El Último Héroe

Cap. 11: Secuestro

Birsha nunca había sido malo con el alcohol.

Gracias a su sangre de dragón le era imposible emborracharse, y por esa razón le pareció desconcertante despertar dentro de una jaula. Tenía una horrible resaca y su cuerpo le pesaba como si fuese piedra.

-Sigues vivo, brujo. Te lo dije, jajaja. Le dimos bastante veneno y no caía. Chico, eres duro de dormir, jajaja. Gasté mucho dinero y tiempo en ti, espero que lo valgas.

-Es una suerte que la mercancía siga viva.

Eran Cazadores de Brujas, pero eso no perturbo a Birsha.

Lo que le asustaba era no tener los ojos vendados. Eso significaba que su secreto estaba expuesto y que debía matar a estos secuestradores.

Birsha nunca había matado a nadie, pero no tenía miedo de hacerlo.

Después de todo, ante los ojos dorados de Birsha, las ennegrecidas almas corruptas como estas no merecían su lástima.

Aún si era mínimo, la cordura de Birsha nunca fue “normal”.

Él no podía sentir empatía por otro ser humano que no sea su familia. Ni siquiera veía a otros como seres humanos, ya que sus ojos solo veían monstruos herejes y corruptos que no merecen misericordia.

Y muy en el fondo, ni él mismo se sentía un ser humano.

-¡Este tipo es de alta calidad! Tan solo mira esos ojos~. No son normales. Seguro que es un brujo.

-Eso esperemos.

-Yo creo que es un mago sagrado.

Dijo un tercer secuestrador más escuálido y sucio.

-Mi abuelo me contaba que la magia sagrada de los magos era dorada como el oro. Y en las misas del Dios Sigurd, los clérigos dicen que la magia de los magos sagrados es brillante luz dorada.

-Esas son solo leyendas, idiota.

El primer hombre golpeó al tercero con rudeza, era evidente que el tercer hombre era el esclavo de los Cazadores de brujas.

-Quizás no sea tan malo lo que dice. Eso aumentaría el precio~. Vamos, dale más veneno antes de que se recupere.

Le ordenó el segundo hombre al esclavo.

-¿Cuál le doy?

-Dale todo. Por lo visto, nada mata a este tipo, jajaja~.

El adolorido cuerpo de Birsha no pudo resistirse mientras más veneno era vertido dentro de su boca. Con cada botella de veneno su ritmo cardiaco aumentaba y el dolor punzante de sus extremidades le irritaba la piel; pero no perdió la calma. Él sabía que nada de esto lo mataría. La sangre de dragón en su cuerpo nunca caería ante algo tan insignificante como un veneno.

Ahora que estaba consciente, aunque sea adolorido podría escapar si usaba su magia.

Escapar no sería un problema.

Su única preocupación en su mente ahora era Brunhild.

Birsha tenía la total seguridad de que Brunhild vendría por él en cualquier momento. Y que estallará en rabia en cuanto sepa que fue secuestra para ser vendido.

“Va a causar caos en la ciudad… Espero que no deje testigos.”

Eso era lo más importante para la seguridad de su amada Brunhild.

Birsha se sentía un tonto por haber abandonado el hotel por una razón tan estúpida.

-Ya llegamos.

Cuando el carruaje entró dentro de una fortaleza, supo entonces que ya era tarde para escapar. Los enormes portones fueron cerrados por varios soldados armados, así el destino de Birsha se selló.

“Señor… esto es parte de tu plan, ¿no es así?”

Esta noche iniciaría su primera masacre.

En la ciudad pesquera, Brunhild había comenzado la búsqueda de Birsha desde que este no llegó para cenar. Siguiendo su sentido del olfato logró rastrear el aroma de Birsha hasta un bar. Sus años cazando animales habían desarrollado sus sentidos hasta el máximo. El ambiente era pesado por el olor del tabaco, pero eso no la detuvo para encontrar el aroma de Birsha en el hombro de un hombre.

-Preciosa~. Estás linda pero no pienso pagar por tus servicios.

En un instante, el corpulento hombre fue levantado de su silla con un tirón de su camisa.

-¿Dónde está mi Birsha?

Preguntó lo más serena posible, mientras el hombre pataleaba por no poder tocar el suelo. Ni él ni nadie en el bar podía comprender cómo era posible que una mujer tan delgada pudiese cargar a un hombre tan pesado con una sola mano.

-¿Birsha?... No sé de qué me hablas.

-Alto, bronceado, guapo y ciego. Oh~ veo que ya recuerdas. Ahora responde, ¿dónde está mi Birsha?

Aquella noche hubo un gran incendio en la ciudad pesquera y casi no hubo sobrevivientes. Los pocos que lograron escapar dijeron a los soldados que una bruja había iniciado el incendio y que estaba bailando entre las llamas mientras las personas ardían.

El reino de Gudbrand ahora conocía la existencia de una poderosa “bruja”.

En ese mismo momento, Birsha ya estaba frente a su comprador con los ojos cerrados. En su mente, contaba a cuantos debería de matar para poder escapar y que ruta era la más rápida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.