El último día

CAPÍTULO I

Después.

Todos los días después del accidente, al despertar tengo la esperanza de que sea el último día de mi vida, pero nuevamente estoy aquí, en la misma casa, en la misma habitación, en la misma cama vacía, al igual que mi corazón, porque desde ese día, ya nada es como antes en mi interior.

Estoy viviendo una vida que no quiero vivir sola.

Antes del día.

-Tienes que bajar ahora o se hará tarde.

Logro escuchar la voz de mi hermano desde la planta baja.

Emito un sonido de cansancio.

-Daniel vendrá a buscarnos. -Vuelve a decir.

Abro los ojos al escuchar el nombre de Daniel, y comienzo a buscar ropa para vestirme. Bajo después de un rato.

-Ya sé a quién mencionar para que bajes a tiempo. - Dice riendo.

El desayuno ya estaba en la mesa cuando llegué a la planta baja.

-Huele bien.

-Y sabe bien; todo lo que yo cocino sabe bien.

Lo observo riendo.

-Si claro.

-Mejor cállate y termina de desayunar, Daniel llegará en cualquier momento. -Dice sentado frente a mí.

Escucho el timbre de la puerta.

-Bueno, creo que llegó un poco temprano. -Se pone de pie. -Iré yo, tú sigue comiendo.

Continuó comiendo fingiendo que no sé quién es la persona que tocó el timbre.

-Llegaste antes. -Escucho que dice mi hermano a mis espaldas. Lo acompaña el sonido de los pasos en el suelo. -¿Ya desayunaste?

-¿Tú hiciste el desayuno? -Pregunta Daniel en el momento que entra a la cocina con mi hermano a su lado.

-Por supuesto, cuando mamá no está, soy ama de casa.

Suelto una risa, y después siento los brazos de Daniel rodeando mi cintura.

Su respiración choca con mi cuello.

-Buenos días amor.

Giro mi cabeza para dejar un beso en sus labios.

-Buenos días.

Alex se voltea hacia otro lado y emite un sonido como si le diera asco vernos.

-Por favor tengan respeto, estoy aquí -Cruza sus brazos, y nos observa.

-Creí que ya lo habías superado. -Me puse de pie para dejar el plato sucio en su lugar.

-Como lo superaré si se besuquean frente a mí, es asqueroso ver a mi hermanita con mi mejor amigo.

Daniel se acerca a Alex y le da un leve golpe en el hombro.

-Tranquilo amigo, lo superarás.

Suelto una risa y me acerco a Daniel para abrazarlo.

Alex cruza sus brazos.

-También tengo amor para ti, hermano.

Sin alejarme del abrazo de Daniel, me acerco a Alex para unirlo al abrazo.

-Bien suficiente. -Aleja mis brazos de él.

-Ahora vuelvo. - Suelto a Daniel y salgo por la cocina y me dirijo a las escaleras, pero la voz de los chicos hace que me detenga a escuchar su conversación.

Escucho un suspiro, pero no logro descifrar de quien es.

-Lamento que esto te haga sentir incómodo.

-Olvídalo, supongo que al final tendré que acostumbrarme, solo necesito tiempo.

-¿Tiempo? - Pregunta Daniel divertido. –Hace casi dos años Halana y yo comenzamos a salir, ¿de verdad quieres más tiempo?

-¿De verdad, dos años? -Pregunta con asombro.

-Si Alex, dos años. -Se quedan en silencio. –Los mejores dos años de mi vida, ¿Escuchaste eso Halana? Los mejores...

Escucho sus pasos acercarse, mientras me quedó inmóvil sin saber qué hacer. Se pone de pie frente a mí.

-Y no los cambiaría por nada. - Termina la oración.

Sonrío sin saber qué más hacer. Daniel se acerca a mí, toma mi mano y la besa.

-Tengo que... -Señalo con mi pulgar las escaleras detrás de mí.

-Dejar de escuchar conversaciones ajenas. -Sonríe divertido al interrumpirme. -Estaremos en el auto, no te tardes.

Daniel era mi primera relación formal, había tenido la suerte de conocerlo gracias a Alex, si no hubiera sido por mamá que insistía tanto en que fuera a un campamento de verano cuando tenía 16 años, nunca habría surgido una amistad inseparable entre esos dos chicos, así que debo agradecerle a mi madre y a Alex por invitar a Daniel a su fiesta de cumpleaños número 17.

-Baja ya, llegaremos tarde a clases. -Dice Alex.

-Ya voy. -Bajo del auto de Daniel sin antes tomar mi bolso. Me acerco a la ventana del lado del conductor donde se encuentra Daniel y de inmediato se acerca a depositar un beso en mis labios. -Gracias por traerme.

-Está bien. -vuelve a besarme. - Te amo, nos vemos más tarde.

-También te amo.

Antes de irme escucho que Alex finge mi voz y repite también te amo.

-Por favor, madura. 

Alex solo ríe divertido.

Camino por los pasillos, intentando no chocar con alguien frente a mí, ya que iba algo apresurado; las clases habían comenzado hace 5 minutos.

Cuando logré llegar al salón, solo había pocos estudiantes, y el profesor aún no llegaba.

-Creí que no llegarías. -Comenta Ana, una chica que se sentaba a mi lado izquierdo. - Gabriela te estaba buscando.

-Gracias.

Me pongo de pie sin antes mostrarle una sonrisa amable a Ana. Camino hacia la salida, pero antes de salir el profesor entra por la puerta y me obstruye el paso.

-Halana. –Dice con asombro al verme queriendo salir del salón. -¿Por qué tanta prisa?

-Tengo que buscar a alguien.

-Claro, si ese alguien es más importante que la clase.

Me pongo nerviosa y desvío la mirada.

-Mi amiga es importante, al igual que la clase...

Continua avanzando para dejar sus cosas sobre una mesa. Después me observa.

-Eres lo suficientemente grande como para saber qué es lo mejor. –Observa a toda la clase. –Yo no tengo que recordarles que son universitarios y ustedes pueden hacer lo que quieran. –Vuelve a mirarme. –Puedes ir a ver ese importante asunto.

Lo pienso por un momento, pero después regreso a mi lugar. No podía decidir entre la clase y Gabriela, pero en estos momentos necesitaba pasar la materia.




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