El Último DÍa De La Tierra

032

Leo.


 

Me masajee la cien mientras suspiraba, no sabía que hacer por que no teníamos los hombres necesarios para ir por Eva, sólo éramos: Cage, Nathan y yo. Tres idiotas que planeaban irrumpir en una maldita zona militarizada...estábamos jodidos pero no iba a dejarla ahí. 


 

—Leo, tienes que ver esto—Interrumpió Cage azotando la puerta, gruñí en respuesta pero él simplemente me ignoro y colocó una memoria en la laptop de Blake, habíamos decidido traerla pero siendo honesto, no había nada que pudiéramos hacer con ella.


 

—Cage, no soporto el dolor de cabeza, no...—Siseo entre dientes para que me callara mientras le daba play a uno de los vídeos que había en la memoria, mis ojos se abrieron de la impresión y maldije entre dientes cuándo la clara ejecución del presidente de Argentina fue puesta en escena.—¿Que mierda...?


 

—Nos ocultarom cosas, Leo. No fueron honestos con nosotros y sí el presidente de Argentina fue ejecutado por quién sabe qué...Eva, mierda, la van a torturar si ella sabe de esto 


 

No podía perderla.


 

Dile al niño que esté preparado, inrrumpiremos en ese maldito lugar y traeremos a mí chica de vuelta—Una tenue sonrisa cruzó los labios de Cage mientras asentía, coloqué mí mano en su hombro y él negó. 


 

—Hablamos de esto, Leo. Te lo dije por que eres mí...somos hermanos y no hay secretos entre nosotros, es tú chica y estoy feliz de que sea así—Sonrió con tristeza mientras rodeaba mis hombros y nos dirigiamos fuera de la habitación—Voy a estar esperándote ¿Recuerdas?


 

Idiota.


 

Lo sé, Cage. Y estoy muy alagado por ello—Ambos reímos camino al pasillo, la sonrisa de Cage fue bajando hasta tornarse serio y acortar la distancia entre nosotros, sus ojos se fijaron en mí y palmeo mí hombro.


 

—Eres un buen tipo, jamás dudes de ello. La mereces, Leo. En serio, la mereces—Me aseguró antes de perderse por las escaleras, suspire repasando en mí mente lo que haríamos. 


 

Hoy era un buen día para morir.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Dejamos la Jeep a unos kilómetros, en la Interestatal que conectaba con Río y La tortuga, el lugar era custodiado por C.I.E.G así que dentro de ese lugar debía haber algo muy importante que debían proteger...además de Eva—Es la C.I.E.G, ¿Cómo entraremos sin morir en el intento?


 

—Iré de primero, tú y Nathan protejanme la espalda—Cage comenzó a negar, suspire frustrado.


 

—Es la C.I.E.G, ¡Joder!—Enfatizo con el ceño fruncido, giré los ojos harto de sus constantes charlas reflexivas—Leo, no eres el jodido terminator ¿Ok? Si te disparan morirás y Nathan y yo no podremos sin ti...


 

—No, no—Musito el niño mientras veía el perímetro con la mira de su M16, Cage giró su cabeza dispuesto a sermonear a Nathan por haberlo interrumpido, coloqué mi mano en su boca para callarlo y invité a niño a seguir con un ademán con mí mano—¿Se han fijado que son al menos unos díez tipos custodiando el lugar más importante en todo el país?


 

—Si tienen al jodido C.I.EG aquí no necesitan más tipos, ellos son...


 

—¿Que es lo que piensas, niño?—Corte a Cage, quién gruño cómo queja.


 

—Cuándo tenía dieciséis mí escuela hizo una pequeña excursión a esté lugar, recuerdo que cuándo llegamos, incluso a unos cien kilómetros, en la Interestatal, era custodiada—Hizo una pausa, recordando que más había visto. A mi lado Cage negaba con la cabeza, suponía que sabía lo que pensaba hacer—El lugar estaba lleno de esos tipos con uniforme militar negro, a dónde sea que miraras te encontrabas con ellos...


 

—Ni lo pienses, Jones. Sacate esa maldita ide-¡Mierda, Leo!—Comenzó pero se interrumpió a sí mismo cuándo me puse de pie y me encamine por el camino de tierra, pude ver a cuatro tipos a unos cinco metros de mí pero ellos no dispararon. Incluso los francotiradores en los árboles me dejaron llegar a la puerta sin disparar, Cage me siguió maldiciendo y me sostuvo del brazo cuándo iba a abrir la puerta—Es una jodida trampa, Leo. Nos estaban esperando, nos han dejado pasar sin ninguna maldita herida...¡Mierda! Hay que volver...


 

—Si volvemos...sabes que no vamos a recuperarla, Cage—Mi voz tembló. No quería perderla...el miedo se instalaba en cada fibra de mi ser torturándome y haciéndome difícil respirar, Cage ladeo la cabeza mientras presionaba sus labios.


 

—S-sólo no mueras—Sentenció mientras abría la puerta y se adentraba, lo seguí con Nathan pisándome los talones. El lugar parecía un laboratorio cualquiera, a excepción de la pantalla plana colgando de la pared a unos metros de la puerta. Había una recepción de cristal para atención al cliente vacía y a los costados cuadros con información y reseñas del lugar, no había nadie.


 

La pantalla plana se encendió llamando mi atención y entonces la vi, atada a una superficie de metal con heridas en los brazos, un sujeto con bata se acercó a ella mientras Eva sollozaba y negaba con la cabeza. El tipo clavó una aguja con un liquido negro en su brazo y ella soltó un gritó desgarrador, presione mis puños impotente. Entonces la cámara cambió de escenario dejando ver a un pelinegro con una maldita sonrisa arrogante en los labios.


 

Davis.


 

—Hola, coronel Jones. Eva es muy fuerte, ¿Me pregunto cuánto más va a durar?


 

Sonrió antes de volver a enfocar a Eva siendo torturada, cerré los ojos queriendo aislar sus gritos, necesitando borrarlos. Dispare a la pantalla plana con la respiración agitada—Leo...


 

—Voy a matarlo...voy a...—Cage sostuvo mis hombros buscando hacerme entrar en razón, comenzó a negar con la cabeza dispuesto a hacerme entrar en razón pero la ira había comenzado a nublar mi sistema.




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