El Despliegue Silencioso
El submarino El Fantasma se acercaba a la Fosa de las Sombras a una profundidad extrema, moviéndose solo con la propulsión magnética para evitar cualquier ruido. En la esclusa de buceo, la presión era palpable.
Kira, Vance y Nido se ajustaban los trajes de buceo de alta presión, diseñados para resistir las profundidades abisales. A ellos se unió el Capitán Sergei.
—El submarino se quedará estático a 200 metros de la fosa. Los vientos sísmicos son nuestra única cobertura de sonar. Pero la visibilidad será nula —explicó Sergei, ajustándose el casco.
—Vance y yo iremos delante —dijo Kira, cargando una pistola de dardos sónicos—. Necesitamos la intuición de Vance para reconocer la tecnología atlante en la oscuridad.
—Mi traje tiene un pulso de escaneo de baja frecuencia. Manténganse cerca de mí. Yo desactivo la presión de la Matriz del Engranaje Dormido; ustedes ponen la bomba —dijo Nido, con la voz distorsionada por el comunicador.
Vance asintió, su rostro serio. —Si me separo, usen el mapa de mi pergamino. Es el único faro en esta oscuridad.
Inmersión Ciega
La compuerta se abrió con un whoosh de agua helada que inundó la esclusa. Los cuatro salieron a la inmensidad negra. La única luz venía de sus focos montados en el casco, que apenas penetraban la oscuridad abisal.
El silencio era casi total, roto solo por el burbujeo de sus respiradores.
Sergei lideraba la formación. Su conocimiento del océano profundo era instintivo. Se movían a lo largo de un precipicio submarino, la Fosa de las Sombras.
De repente, una figura gigantesca y oscura se deslizó por encima de sus cabezas. Una mantarraya abisal del tamaño de un coche, ciega y prehistórica. Sergei hizo una señal de alto, esperando a que el depredador se alejara.
Al pasar, la mantarraya removió la arena del fondo, exponiendo una valla de coral y roca. Vance la reconoció.
—La entrada... es por ahí —dijo Vance, señalando un hueco en la valla de roca que parecía demasiado pequeño.
Sergei y Kira se abrieron paso a través del hueco, llegando a una caverna submarina que temblaba por las corrientes geotérmicas.
El Guardián Olvidado
En el centro de la caverna estaba la Matriz de Engranaje Dormido. Era un disco de Oricalco incrustado en la pared de roca, girando lentamente, y emitiendo un pulso de baja frecuencia. El pulso era lo que generaba el campo de fuerza que protegía al Generador de Impulso.
Mientras Nido preparaba su equipo para manipular la Matriz, Kira y Sergei escaneaban el entorno. La caverna estaba extrañamente limpia.
—Demasiado fácil. Victoria sabría que este es el punto débil —murmuró Kira.
En ese momento, Vance gritó en el comunicador. —¡Cuidado! ¡Las defensas no son electrónicas!
De una grieta en la pared, emergió un Guardián Atlante. No era un robot, sino una criatura biológica modificada, con una coraza de bio-armadura gris y extremidades largas y afiladas que se movían con la velocidad del rayo en el agua.
El Guardián se lanzó sobre Nido. Sergei reaccionó con la calma de un cazador. Sacó un arpón modificado del traje y lo disparó. El arpón impactó en el hombro del Guardián, pero solo lo hizo enfurecer.
La criatura giró, sus ojos bioluminiscentes fijos en Sergei.
La Batalla de las Profundidades
Kira y Vance se unieron a la refriega. El combate era caótico y desesperado.
El Guardián era rápido y se movía en tres dimensiones. Kira usó su pistola de dardos sónicos, golpeando la bio-armadura, pero las explosiones solo rebotaban, enviando ondas de choque que amenazaban con dañar sus trajes.
Vance se dio cuenta de la debilidad del Guardián. —¡No es un soldado, es una alarma viva! ¡El sonido la activa!
Nido, luchando contra el tiempo y el Guardián, gritó: —¡Estoy conectado a la Matriz! ¡Necesito segundos!
Kira tuvo una idea. Con una patada de sus aletas, se impulsó hacia un geiser submarino que liberaba vapor caliente. Atrajo al Guardián hacia el chorro.
El Guardián, al chocar con el vapor sobrecalentado, emitió un chillido sordo. La criatura retrocedió, su bio-armadura humeando.
—¡Ahora, Nido! —gritó Kira.
Nido, aprovechando la distracción, completó la secuencia en la Matriz del Engranaje Dormido. Un pulso de energía de color verde brillante emanó del disco.
El pulso verde no deshabilitó el campo de fuerza... ¡lo activó más fuerte!
—¡No! —gritó Nido—. ¡Victoria cambió la secuencia! ¡Ahora el campo de fuerza del Generador es más fuerte que nunca!
La Matriz del Engranaje Dormido se detuvo. El Guardián, recuperado, se lanzó en un ataque final.
Sergei lo interceptó, sacrificándose para darles tiempo. Se interpuso entre el Guardián y Kira. La criatura se abalanzó sobre Sergei, sus garras destrozando la coraza del traje del capitán.
—¡Vayan! ¡Yo los cubro! ¡Vance, el Generador de Impulso está indefenso por unos segundos al impacto de este pulso! —gritó Sergei, señalando el pulso verde ahora desactivado en la Matriz.
Kira no dudó. Agarró a Vance y lo arrastró hacia el túnel de salida, mientras el Guardián Atlante atacaba a Sergei en la oscuridad.
—¡Nido, a mí! ¡Vamos! —ordenó Kira, sintiendo el peso de dejar atrás al capitán valiente.
Salieron del túnel, dejando atrás la luz del pulso verde y la batalla. Tenían que llegar al Generador y usar la clave que Sergei les había dado. El tiempo se había acabado.