El último día

CAPÍTULO VIII

Antes del día.

-Creí que Daniel vendría por mí. -Dije al subir al auto de Alex.

-Creí lo mismo. –Dice saliendo del estacionamiento de la universidad. –Su auto volvió a fallar, así que, aquí estoy.

-Espero que esté bien. –Saque mi celular para enviarle un mensaje.

-Él está bien, ya hable con él, solo se apagó el auto, como aquella vez.

Aun sabiendo eso, no pude evitar mandar el mensaje que ya había escrito, respondió al instante; Daniel estaba bien.

-Y... ¿A dónde iremos? –Pregunté cuando me di cuenta de que había pasado el camino a casa.

-Qué bueno que preguntas. –Me da una mirada rápida, y de inmediato vuelve su vista al frente. –Tú me ayudarás a escoger el traje que usaré en tu boda.

-¿De verdad? –Alex asiente sin dejar de ver al frente. –Sabes... llegué a pensar que mi compromiso con Daniel te molestaba.

Alex niega con la cabeza, me observa y sonríe.

-No Halana. –Sonríe. –Conozco a Daniel y sé qué clase de persona es, y es un alivio saber que es una persona maravillosa que sabrá hacerte feliz, y sobre todo te cuidará, claro que si no lo hace, él y yo tendremos que hablar muy seriamente.

Ambos reímos. Mi hermano siguió el camino hasta la tienda donde compraría su traje.

-¿No me veo gordo? –Pregunta Alex esperando mi respuesta.

-Por supuesto que no. –Me rio ante su comentario. –Te queda excelente.

Suelta un suspiro.

-Le encantaría verme vestido de esta forma. –Me observa sonriendo levemente.

-Sí, creo que realmente le encantaría. –Le sonrío de vuelta. –Ya pareces todo un abogado.

-En unos meses lo seré. -Sonríe.

-Yo estoy ansiosa de que eso pase.

Sentí la necesidad de abrazarlo, no me resistí y lo rodee con mis brazos.

-Te quiero demasiado Alex. –Alex correspondió mi abrazo con fuerza.

-Yo a ti hermana. –Besó mi cabeza.

Cuando nos alejamos limpie unas lágrimas de mis mejillas.

-Arruinarás el traje con el que te entregaré al altar. –Dice divertido, ayudándome a limpiar mis lágrimas.

-Lo siento, estos días han sido muy emotivos para mí.

Ambos reímos. Pasa su mano por mi cabello e intenta despeinarme.

Después de que Alex pagara el traje negro, salimos de la tienda, dejó el traje en el auto, y caminamos un rato mientras comíamos un helado de vainilla.

Nuestro helado favorito.

Me pareció gracioso que Alex comprara el traje para la boda que en realidad aun no tenía fecha, ya que Daniel y yo, no habíamos ni tocado el tema del día de la boda.

 




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