Con gran entusiasmo, Birsha leyó atentamente cada libro.
Eran 7 libros en total.
El primer libro era una biblia antigua que hablaba sobre la creación del mundo y el origen de los humanos por obra de Dios. Explicaba sobre la magia en el mundo y los primeros relatos sobre la grandeza de Dios.
No fue un libro muy interesante, pero fue una buena introducción para saber la mentalidad de los escritores y llegar a comprender sus escritos con estas bases religiosas.
Su maestro siempre le dijo que las biblias no son las mejores recopilaciones históricas, tampoco son precisas ni completamente ciertas, pero ayuda a entender la mentalidad de cada hombre y su moralidad.
-En resumen, Dios es omnipresente y todo lo ve y lo escucha. Y la gente sigue las reglas para no recibir la ira de Dios.
Birsha se dio un momento para mirar el asiento vacío frente a él.
-Dios, ¿no te aburre estar en todas partes?
No obtuvo una respuesta, tampoco la esperaba. Porque el primer libro dice que Dios no responde nunca a no ser que sea algo realmente transcendental.
-Birsha, ¿con quién hablas?
Le preguntó su madre desde la cocina.
-Con Dios.
Respondió secamente mientras continuaba con su lectura.
-¿Dios?... ¿Con el Dios Sigurd?
-No, con el Dios que creo el mundo.
-¿Existe otro Dios aparte de Sigurd?
Birsha dejó un momento su libro. Le gustaba responder a su madre con la dedicación que se merecía.
-Sí, el mundo fue creado por un Dios más grande que Sigurd. Antiguamente se creía en un solo Dios verdadero, eso era en la época de Sigurd. Actualmente, el mundo se ha vuelto politeísta, eso quiere decir que cada región adora a su propio Dios. Y como cada religión es distinta, entonces sus ideas y creencias también lo son.
Su preocupada madre se acercó a la sala para ver lo que estaba haciendo.
-Ese demonio otra vez está dándote esas cosas raras.
-Los libros no son raros. Los libros enseñan. Son un registro de saberes.
-No me gusta que ese demonio te meta ideas raras en la cabeza.
No se equivocaba, su maestro hablaba mucho del exterior en ocasiones y entre más escuchaba más raro le parecía. ¿Realmente existirá un emperador que gobierne el mundo entero? El mundo no debe ser muy grande si es conquistado por un solo hombre.
-A mí me gusta aprender.
Esa era una de las obsesiones de Birsha.
Y fue por esa razón que Dios lo eligió.
Al ver su decaído semblante, su madre ya no pudo negarse ni reprenderle. A diferencia de su hermana que podía ir al pueblo disfrazada para hacer algunos recados, Birsha se pasaba los días solo en la casa, su único pasatiempo era leer esos “raros” libros.
-Bien, sigue leyendo. ¡Pero en voz alta! Quiero saber que tonterías te está metiendo en la cabeza ese charlatán.
El segundo libro trataba sobre la divinidad de los dragones.
Birsha leyó el segundo libro con total atención, cada información nueva sobre dragones era muy útil para él. Incluso su madre no pudo esconder su curiosidad y hacia preguntas cada vez que algo no entendía.
-¡Sigurd era un idiota! ¡¿Cómo se le ocurrió matar a un Dios Dragón?!
Rabiaba su madre durante la cena.
En el quinto día estaban leyendo juntos el tercer libro, el cual trataba sobre la caída de la divinidad de los dragones y como estos dejaron de existir en el mundo. Al final del libro, se mencionó a Nox y Sigurd.
-¡¿Cómo que murió en paz y valientemente matando al dragón?! ¡Libro mentiroso! ¡Te lo dije! ¡El demonio solo mete mentiras en tu cabeza!
Su madre estaba realmente enojada y se fue a cocinar.
-Mamá, no es que el libro sea mentiroso. Es el autor del libro quién miente. Nosotros sabemos la verdad, pero estamos atrapados aquí. Afuera de la barrera, en el exterior, no saben que fue de nosotros. La Iglesia debió ocultarlo y el autor del libro solo escribió lo que la Iglesia le ordenó. ¿Acaso no te parece extraño que no vengan personas del exterior? Hay llanuras, tú las vistes, el camino está despejado y aun así nadie viene. Otros reinos no nos invaden y ni exploradores se acercan.
Bertha había vivido un tiempo en las zonas fronterizas, había tocado con sus propias manos la barrera mágica, y era verdad que los caminos son llanos y despejados al otro lado. Y también era cierto que ningún viajero venía.
-No había nadie… Viví en las afueras de las murallas del reino por 80 años y nunca vi a un solo viajero acercarse desde el otro lado.
Cada vez que lo recuerda siente amargura en su corazón.
-Mamá… Yo creo que la Iglesia de Sigurd es la culpable. Nos han escondido del mundo, porque Sigurd era uno de los suyos y se volvió loco tras comerse a Nox. Una organización tan grande no querría tener defectos. Somos una mancha en su perfecta religión.
-Malditos… ¡Que se pudran con su religión!
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Editado: 23.05.2025