El Último Dios

Capítulo 1, parte 3: Lecciones.

Merryl.

La vuelta fue más rápida que la ida. Delante de todos, el poblado se dibujaba a la distancia. Solo unos cientos de metros separaban a todos de la seguridad de las murallas. Y solo unos pocos cientos de metros separaban a Merryl de una tina caliente.

A pesar de todo, fue un viaje agradable. Poco a poco, Brav se soltó con Celdrik. Parecía que ambos se llevaban bien. Era, en realidad, como una relación de alumno y maestro. Brav preguntaba cientos de cosas cada vez que podía, y Celdrik respondía con toda precisión cada una de las interrogantes. Por otro lado, Merryl solía pasar contando sus bromas cada vez que podía.

Sí, definitivamente fue un buen viaje, salvo para una persona. El compañero de Brav estuvo casi todo el viaje en silencio. Era como si siguiera molesto, pero su rostro dejaba ver otra cosa distinta. Parecía arrepentido, aunque no decía nada para remediar su actitud. Así que simplemente lo dejaron ser.

De todas formas, la aventura estaba a punto de terminar. Y con ello, todos iban a tener que volver a su vida ordinaria. Tareas básicas y aburridas para Brav y su compañero, y volver a la capital para Merryl y Celdrik.

Una voz detuvo a todos en su marcha.

—¿Pueden prestarme atención? —dijo el compañero de Brav—. Quiero…, quiero pedir perdón por mi comportamiento. Digo, sé que lo que hice está mal…

Merryl avanzó hacia él y lo miró a los ojos.

—¿Sabes por qué te hice venir hasta aquí? —preguntó con seriedad.

Detrás de Merryl, Celdrik y Brav se quedaron expectantes ante la pregunta.

—No —dijo el compañero de Brav con voz baja.

Merryl apuntó al poblado.

—Porque todos ellos cuentan contigo —dijo—. No sé si te das cuenta, pero escogiste un trabajo importante. De ti depende, no solo de cuidar a las personas y sus vidas, también depende su supervivencia. Son miles, y quizás el día de mañana sean miles más. Y depende de ustedes protegerlas —dijo también mirando a Brav.

» Por eso, debes dejar de actuar como un idiota. Sabes, a veces está bien serlo, pero tienes que aprender a ver a las personas por lo que son. Y con eso, sé que eres una persona que cree que merece más de lo que le ha tocado en la vida, y no mentiré, eso puede ser verdad. Pero no te da derecho a comportarte como un idiota.

Merryl dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección a la ciudad. Sabía que quizás era una forma tosca de decirle las cosas a alguien, pero tenía qué. Con esa actitud el joven no iba a llegar a nada. Tenía que dejar la rabia detrás para poder avanzar.

Ojalá entienda, se dijo Merryl.

—¿Y qué se supone que haga? —dijo el compañero de Brav con un pequeño sollozo.

Merryl se giró hacia él, y sonrió. Después de todo, lo logró. Camino hacia él.

—Mejorar —le dijo—. Tienes el trabajo más importante de todos. Puedo ver que no eres una mala persona, así que, solo tienes que ir hacia delante y buscar tu objetivo.

Todos se dieron la vuelta y comenzaron a caminar. Brav no entendió bien las palabras de Merryl, pero sonreía.

Se escucharon las palabras detrás una vez más.

—Morth —gritó—. ¡Me llamo Morth!

Celdrik giró y caminó hacia él con alegría. Le puso una mano en su espalda, y lo guio. Merryl sonrió. Le tomo su tiempo.




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