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Me removí entre los brazos de Leo que me tenían prisionera cuándo los incesantes golpes en la puerta me despertaron, Leo gruñó una maldición antes de ponerse de pie, ponerse sus bóxer junto con su pantalón y salir.

Quise seguir durmiendo pero el alboroto que había afuera no me dejaba, gruñí antes de ponerme de pie y escanear la habitación en busca de mi ropa interior, una vez la encontré me la puse. El alboroto seguía afuera así que fui a echar un vistazo por la ventana, dos Jeeps estaban estacionadas en el patio pero las personas seguían dentro. 

Una era la Jeep de Cage.

Dejé las cortinas en su sitio y tomé la camisa de Leo, luego de ponérmela salí de la habitación bostezando y estirando mí cuerpo. Quería seguir durmiendo por que seguía cansada y Leo no se había apiadado de mí pobre alma así que me dirigí a mí habitación hasta que escuché un disparo. 

Leo va a estar bien.

Otro disparo hizo eco en la casa así que cambié mí dirección hacía las escaleras, salí hacía la entrada y todo en mí colapsó. Mis manos comenzaron a temblar y no pasó mucho para que mis lágrimas descendieran por mis mejillas, en el momento que vi a Cage de pie con heridas y algunos cortes sosteniendo su rifle contra su hombro.

Sus ojos se detuvieron en mí y fue entonces cuándo fui capaz de correr en su dirección y saltar a sus brazos, su rifle cayó al suelo y mis brazos rodearon su cuello, sus manos sujetaron mí cintura y me presionaron contra su cuerpo.

Todo parecía tan irreal, sentía que seguía en un sueño. Comencé a llorar en su cuello y él sólo susurraba un está bien, estoy aquí que terminaba haciendo todo más doloroso. Me presioné más contra su cuerpo y escuché su preciosa y ronca risa—Yo también te he extrañada, Eva

—¿Porqué lo hiciste? ¿Porqué me empujaste?—Solloce, él me soltó y yo llevé mis manos hasta sus mejillas incrédula de que lo tuviera a mí lado, vivo. 

—Hay más preguntas importantes que el cómo estoy aquí, Eva. Coronel—Se dirigió a Leo, me giré para ver a mi novio asentir en su dirección un poco shockeado—Tienes que ver esto

El par de idiotas llevaban horas metidos en un pequeño despacho que tenía la casa, Lía jugaba con Mía y yo no paraba de caminar de un lado a otro esperando que alguien saliera a decirme que demonios pasaba—Eva, escuchó tus pasos en el piso de abajo...

—¿Soy la única que no entiende que demonios está pasando? ¿¡Cómo demonios Cage está aquí!? Y no te confundas, no te imaginas lo...Ni siquiera tengo idea de cómo me siento por tenerlo aquí...Madeline, dime, por favor...¿Ya me volví loca?

—Espero que estés loca por mí y no por el coronel—Mi corazón se agitó en cuánto escuchó su voz juguetona, escuché sus pasos acercarse y cuándo quiso tocarme me hice a un lado—Eva...

—Leo, ¿Puedes ir a mí habitación...?

—Creo que debes hablar con Cage—Solté una risa irónica antes de girarme y encarar a los dos, me crucé de brazos mientras negaba y entonces la mirada de Cage se detuvo en el anillo. La sonrisa divertida que llevaba se borró y pude ver el dolor cruzar por sus facciones.

—¿Hablar con él? No tengo absolutamente nada que hablar con él, Cage murió hace una semana en una de las sedes de la C.C.B.R, no tengo idea de quién seas tú...

—¡Joder! ¿Podrías dejar de actuar cómo una puta niña y escuchar lo que tengo que decir?—Él parecía tan furioso, reí por que él quería regresar cómo si nada y que las cosas entre nosotros estuvieran cómo antes cuándo me la pase llorando por su supuesta muerte varios días.

—¿¡Crees que soy una puta niña!? ¡Me importa una mierda! ¡Tú no tienes idea de lo que sufrí por ti! ¡No tienes idea de lo vacía que estuve desde que te vi morir ese día! ¡No tienes idea de nada! Así que no vengas aquí a querer parecer el puto héroe cuándo me has hecho creer que habías muerto, ¡No vengas aquí cuándo no conoces el dolor...!

—¿Cuál dolor, Eva?—Me paralice al escuchar la dureza de sus palabras, el acortó la distancia entré nosotros. Sus ojos chispeaban de ira y un par de sentimientos que fui incapaz de conocer, Leo y Madeline sólo veían la escena—¿Cuánto duró ese dolor, ah? ¿Sufrías por mí cuándo Leo te la estaba metiendo?—Mi mano se alzó y le dio de llenó en la mejilla, su rostro se giró un par de milímetros. Mi respiración se volvió irregular y me negaba a llorar, Madeline Jadeo mientras los puños de Leo se presionaron.

—No, Cage. Cuándo Leo me la estaba metiendo no pensaba en ti, pensaba en lo bien que me sentía cuándo lo tenía adentro, gracias por preguntar—Sentencie antes de caminar por el pasillo y perderme hacía las habitaciones.

Mí Cage murió el día que decidimos ir a la C.C.B.R.

Éste no era mí Cage.

Eran las tres de la mañana y yo no había podido dormir así que tomé una manta y me escabulli al balcón, la noche estaba estrellada y fría, hacía tanto que no miraba el cielo sin tener miedo de morir—Deberías estar durmiendo 

Giré los ojos al escuchar su voz, decidí ignorarlo pero cuándo tomó asiento a mí lado tuve suficiente y me puse de pie dispuesta a salir pero su mano sostuvo la mía. Alce mi rostro para verlo y mis ojos cayeron en la cortada en su labio—Suéltame 

Le exigí, él nego con ese brillo extraño en sus ojos—¿Que? Acostarte con Leo fue un repelente para nosotros....—Guardó silencio cuándo vio mí cara irritada, su mano se deslizó pero no me soltó, simplemente las unió—Estoy siendo un idiota ¿Verdad?...No sé...No sé cómo sentirme, hace una semana que no te veo y cuándo regreso tú llevas...Tú llevas un puto anillo de compromiso y yo...Siento que...Que no hay nada que pueda hacer...Siento que te he perdido