El Último Héroe

Cap. 22: Nox

¿Dios había encerrado el reino de Gudbrand dentro de una barrera?

-No necesito ser demonio para saber lo que piensas~.

El Héroe era incapaz de dar un paso más porque dudaba de Dios; e incluso dudaba de las palabras del demonio.

-Maestro… Sea serio, por favor. Y responda, ¿el Señor fue quien creó la Barrera Mágica que nos tiene atrapados?

El demonio avanzó un poco para poder ver a Birsha a los ojos.

-Te aseguro, con total certeza, de que el Señor no levantó esa Barrera. Si hubiese sido él, toda maldad dentro de este reino ya hubiese sido eliminada. Yo he visto las Barreras Divinas del Señor en persona, y te juro que están a un nivel absurdamente diferente.

Su maestro parecía decir la verdad, pero el corazón de Birsha dudaba.

-¡¿Entonces?! ¡¿Por qué se parecen tanto?!

-Porque Nox era como tú.

-¿Qué quieres decir? ¿Nox era un Héroe?

El maestro golpeó con su dedo a su discípulo en la frente.

-Idiota. Usa tu cerebro. Tú creaste esta barrera gracias a tu fe. Lo mismo fue con Nox. No es muy común… Pero existen Dragones que adoran a los Dioses, Nox debió ser uno de ellos. Él tenía fe en el Señor.

Un devoto creyente que acabó muerto por la codicia humana.

-Sigurd… mató a un creyente del Señor… El Señor debió odiar a Sigurd y a todos… Es por eso… que estamos locos. El Señor es conocimiento y todo lo que este reino ha perdido.

Las dudas estaban enloqueciendo a Birsha.

-¡No metas al Señor en rencores mortales! ¡Los humanos mataron Dragones, era inevitable que los Dragones acabaran odiándolos! ¡Este mundo cavó su propia tumba! ¡El Señor no tuvo nada que ver! ¡Es todo lo contrario! ¡Él desea salvar este mundo! ¡Si él odiara este mundo, entonces lo abandonaría a su suerte y lo dejaría perecer!

Pero no era así, el Señor mandó un Héroe para acabar con la Maldición del Dragón.

-¡Nox era un Dragón de Oscuridad! ¡Su esencia era consumir la luz! ¡Nox fue lo suficientemente piadoso para levantar esa Barrera Mágica porque deseaba darle más tiempo a este mundo! Birsha… deja de desconfiar en el Señor. Porque te juro que no existe nadie más confiable que él. El Señor nunca defrauda ni traiciona.

Birsha estaba por refutar a su maestro, pero prefirió callarse. Quería quejarse por haber perdido a Brunhild, no obstante, una parte de él aún quería creer que el Señor lo recompensaría si era paciente.

-Está bien, voy a creer. Maestro, háblame más de Nox. Lo que sepas o lo que piensas de él. Quiero saber más de él.

El demonio dudó un momento, había algunos secretos que no podía confesar todavía a Birsha, pero aun así decidió contarle un poco de Nox.

-Para empezar, su verdadero nombre no es Nox~.

-¿No se llama así?

-No~, tiene un nombre ridículamente largo y digno para un Dragón.

-¿Y cómo se llamaba?

-Ni idea. La persona que me lo dijo tampoco lo sabía. ¡Ah! ¡Tienes que saber que los Dragones son unos orgullosos! ¡Y los más grandes perezosos! ¡Realmente son muy flojos!

Entre charlas amenas siguieron avanzando y lograron llegar hasta lo más profundo de los calabozos subterráneos. El aire era realmente denso y el miasma negro cubría todo a la vista, de no ser por la Barrera Sagrada no habrían sido capaces de llegar hasta ahí.

-Es aquí.

Dijo el demonio al pararse en seco.

-No veo nada.

-Está frente a nosotros. Usa Fuego Divino, eso purificará este lugar y la luz contendrá la oscuridad.

Birsha obedeció a su maestro e invocó su Fuego Divino. Protegidos dentro de la Barrera Sagrada soportaron el calor de las llamas. Y en segundos, un enorme cráneo de dragón apareció entre las llamas mirándolos directamente.

-Nox…

Al fin, cara a cara, con el culpable de esta maldición.

-¿Qué te hicieron?...

Birsha no podía creer lo que veía.

Huesos a medio comer, ya no había carne ni cuernos, ni un solo diente o garra; todo lo que quedaba de tan imponente bestia que alguna aterrorizó al mundo entero fueron algunos huesos y un corazón sangrante a medio comer que seguía latiendo. Nutrido con su propio odio y el rencor de todas las brujas que sufrieron cerca de él, aquel putrefacto corazón se negaba a soltar la rabia que sentía.

Ni el propio Birsha sabía si lograría calmar el odio de Nox.

-Malditos Herejes…

Hasta el demonio sintió ira al ver a un orgulloso dragón reducido a tal deplorable estado.

-Birsha, dame a la niña y haz lo que debas de hacer.

El Héroe dejó a su hija con el demonio dentro de la Barrera Sagrada y caminó hacía los restos de Nox. Sacó de su brazalete mágico la bolsa que contenía los corazones que recolectó junto a su esposa y bañó el corazón de Nox con la sangre de los descendientes de su enemigo.

-¡Te hemos vengado, Nox!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.