El Último Héroe

Cap. 21: Héroe y Demonio

No hubo entierro.

El cuerpo de Brunhild fue llevado al Templo del Señor, donde levantaron un amplio lecho para recostar su cadáver y fue congelada con magia.

Así lo quiso Birsha.

-Nuestro tiempo se ha detenido… Le prometí que siempre estaríamos juntos. Tendrás que esperarme, lo siento… Brunhild.

Lloraba el Héroe al ver a su amante congelada en su eterno sueño.

-Cuando sea mi hora… Yo me recostaré a tu lado y juntos arderemos hasta ser polvo. Es lo que querías y yo también lo quiero. Espérame.

Besó los labios gélidos de su esposa al despedirse. Verla en ese vestido blanco que usó el día de su segunda boda hizo añicos a su corazón. Sin embargo, el día que usó por primavera vez ese vestido blanco estuvo tan hermosa y llena de dicha, que Birsha deseó congelar ese momento hasta el día que cumpliría sus votos.

Con cada paso que daba, Birsha se contuvo de mirar atrás. Porque sabía que sí lo hacía, quizás ya no podría seguir avanzando.

Y ya estaba listo para acabar con todo esto.

-Maestro, no dejes de caminar, y dime una razón para no morir.

-Tu hija te necesita.

Sin mirar atrás, ambos siguieron avanzando rumbo a la cabaña.

-Puedes criarla tú, confío en ti, maestro.

Esa idea rondaba en su cabeza desde que la mañana.

-La niña está maldita, debes romper la Maldición o tu hija enloquecerá.

-Su alma está limpia. No es una Hereje. Puedes sacarla de aquí.

Y llevarla lejos de este infierno terrenal.

-Podría sacarla de este reino, pero sigue bajo la influencia de la Maldición. Y llegará el día en que inevitablemente perderá toda luz, su alma se contaminará y se volverá un monstruo sin razón. Pero si rompes la Maldición, podrá ser como tú. Aún si llega a convertirse en un dragón, mantendrá su cordura. Nunca podrá ser humana… pero mantendrá su racionalidad.

-¿Con qué sentido? Estará sola… Ella es la última descendiente con sangre de dragón. No es humana y tampoco es un verdadero dragón. No hay lugar para nosotros en este mundo.

Birsha ya no era capaz de anhelar un futuro.

-¡El Señor obra de maneras que no comprendemos y recompensa nuestros esfuerzos! ¡Ten fe! ¡Él no dejará en desamparo a tu hija! ¡Él hizo que tu hija naciera con un alma limpia porque desea que ella salga al mundo! ¡Una vida más allá de estas tierras la está esperando! ¡Vive por el futuro de tu hija! ¡Rompe la Barrera Mágica para que pueda volar libre!

Vivir, solo lo suficiente, para que esa niña tuviera un futuro.

-¡Además! ¡Brunhild se enojaría contigo si dejas en desamparo a tu hija! ¡Y yo también! ¡No he criado a un irresponsable! ¡Odio a los perezosos que dejan a sus hijos al cuidado de otros! ¡Tú eres mejor que eso!

Las quejas de su maestro más parecían ruegos.

El Héroe siguió caminando sin mirar atrás. Sus lentos y pesados pasos se hundían en la nieve, la vida que le esperaba era una así. Un futuro donde cada paso le cuesta esfuerzo y donde respirar provoca ardor en la garganta. Sí, el Héroe estaba atrapado en un eterno invierno que acabaría con su muerte.

Aún no podía morir.

Tras comer, el Héroe miró a su maestro.

-¿Qué hago ahora? ¿Qué desea el Señor? Ya no me resistiré… Quiero acabar pronto con esto.

Porque entre más pronto acabase con su misión de Héroe, más pronto vería a Brunhild.

El Héroe ya no tenía deseos de vivir.

Lo único que lo ataba a esta vida, era su hija y su rol de Héroe.

-Ni yo sé lo que quiere el Señor. Pero, sé a dónde ir. Cuando estés listo, partimos.

-Estoy listo.

-No, no lo estás~.

El demonio le entregó a su ruidosa hija. Y corrió por toda la cocina para tener lista una maleta que entregó con una sonrisa a Birsha.

-Una bebé necesita pañales, ropa, biberones, mantas. Eres papá, ahora tienes que pensar en todo eso. No estás listo, si ella no está lista. ¿Quieres que la amarre en tu espalda? Te enseño, es muy fácil~.

El decaído Birsha asintió en silencio.

-¡Bien~! Tu hijita es una tragona. Ha crecido mucho en una sola noche~. Mírala, ya tiene los huesos fuertes, que la cargues en la espalda no le dolerá. Oh~ Le gustas.

El demonio y la niña trataban de animar al taciturno Birsha.

“Es fuerte.”

Es lo único que Birsha podía pensar de la linda niña que le jalaba el cabello.

-Ahora sí~. ¡Vamos!

Usando su magia, el demonio los llevó de regreso a la capital.

Había pasado solo unas horas, y el lugar ya no parecía el mismo. Todas las calles estaban desiertas y los edificios destruidos; y, en lo alto, el castillo casi había desaparecido.

Toda la capital estaba en ruinas por culpa de la magia del Héroe.

Los recuerdos de esa noche estaban borrosos en la mente de Birsha, lo único que recordaba claramente era la muerte de Brunhild.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.