El Último Dragón

Capítulo 10: Una maestra nada aburrida

El pequeño dragón tenía una vida pacífica.

Habían pasado más de 100 años desde su viaje al castillo del Rey Demonio. Y Bellinor siempre venía a visitarlo como lo prometió. Charlaban y jugaban por horas antes de que Bellinor se marchase; él era un rey ocupado, pero siempre hacia tiempo para su pequeño amigo.

Hasta que un día, una visita no esperada vino.

Una mujer con olor de demonio estaba esperándolo fuera de su cueva.

-¡Bairam! ¡No huya! ¡Vengo de parte del rey!

Dabria, era la asistente personal del rey Bellinor y su mano derecha. Tras una presentación y un largo interrogatorio, Bairam pudo dejar de desconfiar en Dabria.

-Como le decía, el rey está luchando en el frente. Es posible que no pueda venir por las siguientes 5 décadas. Así que me ordenó venir a mí. Me indicó que siguiera con su estudio de magia. Está usted muy interesado en aprender a volar, eso me dijo el rey.

Fue así como ella empezó a ser su nueva maestra de magia.

Ella era una persona muy aburrida, al menos eso pensaba Bairam. Dabria siempre era cortes y educada al hablar. Rara vez sonreía y menos reía. Pero no era malvada ni engreída, eso hizo que fuese fácil tratar con ella. Además, era más conocedora en magia que Bellinor y era muy buena maestra.

-¿Por qué no puedo volar?

-Porque aún es joven, Bairam. Un bebé para ser exactos. Sus alas necesitan crecer más para poder volar correctamente. Pero debo decir que merece un halago, está dominando el control de su sombra correctamente.

-Jejeje, por supuesto~ ¡Soy un gran dragón de oscuridad!

-Que el ego no ciegue sus ojos. Hablando de ojos. Bairam, debería aprender magia para proteger sus ojos. De esa manera podrá caminar con los ojos abiertos durante el día.

-No creo… poder controlar un hechizo todo el día.

-En ese caso, le enseñaré a ver con los ojos cerrados usando la magia.

Entre más conocía a Dabría, más había algo en ella que era intrigante y misterioso.

-Sienta el fluir de la energía del mundo. Cada cosa tiene su propio flujo. Desde la tierra hasta el viento. Con magia no se necesita de los ojos para ver.

Las enseñanzas de Dabria eran como la continuación de las enseñas de Nahuel.

-Dabria… hablas igual que Nahuel. Él era ciego.

-Oh… es porque yo también lo fui alguna vez.

Desde aquel día, Bairam no pudo dejar de mirar los ojos rojos de Dabria cada vez que podía.

Bellinor y Dabria se habían convertido en sus mejores amigos y sabios maestros. Cada vez que alguno venía a visitarlo, su rostro se iluminaba de la alegría. Eran visitas muy alegres que él esperaba con impaciencia.

Pero, pronto Bellinor dejó de venir con la misma sonrisa despreocupada de siempre. Y Dabria parecía estar perdida en sus pensamientos.

-Dabria, ¿qué pasa? ¿Por qué Bellinor y tú se ven tan preocupados?

Ella dudó en responder, pero al final lo hizo.

-Un nuevo héroe ha nacido.

Esa noticia fue como un golpe helado en el corazón del pequeño dragón.

En la siguiente visita de Bellinor, el pequeño lloró aferrado a su pecho.

-No te vayas, quédate aquí, no te vayas…

Lamentablemente, Bellinor no podía hacer eso. Él tenía un rol que cumplir y una responsabilidad con su gente.

-Un rey no puede huir, Bairam.

Esa fue la última vez que vio a Bellinor.

Ahora solo la preocupada Dabria venía a verlo.

-No puedes forzar la magia.

Le regañó Dabria al ver la desesperación de Bairam por querer aprender a volar.

-¡Enséñame un truco para volar, Dabria! ¡Yo soy un dragón! ¡Pudo ayudar a Bellinor! ¡Por favor! ¡No quiero que Bellinor muera!

-Yo tampoco quiero que muera…

Ambos se sentaron en la arena y contemplaron la luna reflejada en el mar.

-Bairam, lo siento, pero te lo ruego, dame un poco de tu sangre.

Bellinor y Dabría habían sido muy insistentes al enseñarle que nunca debía dar su sangre a nadie. Los humanos tienen la idea de que la sangre de dragón les dará la inmortalidad. Y los demonios la desean para fortalecer sus poderes mágicos. Más el costo por usar sangre de dragón es siempre alto.

-Tú dijiste… que es peligroso. Podrías llegar a morir…

Perder a Dabria sería igual de devastador que perder a Bellinor. La sangre de dragón poseía altos niveles de energía mágica capaz de matar a quien lo beba con solo una gota.

-Para eso lo quiero.

El corazón de Bairam se quedó tan frío como su cuerpo y mente.

Dabria quería morir bebiendo sangre de dragón.

-No te asustes. Lo usaré solo como última medida. Me he quedado sin energía tras morir 8 veces. Estaba lista para que esta fuese mi última vida, pero te conocí y creo que voy a intentarlo una vez más. Ayúdame a vivir por décima vez.




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