El Último DÍa De La Tierra

014

Cage había curado mis heridas y las de Leo, nos encontrábamos en una casa a las afueras del pueblo. No había parado de llorar desde que habíamos llegado, Cage intentó animarme e incluso darme comida en la boca pero le grite que se fuera, que lo único que quería era a mi hija.


 

Me sentía pérdida sin Lía, era cómo si me encontrara en una especie de trance. Estaba fuera de la realidad y no hacía más que llorar rodeándome a mi misma, no había salido de la habitación desde que llegamos-aunque tampoco podía por que debía tener reposo-llevábamos tres días y todo era un infierno para mí, me dolía tanto el pecho que me costaba respirar y la cabeza me palpitaba tanto que mi vista se volvía borrosa.


 

La puerta se abrió y me acurruque más, no quería volverle a gritar a Cage. Sabía que lo único que él quería era ayudarme pero no estaba receptiva, lo único que me rodeaba era el dolor, yo era incapaz de pensar más allá del sufrimiento que sentía mi pecho.


 

—Cage dice que te niegas a comer—El peso de la cama se hundió y segundos después acarició mi cabello—Debes comer. Te comportas cómo una puta niña


 

Me reincorpore furiosa y lo apunté con mi dedo—¡Tú no sabes nada! ¡No sabes cómo me siento! ¡No fue a ti a quién le quitaron lo que más amaba!


 


 

—Súperalo ya—Su voz monocorde, restándole importancia al asunto me dieron ganas de golpearlo, Leo tenía la virtud de hacerme tener empatía y quererlo matar al mismo tiempo—Pasa la página y sigue. Así funciona esto


 

—¡Era mi hija!—Le grité permitiéndome golpear su pecho, él no dijo nada ni siquiera se quejo—¡Tú no eres más que un puto insensible que no entiende el dolor!


 

—¿Terminaste?—Su tono fue calmado, cómo si el tema por el que discutíamos fuese una tontería—Deja de gritar de una puta vez. La cabeza me duele


 

—¡Me importa una mierda! ¡Lárgate de aquí! ¡Vete!—Solloce, él rodo los ojos. ¿Porqué era tan insensible? ¿Porqué no intentaba consolarme en lugar de ser un imbécil?—


 

Tiró de mis brazos e hice una mueca por el repentino dolor punzante en mi pierna, Leo ignoró el mal estado de su brazo y pierna y siguió tirando de mi para que quedará sobre su regazo. Lo observé confundida mientras el rodeaba mi cintura y apoyaba su barbilla en mi hombro, el pulso se me disparo por su repentina cercanía y comencé a sentirme nerviosa. ¿Que estaba haciendo?


 

—Soy una mierda consolando—Susurro en mi oído haciéndome estremecer, sus dedos acariciaban la piel por encima de mi pijama. Me sentí avergonzada por que probablemente me veía fatal con los ojos hinchados, el pelo revuelto y la cara de tragedia más grande del mundo-sumándole a eso que no me había bañado-—No me gusta consolar. Esas mierdas no me van—Su voz sonaba tan cansada, tan dulce. No era el mismo Leo de hacía unos minutos, comenzaba a pensar que tenía algún trastorno, no sé, ¿Identidad diasociativo? Tal vez—


 

—Eres una mierda consolando—Me sorprendí de la firmeza de mis palabras, no titubee por los nervios y eso era un milagro—¿Porqué ese tipo te llamo muerto viviente?


 

Sus músculos se tensaron pero supo disimularlo, él continuaba acariciando mi piel, intentando relajarme—Debería estar muerto—Y eso fue todo lo que dijo, me aleje de él y lo observé a los ojos. Sus orbes azules tenían un pequeño brillo que jamás había visto-no era que lo conocía de mucho pero sus ojos siempre se veían apagados, muertos-desde la poca distancia que nos separaba pude admirar las pecas casi invisibles que adornaban sus mejillas y nariz, en lo esponjosos y delicados de sus labios, en la cicatriz arriba de su ceja que lo hacía ver rudo y en los preciosos ojos azules achinados que eran acompañados de largas pestañas que envidiaria cualquier chica-incluso yo-. En lo extremadamente hermoso que era, por que Leo eran tan guapo cómo los modelos o actores que veías por televisión.


 

Mi corazón se salto unos cuántos latidos que me hicieron pensar que pudo haberse detenido, trague saliva nerviosa. ¿Porque de pronto tener a Leo tan cerca me hacía sentir extraña? ¿Porqué aquella extraña calidez que creí no volver a sentir después de Luke crecía adueñandose de mi? ¿Me gustaba Leo? ¿Era eso?


 

Ay, Dios, no


 

—Estás pensando en besarme ¿No es así?—Su voz sonó cómo un susurro, mordí mi labio por que eso me pareció demasiado sexy. ¿Que me pasaba? ¿Desde cuándo creía que aquel imbécil de ojos azules era sensual?—


 

—N-No—Balbucee. Quise golpearme por mi estupidez, una pequeña sonrisa de lado apareció en sus labios y aquella calidez inundó mi pecho. Él no sonreía, jamás lo hacía, no de verdad. No había arrogancia o burla, era la segunda vez que sonreía genuino y no dejaba de verse lindo, adorable. Tenía una sonrisa radiante que iluminaba su rostro haciéndolo menos oscuro, cuándo sonreía apartaba aquella melancolía y oscuridad que cargaba consigo. ¿Desde cuándo era tan empatíca con Leo?


 

—Besarme sólo va a traerte problemas—Su voz sono arrogante y me pareció sensual, quería golpearme repetidas veces contra la pared—Dime, Eva. ¿Te gustan los problemas?


 

—No. No me gustan


 

Sonrió de nuevo,¿Porqué ahora sonreía tanto?—A mi me parece que si. Quieres besarme, Eva. Y no pienso detenerte


 

—No quiero besarte—Me moría de ganas por besarlo-lo admitía sólo para mi-pero jamás iba a decírselo, su ego ya estaba lo suficientemente arriba cómo para agrandarlo más—


 

Acortó la distancia que había entre nosotros y rozo nuestros labios provocando que mi pulso se acelerara y mis mejillas se volviesen completamente rojas, mi cuerpo se sentía cálido por un simple roce de labios. ¿Que pasaba conmigo? Parecía una adolescente conociendo el amor por primera vez.


 




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