El Equipo se Consolida
El refugio subterráneo de "La Vigilancia" vibraba con actividad. Han pasado solo 48 horas desde el escape del Everest, pero la urgencia era palpable. Kira y Vance, aunque recuperados físicamente, estaban agotados mentalmente.
Nido se acercó a Kira con una tableta
—Logística lista, Capitana Rourke. Mi colectivo tiene recursos, pero la incursión a Arcadia es una misión militar, no de infiltración. Necesitan un equipo especializado en guerra anfibia y tecnología de sigilo.
—Si no confío en nadie más que en nosotros, Nido —dijo Kira, repasando las coordenadas de Arcadia. El lugar era un punto ciego en medio del Atlántico, inalcanzable sin equipamiento de alta tecnología.
Vance interrumpió.
—No necesitamos un ejército, Kira. Necesitamos dos cosas: la capacidad de llegar sin ser detectados y a alguien que sepa navegar las defensas atlantes bajo el agua. Victoria tiene control sobre el tráfico marítimo global; cualquier buque de superficie será interceptado.
La Solución Silenciosa
Nido sonrió con astucia.
—Mi red puede proporcionarles el medio de transporte perfecto: un submarino clase Akula modificado por la URSS en la Guerra Fría. Lo apodamos El Fantasma. Está equipado con un revestimiento anecoico que lo hace prácticamente invisible al sonar y cuenta con tecnología de propulsión magnética que elimina el ruido de las hélices. Lo tienen esperando en un puerto clandestino en el Mar de Japón.
—El Mar de Japón... Necesitamos cruzar medio mundo antes de llegar al Atlántico —calculó Kira.
—Será una carrera contra el tiempo —dijo Nido—. Mientras ustedes viajan, "La Vigilancia" rastreará los movimientos de Victoria y el Consejo de Ancianos. Usaremos el viaje como preparación.
Reclutamiento a Distancia
La conversación se centró en la tripulación. Nadie conocía los sistemas de El Fantasma mejor que su capitán, un hombre con un historial tan misterioso como el submarino mism
—El capitán se llama Sergei. Es un exmilitar de élite, experto en infiltración marina. Es pragmático, apolítico, y solo trabaja por el dinero —explicó Nido, mostrando una foto de un hombre de rostro duro y barba gris.
Kira no dudó. Si iban a enfrentarse a la tecnología atlante en su propia fortaleza oceánica, necesitaban al mejor experto en guerra submarina.
—Consíguenos un encuentro. Ahora —ordenó Kira.
Nido conectó una videollamada cifrada. En la pantalla, apareció el rostro serio de Sergei, iluminado por la débil luz de un hangar
Kira fue directa: —Soy la Capitana Rourke. Necesito que nos lleves a un punto ciego en el Atlántico. Es una misión de vida o muerte para detener una organización global.
Sergei solo sonrió ligeramente, sus ojos duros escudriñando a Kira.
—Mi submarino no es para turistas, Capitana. ¿Y cuál es la paga por el riesgo de ser cazados por la organización más poderñosa del mundo
—La paz mundial —respondió Kira, con la mirada de acero—. Y los suficientes diamantes para que tú y tu familia vivan diez vidas.
Sergei dudó por un momento, luego asintió lentamente. —Las coordenadas, Rourke. Los espero en el punto de encuentro en 36 horas.
El Nuevo Enigma
Con la logística resuelta, el equipo se preparó para la larga travesía. Vance estaba empacando el pergamino de metal, ahora su posesión más valiosa.
—Elías, ¿qué es exactamente lo que vamos a encontrar en Arcadia? —preguntó Kira.
Vance miró la pantalla que mostraba el mapa de las islas brumosas.
—Arcadia no es solo su base, Kira. Es el centro del poder. Ahí es donde se almacena el Legado Aelarion... toda la ciencia y la tecnología atlante que sobrevivió. Incluyendo un arma de origen desconocida, de la que mi abuelo siempre temió.
Vance señaló un detalle en el mapa de las islas que nunca antes habían notado: un símbolo rúnico repetitivo.
—El Cónclave tiene otros Núcleos. Pero si queremos detenerlos, no podemos desactivarlos uno por uno. Tenemos que destruir el Generador de Implso.