frustrado, no podía hacer nada y solo quería llorar, pase mucho tiempo lejos de ella y ahora que la tengo de regreso, la vida me la quita.
— Hey, no llores, se que tenia planes y sueños que ahora no podre cumplir pero trato de no pensar en eso, solo quiero vivir este poco tiempo que me queda, hacer locuras, probar cosas que jamas habría probado y todo eso hacerlo junto a ti…cuando pase quiero que me prometas que no vas a estar triste, que cumplirás todos tus propósitos y sueños, que no dentendras tu vida por sentirte culpable, esto no es culpa de nadie y debemos vivir con el hecho que la vida para mi esta llegando a su fin — seco las lágrimas que caian por mis mejillas con suavidad y me regalo una sonrisa sincera que de alguna manera me transmitió tranquilidad, yo simplemente la abrace con fuerza.
Los días pasaron y le dieron de alta, aun me sentía mal, quería hacerla feliz, quería que ella cumpliera sus sueños, me habia propuesto cumplir los que podía y los que estuvieran a mi alcance.
— ¡¡¡¡AAAAAAHHHH!!!! —mi hermana me grito en el oído haciendo que casi me de un paro cardíaco.
— ¡Oye! ¡Casi me matas! — trataba de controlar los latidos de mi corazón mientras que escuchaba su risa, quería regañarla pero recordaba que el tiempo pasaba y la melancolía llegaba a mi, cada momento que pase con ella se volverá un recuerdo que dolerá al principio y que me hará feliz con el pasar del tiempo.
— Es que llevo media hora hablándote y tu estabas en tu mundo
— Lo siento, ¿qué me decías?
— Que a donde iremos primero tonto
— A Londres, ¿ya terminaste tus maletas?
— Hace media hora —se cruzó de brazos y se sentó en la cama.
— Bueno, deja hago las mías —ella nego con diversión y se acomodo mientras yo empezaba a empacar — y, ¿cómo van las cosas con el chico que te gusta?
— Meh, aun no se da cuenta el baboso, le he mandado indirectas, algunas de ellas muy evidentes y nada —suspiro —no le diré
— ¿Por qué? Te puedes arrepentir, además no pierdes nada diciéndole
— Lo pensare, aún tengo tiempo y quiero hacer algunas cosas primero
— Bueno.
En un abrir y cerrar de ojos los años habían pasado, dos para ser exactos en los cuales pasaron cosas buenas gracias al cielo, ella no tuvo ninguna recaída y cumplió varios sueños, sus amigas siempre vienen a visitarla y siempre veo una sonrisa en su rostro, pero se que hay varios de sus sueños que no se cumpliran y quisiera detener el tiempo para que pudiera cumplirlos.
— A si que... ¿estas seguro de esto? —me observo
— Si… bueno no pero quiero hacerlo —esto era una locura
— Bueno, sabes que no es necesario pero se que no cambiaras de idea —tomo mi mano, se me había ocurrido la gran idea de saltar un risco… ¡UN RISCO!
Se que íbamos a caer en el agua pero estaba muy alto, bueno en la vida hay que arriesgarse, ¿no? Tome aire y ambos saltamos, podía sentir la adrenalina en mi cuerpo mientras caíamos, podía jurar que había visto mi vida pasar frente a mis ojos y al caer al agua el alma regreso a mi cuerpo.
— Eso… ¡FUE INCREÍBLE! ¡Quiero hacerlo de nuevo! —ella estaba emocionada y nado hacia mi, mientras que yo aun no asimilaba lo que había echo — ¿éstas bien?
— Sí, solo que…wow
— Ya no hagamos cosas tan arriesgadas.
Entre risas y locuras paso un año y medio, todo iba bien hasta que le dio su primera recaída, no fue nada grave así que pudimos seguir construyendo buenos momentos juntos pero recayó de nuevo, los meses pasaban y ella se puso débil, mi corazón se rompía de a poco en cada recaída hasta que llego la peor de todas.
Debian monitorear su corazón, respiraba con dificultad, tenia varías agujas en sus brazos, se le habían formado ojeras debajo los ojos, estaba delgada y no podía estar despierta mucho tiempo.
— El tiempo esta llegando a su fin, debes dejarla ir…
— No, aun no, falta un mes.
— El doctor dijo que el tiempo se redujo a tres días.
¿Tres días? No, aun no estoy listo para dejarla ir, aun tenemos cosas que hacer, me niego aceptar que pronto…
Los dos días fueron un infierno, ahora tenia una incontrolable tos la cual estaba acompañada de sangre, me estaba doliendo hasta el alma ver como sufría, ella decía que estaba bien pero en sus ojos se veía el infierno que pasaba.