El Último Día

I

Tres años habían pasado hasta aquel entonces. Tres años en los que él puso todo de sí mismo en aquella relación. Tres años desde aquella tarde en la que él, luego de un beso lleno de sentimiento, le juro con toda sinceridad "Te amo, y te quiero en mi vida hasta el último día". Tres largos años desde ese maravilloso día que los hizo felices. Solo dos años. Así es, sólo dos, no tres. O por lo menos así fue para ella.

¿Amaba a aquel muchacho? Pues ni ella lo sabía.

Él siempre la amó y aún lo hacía, ella, lo amó, pero ya no estaba segura.

Una mañana, hace un año y medio, ella conoció a un nuevo chico en su trabajo, guapo, alto, ojos verdes y cabello castaño claro, el cuál comenzó a tener una pequeña obsesión con la rubia.

La chica, en ese momento, no tenía ojos para nadie más que no fuera Nick, su novio. Luego de un tiempo, con éste tipo volviéndola loca, seduciéndola, cayó en las redes de aquel hombre.

Claro que Nick se daba cuenta de cómo su amada novia cambiaba, se producía mucho más que antes a la hora de ir a su trabajo. Y él, con varias chicas atrás, incluyendo su vecina, solo se fijaba en lo preciosa que ella era. Él creía que sin aquella chica no era nadie, que la necesitaba para vivir, y ese era su error.

La tarde del 23 de septiembre, él llamó por celular a la chica. Ella, sentada en el regazo de su amante, contestó cuando pudo regular la respiración luego de una larga sesión de besos.

"¿Nick?" Dijo ella, con el celular en su oído izquierdo y con la atenta mirada del chico sobre ella.

"Amor... ¿A qué hora paso por ti para ir a cenar?" cuestionó él, refiriéndose a su cena de aniversario.

"Oh..." Respondió ella recordando. "Me dices el lugar, te veo allí. Hoy termino a las ocho." Dijo acariciando con su mano derecha el pelo del chico que la sostenía.

"Bien, cariño, te veo allá. Te amo." Contestó esperando que la chica le devuelva aquellas dos palabras.

"También yo, adiós." Simplemente respondió.

Él estaba decepcionado de las palabras de su amada. Ella últimamente solo decía "También yo", "Y yo a ti", y para él eso sonaba totalmente falso, pero se negaba a aceptar que ella ya no lo amaba.




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