La larga charla ya no daba para más.
-Ya fue mucho melodrama, yo me voy. Me he humillado demasiado por un día.
-Perdedor.
-¡Te escuché! ¡Brunhild! ¡Descerebrada maleducada! ¡Cuando vayas al infierno te encontraré y te haré sufrir!
-Los desempleados no deberían presumir colmillos que no tienen.
El demonio tenía unas ganas de torcerle el cuello a la muchacha, pero se contuvo porque no tiene sentido pelear con una loca.
-Nos vemos.
Birsha se apresuró a agarrarle la mano para detenerle.
-Maestro, espere, una última pregunta. ¿Cuáles son las condiciones del contrato que usted firmó con mi madre?
El demonio se estaba maldiciendo por dentro por no cerrar su bocota y haber dicho cosas que nunca debió mencionar.
-Birsha… Ya tuve mucho por hoy. Eso le concierne más a Bertha, pregúntale a ella. ¡Bertha! ¡No te olvides decirle que yo te lo advertí! ¡Tú no me escuchaste!
Se quejó con su contratista antes de desaparecer en un humo negro.
-Mamá…
El joven llamó a su madre. Bertha se quedó sin aliento al verse atrapada entre los ojos de sus hijos.
-Yo…
Con la garganta seca, Bertha escapó. No tuvo el valor de confesárselo a sus hijos, a pesar de que el tiempo ya se le estaba acabando.
Los 300 años pronto se cumplirían.
Y el tiempo siguió su curso, 4 años pasaron en un suspiro.
Durante esos 4 años, Bertha calló la verdad hasta su último día.
En su cumpleaños número 300 ella confesó los términos de su contrato con el demonio.
-Yo lo invoqué porque deseaba salir de este reino, pero él me dijo que era imposible. Que mi alma estaba atada a este lugar. Estaba desesperada y él no parecía escucharme, estaba gritando tonterías que no entendía.
El día que fue invocado en este mundo, el demonio solo deseaba regresar al Infierno lo más pronto posible. Pero por su desgracia el contrato no podía detenerse porque su verdadero nombre había sido usado al invocarlo. Él era un caos de preguntas internas en ese momento y solo quería asustar a su invocadora para que anule el contrato por propia voluntad, o hacer que pidiera un deseo fácil y rápido. Y por supuesto, no se olvidó de regañar a su invocadora sobre los peligros de invocar a un demonio y de interrogarla sobre cómo consiguió su nombre. Bertha estaba demasiado desesperada y no escuchó las advertencias, todo lo contrario, tomó la opción más peligrosa.
-Si no podía abandonar este reino… Entonces no me quedó de otra que sobrevivir aquí. El demonio me daría un inmenso poder mágico, lo cual me ayudaría a vivir oculta en este reino maldito… A cambio yo le daría mi alma… Perdón, hoy es el día.
Entre lágrimas compartieron su último día juntos.
Un minuto antes de la medianoche, el demonio llegó.
A la edad de 300 años, Bertha murió.
-Cuando la conocí la primera vez apenas cumplía los 150 años. Poseía un decente poder mágico y su belleza seguía fresca, era digna de ser llamada Bruja.
Dijo el demonio frente a la tumba de Bertha.
-Devoraste su alma, y ahora nos consuelas. Que hipócrita.
La tristeza dentro de Brunhild salía con rabia en sus palabras.
-Un contrato es un contrato.
Y el demonio estaba forzado a cumplirlo.
-Bertha tuvo lo que deseaba y además disfrutó de un final gratificante… No saben lo afortunada que fue. Aunque es una lástima que una bruja acabe dentro de un demonio.
Lo dijo con tal pesar que hasta lo jóvenes se sorprendieron.
-Toda criatura del Señor debería regresar a él. Pero ella tuvo la desgracia de caer dentro de este limbo. Atrapada por siempre y privada de toda luz por un pecado no cometido en esta vida. Una tragedia~ una verdadera tragedia. Más Dios tuvo clemencia de ella y la dejó morir en paz.
Bertha había muerto rodeada de sus preciados hijos recibiendo amor hasta el final. Fue enterrada y llorada con más amor del que nunca imaginó.
-Joven Birsha, ¿seguirás tan callado? Tu madre ha muerto, deberías decirle algunas palabras.
-Ya… ya se las dije antes que se fuera… Lo que hay ahí enterrado… es solo carne y nada más.
Sonaba cruel, pero era muy cierto.
-Es verdad. Aquí solo hay carne y huesos. Pero… Es un buen lugar para recordarla. Jajaja, ¿ahora qué piensan hacer? Ya no son niños. ¿Seguirán escondidos por siempre?
La curiosidad del demonio era genuina.
-¡¡Yo quiero ir al sur!! ¡Ver el mar! ¡Estoy harta de esta cordillera!
Brunhild era como un ave deseando expandir sus alas. Por otro lado, Birsha no parecía muy emocionado con esa idea, pero no estaba dispuesto en dejar ir sola a su hermana adoptiva.
-A veces… hay que tener cuidado con lo que se desea. ¡¡Bien!! Ya no es mi problema~.
-Maestro, ¿y tú que harás?
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Editado: 23.05.2025