El Último DÍa De La Tierra

025

Cuándo Nathan bajó de la camioneta, yo fui incapaz si quiera de moverme aún cuándo Leo me sugirió ir a caminar para intentar calmarme. Sólo podía llorar y lamentarme sobre la mala decisión que deje que tomarán, debí insistir más sobre esa estúpida idea, debí mostrarles lo mal que podía salir.


 

Debí...


 

Vi a Leo bajarse de la Jeep y rodearla, unos minutos después abrió la puerta del co-piloto y su mano pálida tomó la mía. Sólo entonces alce mi rostro para verlo, sus pequeños ojos azules estaban rojos por el llanto que horas atrás había dejado salir en el prado de aquel edificio que nos había arrancado a Cage, su nariz estaba roja al igual que sus mejillas y su rostro de vez en cuándo se crispaba por el dolor—Vamos a salir de está ¿Verdad?—Su ronca voz titubeo provocando que mi corazón se contrajera, estaba viendo la faceta de un Leo vulnerable que jamás había visto. Esté Leo era más humano, más real—¿Vas a dejar de sufrir? ¿Tú corazón va a sanar, Eva?—Mis ojos se llenaron de más lágrimas y el dolor en mi pecho se intensificó cuándo su voz temblorosa se llenó de miedo—¿Cómo hago para que te dejé de doler? ¿Cómo hago que tú dolor cese?


 

Giré mi cuerpo de forma que él pudiera meterse entré mis piernas, sus brazos rodearon mi cintura y escondió su cabeza en mi cuello. Mis manos acariciaban su cabello mientras siseaba para arrullarlo, el Leo vulnerable hacía que mi corazón se encogiese, quería protegerlo aún cuándo yo estuviese en pedazos—¿Cómo puedes preocuparte por mi dolor si tú sufres, bebé?—Pregunté con voz dulce, pronto sentí sus lágrimas calientes caer en la piel de mi cuello. Alce mi rostro enfocando mi vista en el cielo en un vago intento por no quebrarme, quería que su dolor cesará, quería verlo feliz.


 

Y entonces lo supe, verlo débil y vulnerable me lastimaba por que él siempre había sido el soporte del grupo, por que aún cuándo aquella arrogancia era fastidiante, él siempre velaba por nosotros y se encargaba de darnos la fortaleza. Leo intentaba probarle a Cage que ambos eran el soporte del otro, sí, podía ser que parecía que se odiasen pero la verdad era que ambos se querían cómo hermanos, había algo que los ataba y eso era la supervivencia, el mantenernos con vida los cuatro.


 

No me daba cuenta que Leo también sufría, perder a Cage, alguien que le daba seguridad tal cómo él me la daba a mí o al propio Cage, lo hacía flaquear. Por muy tonto que sonase el tenerse ambos era una forma de presionarse para ser mejor que él otro, mostrarse que uno era mejor que él otro era su forma de decirse: hey, idiota, no vas a caer por que yo estaré para sostenerte.


 

Y él lo había perdido.


 

Entonces en ese carro, rodeada de esa naturaleza muerta, desee sanar su dolor. Quise regresar en el tiempo e impedir que fuéramos a aquel maldito edificio, quise que mis brazos unieran los pedazos rotos que estaban esparcidos en su interior, quise sanar su corazón, ¡Joder! Quería hacer su mundo mejor al sentirlo llorar en mis brazos cómo un niño pequeño, y lo supe.


 

Lo amaba.


 

Amaba a Leo tanto que deseaba que el dolor que lo consumía incluso antes de que todo se fuera a la mierda sanase, deseaba ser alguien capaz de unir las piezas esparcidas y pegarlas. Hacerlo olvidar sus demonios, espantar lo que lo hacía sufrir. 


 

Mi amor quería sanar sus demonios.


 

Por que los había aún cuándo él no me lo haya dicho, aún cuándo los escondía con una máscara neutral que dictaba que en él no había nada que lo atormentara, aún cuándo me sonreía con su sonrisa de dientes pequeños, ocultando el dolor que quemaba su pecho—Estoy maldito, Eva—Su voz quebrada seguía rompiéndome el corazón, lo apreté más contra mi pecho intentando reconfortarlo, intentando sanar algo que no estaba en mis manos pero que de todas formas yo deseaba con todas mis fuerzas poder sanar.


 

—No, no lo estás—Aseguré mientras acariciaba su cabello negro, el nudo que sentía en la garganta peleaba por desatarse pero necesitaba ser fuerte por él.—Sólo...


 

—Mi hermana y novia murieron, Eva. Podrías pensar que es casualidad pero ¡Joder! ¿Las dos murieron sólo con un par de años de diferencia? ¡Vaya mierda de casualidad! Murieron por que yo no pude protegerlas, a la final nunca puedo proteger a lo que amo...Me jodieron, Eva. Mi padre no soportó el dolor de perder a mi hermana pequeña, mamá...¿Porqué sigues aquí, Eva? Si no te vas pronto tendrás el mismo final que Cage...Cage murió por que todos los que me rodean...La muerte es el final que tienen las personas que amo, Eva—Aunque quise seguir siendo fuerte su confesión golpeó con tanta fuerza mi corazón que terminé sollozando cómo él, su voz cargada de remordimiento y dolor hacían todo más asfixiante por que era imposible ser fuerte cuándo un Leo vulnerable confesaba aquello con tanta repudia hacía sí mismo.


 

—Nada de lo que pudo haber pasado en el pasado es tú culpa, nada de lo sucedido en la C.C.B.R es tú culpa ¿Entiendes?—Le aseguraba mientras lo alejaba de mi cuello para sostener sus mejillas y mirarlo con determinación, sus pequeños y bonitos ojos sólo reflejaban el dolor que cargaba su corazón—Sino dejas de culparte a ti mismo por las muertes de tú hermana y novia jamás podrás seguir, Leo. Aunque hubieses estado ahí, ¿Que habrías podido hacer? En mi opinión debes soltar esos demonios y seguir con tú presente aunque parezca incierto, estoy segura que Cage jamás hubiera querido que te derrumbaras por lo que te atormenta—Intenté darle una sonrisa para que mi discurso fuese motivador, una tenue sonrisa tiró de sus labios pero sin mostrar esos adorables dientes que tenía. Llevé mis manos a sus mejillas y con mis pulgares seque las lágrimas, sus ojos no se apartaban de mi rostro, me escaneaban con admiración.


 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.