Héroe y demonio eran discípulo y maestro.
Desde el día en que nació, el demonio nunca dejó de visitar a Birsha. Mientras Bertha no miraba, el demonio cuidaba del recién nacido y con el tiempo le enseñó a dar sus primeros pasos y a decir sus primeras palabras.
Cuando Birsha por fin pudo hablar fluidamente y entender que el demonio no era bienvenido por su madre, le preguntó:
-¿Quién eres tú?
-No puedo decirte mi nombre~. No somos tan cercanos~.
El nombre verdadero de un demonio es el mayor secreto que se guardan.
-No tu nombre. ¿Tú eres mi papá?
El demonio no pudo evitar echarse a reír a carcajadas por esa pregunta.
-¡¿Tu papá?! Por supuesto que no~. No puedo ser tu papá. Yo soy un demonio y tú un humano. Los eternos y los mortales no se juntan… porque eso solo trae desgracia.
Ni con su mejor sonrisa pudo esconder el pesar en voz.
-Si tuviera que decir que somos… Supongo que somos enemigos.
La helada brisa del norte hizo que sus palabras se sintieran más frías.
-¿Qué es un enemigo?
-Alguien que no es tu amigo.
-Para mí, tú eres mi amigo.
Esos inocentes ojos dorados no sabían lo crueles que fueron en ese momento.
-No podemos ser amigos, así que nunca seremos amigos. Pero… yo tampoco quiero ser tu enemigo. Ni tu niñera, jajajaja~. Ríete, la vida es para reír~.
El pequeño Birsha era un niño muy introvertido y rara vez mostraba una sonrisa a extraños. Pero, igual intentó sonreír por su no amigo Demonio.
-Anímate~. No podemos ser amigos y no queremos ser enemigos. En ese caso~ serás mi discípulo y yo tu maestro. Eso somos, ¿no es así? Ya te he enseñado muchas cosas y puedo enseñarte mucho más. El mundo que hay afuera de la barrera mágica es grande, pero el mundo del conocimiento es infinito.
Desde aquella tarde, Birsha lo llamó maestro.
Y ahora, en el presente, su maestro otra vez vino a visitarlo en secreto como es costumbre.
-¿Qué pasó hoy? Hueles a muchas preocupaciones~.
Le dijo con sorna el burlón demonio. Ese tono irónico en su hablar podía llegar a ser molesto en ocasiones, pero con el tiempo Birsha se acostumbró a la personalidad infantil de su demoníaco maestro.
Sentados en la cerca de madera que rodeaba la cabaña miraron la nieve caer.
-Mi madre nos dijo que no somos hermanos.
Hasta el demonio se sorprendió de escucharlo.
-Creí que Bertha nunca se los diría, jajaja. Ya era hora~. ¿Y qué piensas hacer? Oh… ya veo.
Con una mirada el demonio podía entender el corazón de Birsha, porque los corazones humanos son libros abiertos para los demonios.
-Vas a seguir ocultándote. Hoy has dicho otra mentira, ¿no es así? La huelo~ Le escondes tantos secretos a tu anciana madre~.
El demonio le quitó las vendas a su discípulo, para poder ver sus ojos dorados.
-Tus ojos son un regalo de Dios, Birsha, es una lástima ocultarlos. ¿Cuándo se lo revelarás a tu madre? Ni a Brunhild le has dicho tu secreto… Que con estos ojos puedes ver el alma de las personas.
Ese era su secreto y su mayor miedo.
Desde que nació, Birsha ha sido capaz de ver el alma de las personas. Al principio creía que era algo normal que las personas tuviesen sombras a un lado de ellas, pero a medida que crecía y aprendía a hablar se dio cuenta que no era normal. Y fue este demonio quien le reveló que sus ojos eran un regalo de Dios y que las sombras que veía eran las almas de los vivos y los muertos.
Y por ser un regalo de Dios, ni las vendas de sus ojos podían evitar que viera las almas que tuviera frente a él.
El alma de su madre era opaca con fracturas en su pecho y la de Brunhild era tan negra como su cabello azabache y con muchas fracturas en su cabeza. Eso era algo que podía llegar a soportar porque las amaba y había estado con ellas toda su vida.
Pero las almas de los aldeanos de su pueblo rural eran distintas.
Todas son sombras negras con enormes fracturas como si estuviesen a punto de romperse en miles de pedazos, además, todas están riéndose mientras lloran. Incluso, algunas están mutiladas.
El mundo que ve Birsha a través de sus ojos dorados es uno horrendo. Lo peor de todo, es la repulsiva sensación que siente al tenerlos cerca. Es como si todo su cuerpo le dijera que debe alejarse de tanta podredumbre.
El demonio lo llamaba un regalo de Dios, pero para Birsha eran como una maldición que le atormentaba con pesadillas.
Y por extraño que parezca, ver la grotesca apariencia de este demonio no le molestaba.
-En verdad, ¿no existe una manera de sellar el poder de mis ojos?
-La única manera es que te los quites y sé que no quieres eso. Vamos~. No seas así~ Anímate.
Si fuese por él, si se arrancaría los ojos para no volver a ver esos espectros. Pero la idea de no volver a ver el rostro de su madre y de Brunhild lo detienen y le dan fuerza para continuar resistiendo.
#1711 en Fantasía
#891 en Personajes sobrenaturales
locura violencia muerte romance, amor prohibido no final feliz, demonio héroe villano
Editado: 23.05.2025