El Ultimo Deseo De La Ex

CAPITULO 6: Suspiros

Estaba el aire tenso.

León estaba lleno de rabia al enterarse de que su abuela siempre supo lo del embarazo de Samara y nunca se lo dijo.

—Ella me dijo que no te lo contara— Se levantó y se le acercó, poniendo sus manos en los hombros de él—. Me dijo que quería que fueras feliz y que no regresaras por obligación, creía que te sentirías amarrado a ella.

— ¿Amarrado? —se secó las lagrimas una vez más—. Por Dios, abuela. Ella sabía que yo la amaba, pero no entiendo por qué callarse algo así.

— Cállate león, tú preferiste irte a España que quedarte con ella... fuiste un egoísta. Cuando tú te fuiste, ella vino a decirme que te habías ido, pero que ella te iba a decir que te quedaras porque iban a ser padres, pero que no quería sentirse culpable de que tú perdieras la oportunidad de lograr tu meta de irte a una universidad importante como esa, más en lo que te querías formar. Pero le dije que te diera esa noticia, pero me hizo prometerle que no lo haría... y no lo hice porque no te lo merecías, te fuiste así sin más, León, y eso no estuvo bien. Luego quedó en que me traería a la niña para bautizarla, pero nunca regresó... ahora entiendo por qué.

Fue cortada la conversación por Samara, quien se aclaró la garganta, y luego dijo:

—León... por favor, vámonos a la feria rápido.

— Claro que si— aceptó el enseguida, mientras se iba a encender su carro, dejando a Samara solas con la abuela y la niña.

—Me imagino... abuela... que... ya sabes por qué no regresé para mostrarte a la niña.

— Te entiendo hija, sé que no debió ser fácil para ti todo esto.

Se dieron un abrazo como despedida.

León le ayudó a subir al carro, y se marcharon.

No estaban hablando nada, solo iban en silencio.

 

***

 

En el camino a la feria, Samara le dijo a León:

— Moría por llamarte y decirte con toda la alegría que yo sentía, y decirte "mi amor serás papá", pero no podía hacerlo...

Él la miró sorprendido, pues se dio cuenta que ella había alcanzado a escuchar la conversación, y le dijo:

— Pero si me lo hubieras dicho, yo me habría regresado lleno de alegría, Samara. Por favor, Padres. Íbamos a ser padres, obviamente me iba a regresar o a quedarme por ustedes y hacer todo desde aquí mismo en Venezuela...

— Pero tu abuela tiene razón, Fuiste un egoísta al irte así sin más...

— ¿Egoísta? Eso fuiste tú al elegir callarte que sería papá. Yo solo iba a estudiar y prepararme en mi carrera, ¿llamas a mis sueños "egoísmo"? No está bien eso, Samara. No es egoísmo decidir hacer lo que amamos hacer. Ir detrás de las metas... no es egoísmo. De haber sabido que sería padre, las hubiera incluido aún con más razón en mis metas... el hecho de que me iba a preparar no quiere decir que no las habría cuidado. De saberlo, habrían sido parte de mi meta, y hubiéramos ido juntos en el camino.

Samara comenzó a toser y toser cada vez más fuerte, él intentó detenerse, pero ella enseguida le dijo entrecortada por la tos:

— No te detengas, tenemos que apurarnos, León.

Continuó el camino unos minutos más, y llegaron a la feria de juegos, donde había videojuegos en una sala grande, donde había muchos jóvenes y niños jugando en ellos, y Samara sonrió igual que Ariel al ver aquel lugar, y le preguntó:

— ¿Ustedes vinieron a este lugar?

—Sí— Respondió León con una leve sonrisa.

— Entonces debe de ser bien viejo este lugar — Replicó Ariel riendo.

—Ey, ey, no ofendas —Rieron los tres.

Entraron y jugaron en varios de esos videojuegos, y solo una hora después, se marcharon del lugar, pues irían a ver el rio, donde se bañaron y disfrutaron de la tarde en ese lugar.

"Aquí pasamos una tarde buenísima una vez que nos escapamos. Recuerdo como si fuera ayer. No parece que pasaron siete años ya. Yo estaba tan emocionado esa tarde con ella, que olvidé por completo que tenía trabajos de clases que hacer"

Comenzaba a hacer frio, y Ariel ya no aguantaba el agua fría del rio, y Samara tampoco, ella estaba aún más sensible.

Salieron del rio y se fueron de ahí a las 5 de la tarde, y llegaron a un McDonald's donde comieron algo, y mientras Ariel jugaba con los niños, Samara y León conversaban riendo al verla feliz.

— ¿Te gusta como estamos ahorita? — Le preguntó a Samara.

—Sí... me gusta mucho ver que ella si está siendo compatible contigo, lo dudaba mucho, tiene tu mal carácter, ya lo habrás notado— Respondió—. Sin embargo, quería intentarlo, porque quiero que ella quede contigo, por favor.

— Es mi hija, claro que se quedará conmigo.

—Y tu futura esposa, ¿no lo sabe?

-No... No sabe que se quedará conmigo, talvez se lo imaginará.

—¿Y si se niega a tenerla estando contigo?

—Eso no pasará Samara, y de ser así, entonces me quedaré soltero, porque primero está mi hija. Quiero recuperar todo el tiempo que no estuve con ella.

—Lo siento mucho León —Se disculpó ella con la mirada al suelo —. Debí decirte, no sabía que... que serías así.

—Samara— Le tomó de la mano para tranquilizarla—. Discúlpame tú a mí, porque te hice pensar que reaccionaría mal o que me sentiría amarrado por ella... discúlpame tu a mí.

—Olvidemos eso... solo enfoquémonos en el ahora y que tú seas buen padre para ella, por favor— le imploró ella presionando sus manos—. Ella te va a necesitar. Siento que mi alma ya está saliendo de mi cuerpo león. Y siento que no me queda tiempo de pedirte eso.

— Está bien, prometo que seré un buen padre para ella.

Se soltaron de las manos luego de un silencio incómodo, y después de un momento, ella le preguntó:

— ¿Recuerdas cuando vinimos a este lugar?

Rió y le respondió:

—Claro que sí. Estábamos caminando y teníamos mucha hambre, y entramos aquí para pasar el rato...

 

AÑOS ANTES.




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