El Último Mapa Atlante. (parte 1)

Capítulo 33: El Colapso de Arcadia.

​La Bóveda del Poder
​Kira, Vance y Nido salieron del conducto de ventilación con un estruendo, cayendo a la Bóveda del Generador de Impulso. El espectáculo era abrumador: la sala era inmensa, iluminada por la luz hirviente del Generador mismo. En su centro, un pilar masivo de Oricalco puro pulsaba, la fuente de energía de toda la red global de El Cónclave.
​Y lo peor: el Consejo de Ancianos estaba allí. Cinco figuras seniles, vestidas con túnicas de un blanco inmaculado, estaban reunidas alrededor de un panel de control ritualista, sus rostros impasibles.
​—¡Intrusos! ¡Victoria te lo advertimos! —gritó uno de los Ancianos, con una voz profunda que resonó en la Bóveda.
​Victoria Aelarion emergió del túnel, su rostro cubierto de sangre y furia.
​—¡Elías! ¡Capitana Rourke! ¡Terminaré esto yo misma! —rugió Victoria.
​El Enfrentamiento Final
​Kira y Nido se lanzaron a la acción. Kira se dirigió directamente al panel de control de los Ancianos, sabiendo que el Generador tenía que ser desactivado antes de la explosión.
​—¡Vance, pon los explosivos en la base del Generador! ¡Nido, cobertura!
​Mientras Kira y Nido enfrentaban un rápido intercambio de fuego con los Guardias personales de los Ancianos, Vance corrió hacia la base del pilar de Oricalco. Sacó las cargas explosivas de alta energía que Nido había preparado.
​Victoria se interpuso en el camino de Vance. Sus cuchillos de plasma crepitaron.
​—¡No, Elias! ¡Este es el legado! —gritó Victoria.
​—¡Este es el fin del legado, Victoria! —respondió Vance.
​Vance no tenía un arma de fuego, pero sí tenía el Núcleo de Oricalco sellado que había tomado del Everest. Con una estrategia desesperada, lo arrojó como distracción. El Núcleo, al rebotar, emitió un pulso de energía, interrumpiendo las armas de plasma de Victoria por un segundo.
​Vance usó ese instante para plantar las cargas en las fisuras de la base del Generador.
​Cuenta Regresiva al Colapso
​Kira alcanzó el panel de control de los Ancianos, derribando a dos guardias con movimientos precisos. Los Ancianos, en pánico, intentaron activar las defensas de la bóveda.
​—¡Nido! ¡La secuencia de sobrecarga!
​Nido se conectó a la consola central y tecleó. Una voz automatizada, fría y femenina, inundó la sala:
​—ADVERTENCIA: SOBRECARGA DEL NÚCLEO INICIADA. TIEMPO PARA DETONACIÓN Y COLAPSO TOTAL DE ARCADIA: 90 SEGUNDOS.
​Los Ancianos gritaron de terror, dándose cuenta de que Victoria había activado un protocolo de contingencia que aseguraba que, si no podían ganar, nadie lo haría.
​Victoria, furiosa, se lanzó sobre Vance, dispuesta a matarlo a puñetazos. El combate fue brutal: sangre contra sangre, linaje contra linaje.
​—¡MORIRÁS AQUÍ, HERMANO! —gritó Victoria.
​Vance esquivó un golpe y, con la adrenalina disparada, lanzó un golpe inesperado. Victoria cayó. Vance se giró hacia Kira.
​—¡Cargas activadas! ¡Vámonos!
​El Escape y la Explosión
​60 segundos.
​Kira y Vance corrieron hacia el túnel de acceso mientras Nido, con el rostro pálido, cubría su retirada
​Los Ancianos, dándose cuenta de la traición de Victoria y la inminente destrucción, se abalanzaron sobre ella. Victoria, enloquecida, luchó por su vida contra sus propios líderes.
​30 segundos.
​Nido activó un detonador remoto. La Bóveda del Generador tembló con una violencia catastrófica. Las cargas de Oricalco se activaron.
​10 segundos.
​Kira y Vance se lanzaron de cabeza al túnel de ventilación que los había traído. Nido los siguió, cerrando la compuerta justo cuando el Generador alcanzó la masa crítica.
​CERO.
​Una luz blanca, más brillante que el sol, brotó del corazón de Arcadia. Una explosión sónica subterránea rompió las estructuras de la fortaleza. El túnel de ventilación colapsó a sus espaldas, pero el pulso de energía empujó a Kira, Vance y Nido a través de la caverna de coral.
​Al salir, el suelo marino se estaba desgarrando. La totalidad de Arcadia estaba implosionando. El pilar de Oricalco se desintegró, cortando toda la energía y el control de El Cónclave.
​Kira, Vance y Nido, exhaustos, fueron rescatados en la superficie por un equipo de "La Vigilancia" que había estado esperando.
​Mientras ascendían, Vance miró hacia el Océano turbulento. La bruma sobre la superficie de Arcadia se disipaba. El Cónclave había sido destruido.
​Kira tomó la mano de Vance. —Se acabó, Elias.
​—No —dijo Vance, mirando a Kira con una intensidad profunda—. Victoria está viva. Y ahora solo estamos tú y yo contra el mundo.




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