El Último Héroe

Extra: El último Rey Demonio (Parte 2-Final)

El tiempo pasó, y Bertha murió.

Nunca llegué a conocerla demasiado bien, siempre mantuvo su distancia de mí. Me tenía miedo, eso lo sé, porque yo acabaría con su felicidad. Y, fue para bien, porque así pude comérmela sin dudar.

Y luego la vomité.

Es maravilloso que los Demonios de la Pereza tengamos un sistema digestivo más lentos. Somos capaces de almacenar comida por mucho tiempo~.

El Contrato decía que su Alma me pertenecería y me la comería. Bien, lo hice, me la comí y luego la vomité.

Tenía pensado pedir por ella a los Dioses para que la aceptarán en el Cielo.

-Estás entera, menos mal~. Es la primera vez que vomito mi comida, no sabía que saldría bien~.

Mientras la examinaba pude notar que el Alma de Bertha era más pura de lo que pensaba. Incluso, tenía una fragancia dulce en ella.

¡Infierno, trágame!

-¡Eres una creyente del Señor!

Un Alma creada por su propia mano.

Y con una burlona sonrisa, Bertha desapareció frente a mí, fue invocada al Cielo por los mismos Dioses.

Me comí y vomité una de las creaciones del Señor… ¡No quiero perder mi empleo!

Yo nunca había comido un Alma, y hoy lo hice por primera vez y pequé a lo grande.

-Devuélvanme al Infierno de una vez…

Por desgracia, mi ruego no se cumplió.

Y el tiempo seguía su curso.

Birsha aceptó su rol como Héroe y se propuso a romper con la Maldición de Nox.

Yo no podía quedarme atrás, así que fui más persistente con Bairam para que termináramos de jugar de una vez nuestras 400 partidas de ajedrez pendientes.

-Ya estoy por ganar otra vez~.

Los Dragones son malos jugando este juego porque son demasiado orgullosos a la hora de mover sus piezas. No quieren sacrificar sus “mejores” piezas para ganar.

-Este juego es estúpido.

-Si hasta los Dioses lo juegan, aprende, Dragón perezoso.

-No me llames así… No cuando haya gente. Está bien a solas, pero no quiero que otros lo sepan.

El Dragón frente a mí era uno muy miserable. Lo podía oler a kilómetros.

-Por cierto, ¿a dónde vas tan seguido? Si mal recuerdo, tu Contratista ya murió, ¿no?

-Sí, ya se murió. No me gusta estar encerrado en un solo lugar, tú debes entenderlo, eres un ser Eterno como yo.

El olor de su tristeza se hizo más insoportable. A este paso, Bairam podría acabar lanzando una Maldición sin desearlo. Pero no tenía manera de decirle eso a un Dragón… no somos tan cercanos después de todo.

-Hoy hace calor~, abriré las ventanas.

-Yo también quiero irme de viaje.

Que fuese sincero de repente me sorprendió.

-Pero no puedo… Estoy esperando a unos amigos.

Esto ya era demasiado para mí. La soledad de este niño era asfixiante.

-¡Jaque mate! ¡Gané! Otra victoria aplastante del Rey Demonio~.

-La próxima vez… no perderé tan fácil.

Tengo que reconocerlo, Bairam me daba lástima.

Es un buen niño, no tiene ni 2 mil años, pero es un Dragón. Y hay líneas que no puedo cruzar. Porque los Dragones y los Demonios tenemos una historia muy complicada y humillante.

No puedo ser su amigo.

Ya crucé una línea al encariñarme con Birsha, él es un mortal y sé que sufriré cuando este maldito juego de roles termine.

Lo único que puedo hacer por Bairam, es purificar su palacio para que su soledad no acabe maldiciendo su Imperio.

-¿Qué haces en las paredes? Los sirvientes dicen que estás maldiciendo mi palacio con tu fea escritura demoniaca.

-¡¡No es una Maldición!! ¡Son plegarias a los Dioses! ¡Estoy purificando tu palacio de las malas energías!

-Oh… con razón olían tan bien tus garabatos. Sigue con eso, ya no te molesto.

Odio los prejuicios contra mi raza, uno no puede hacer algo bueno porque de frente nos tildan de malvados. Odio eso. Odio que nos miren con miedo. ¡Nosotros no tenemos la culpa de ser así!

Y otra vez, la depresión me superó.

Soy un Demonio de la Pereza… nosotros somos más susceptibles a sufrir depresión ya que nuestros estados de ánimos son muy bajos. Lo negativo nos afecta muy fuerte y de manera más prolongada… porque somos malos al dejar ir nuestras emociones.

-Estoy bien… voy a estar bien… Puedo superar esto… Está bien no estar bien…

Cuando estaba superando uno de mis recurrentes episodios, Brunhild murió.

Lo admito, ella nunca me agradó, pero ver a Birsha derrumbarse me obligó a mí mismo a mantenerme fuerte.

En realidad, es así como siempre supero mi propia depresión, tengo que ser fuerte por otros para poder salir de ese hoyo. Fue así durante mi niñez… mis hermanos pequeños eran mi razón de seguir en pie.




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